Bruselas y Astana no siempre hablan el mismo idioma respecto a la idea de estabilidad.

 










El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy (Derecha), y el presidente kazajo, Nursultán Nazarbayev.



 

Tras una pausa de más de un año, la Unión Europea y Kazajistán han celebrado el 9 y 10 de octubre en Astana una nueva ronda de negociaciones para lograr un mejorado Acuerdo de Asociación y Cooperación. El delegado de la UE en el país centroasiático citó al jefe negociador europeo, Gunnar Wiegand, diciendo: "Hemos tratado la mayoría de los aspectos del nuevo acuerdo, incluyendo el diálogo político, la cooperación en política exterior y de seguridad, cooperación económica, justicia y política nacional, así como fomentar las relaciones entre ciudadanos de la UE y kazajos”. En la siguiente ronda deberían negociarse las clausulas relacionadas con el comercio e inversión. Aunque ambas partes están dialogando otra vez, las negociaciones parecen estancadas debido a los cada vez mayores desacuerdos en lo que respecta a la reforma política, lo que incluye la muy necesaria atención a la actuación de Kazajistán como Estado de Derecho y a su respeto a los derechos humanos, así como la ralentizada adhesión del país a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Los observadores de Asia Central han escuchado hablar muchas veces sobre la importancia que Kazajistán y la UE tienen el uno para el otro. Pero las declaraciones públicas suelen pasar por alto el equilibrio adecuado de esta importancia mutua. La UE ha sido el principal socio comercial y de inversión de Kazajistán desde 2007. Más del 40%  de las exportaciones de Kazajistán van al mercado de la Unión. Se trata sobre todo de petróleo, que es una materia prima global fácilmente intercambiable, y de uranio. Aunque también se menciona a menudo el gas, en realidad este no es uno de los principales producto de exportación de Kazajistán -si bien aquí la dependencia europea es mayor- y debido a las obsoletas infraestructuras de Kazajistán la exportación de gas al mercado de la UE no ha comenzado todavía. Mientras tanto, las exportaciones de la Unión a Kazajistán no representan más de un 0,4%, lo que no lo convierte en un mercado significativo para la UE. Los países europeos sí se han interesado por la creciente economía y las mayores oportunidades que ofrece Kazajistán, pero no es un país en absoluto esencial para Europa en su conjunto, mientras que para Kazajistán existe una clara necesidad de contar con salidas comerciales de importancia para sus productos al margen de sus grandes vecinos China y Rusia.

Mientras tanto, aumenta la preocupación internacional por la falta de desarrollo democrático de Kazajistán, y por sus graves deficiencias en la defensa del Estado de derecho y la protección de los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Estas tendencias se han hecho especialmente evidentes después de que el país concluyera la presidencia de la OSCE en 2010. ...