En pleno siglo XXI millones de personas son explotadas en todo el mundo. Ningún país –bien como origen, tránsito o destino– escapa a un crimen que mueve cada año más de 30.000 millones de euros y que comercia con la vida de más de 45 millones de personas, según el último Índice de Esclavitud Global, elaborado por la ONG Walk Free Foundation. Hablamos de la compraventa de personas que, contra su voluntad, han sido captadas y trasladadas para fines como la esclavitud laboral, la explotación sexual, los trabajos forzados, la servidumbre doméstica o la extracción de órganos.