Los trabajadores producen grandes materiales y equipos de construcción para exportarlos a los países de la Franja y la Ruta. Ciudad de Hai 'an, provincia de Jiangsu, China, 15 de junio de 2020. - (El crédito de la foto debe ser Costfoto/Future Publishing vía Getty Images)

La Iniciativa de la Franja y la Ruta tiene importantes problemas de endeudamiento e inversiones inacabadas, fruto de una acción exterior que no tuvo en cuenta el riesgo al invertir en países en desarrollo. El cambio a una globalización con características chinas tendrá que esperar

En el discurso de apertura del XX Congreso del Partido Comunista de China, Xi Jinping mencionó la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative, en inglés) dos veces. Hace cinco años, en el anterior XIX Congreso, el líder chino la nombró en cinco ocasiones. En la política del país estos detalles cuentan. La también llamada "nueva Ruta de la Seda" sigue presente en el discurso político de China, pero a un nivel menor.

Esto es representativo de la situación de la Franja y la Ruta a escala internacional. Atrás quedan esos años en los que se decía, para bien o para mal, que esta iniciativa iba a cambiar el mundo. China aseguraba que este proyecto crearía una nueva era de prosperidad global. Estados Unidos o la Unión Europea lo miraban con mucho recelo y lanzaron iniciativas para contrarrestarlo, como la Global Gateway de la UE o la B3W del G7 (renombrada como Partnership for Global Infrastructure). Los medios de comunicación occidentales han oscilado entre decir que la nueva Ruta de la Seda es la manera con la que China conquistará el mundo, a asegurar que es insostenible y está en bancarrota.

Esta ambivalencia entre sobreestimar el poder de este proyecto y a la vez pensar que está en peligro de muerte suele aplicarse a China en general: se magnifica de manera irreal tanto el poder de Pekín como los peligros a los que se enfrenta. Hay varios hechos básicos sobre la naturaleza de la Iniciativa de la Franja y la Ruta que no se han tenido en cuenta, lo que ha llevado a exageraciones.

Cuando se habla del enorme impacto y alcance que ha tenido el proyecto, no se tiene en cuenta el bajo nivel de implicación internacional que China tenía antes. Es imposible que Estados Unidos, la Unión Europea o Japón lancen una iniciativa equivalente en impacto a la Franja y la Ruta, porque ya parten de un nivel de inversiones, proyectos o ayudas internacionales elevado. En comparación, China partía de muy poco y su margen de crecimiento era muy alto. Muchas de las iniciativas incluidas en la nueva Ruta de la Seda son parte de la política exterior “normal” de los gobiernos de EE UU o la UE, o de los proyectos internacionales de sus empresas privadas. El gigante asiático ha sido habilidoso al crear un lema común y atractivo para agrupar esta serie de políticas y proyectos dispersos que Occidente ...