Las ideas cuentan y, a veces, pueden ser
peligrosas. Con este sencillo convencimiento,
FP ha pedido a nueve pensadores
importantes que nos prevengan sobre las ideas más destructivas de
los próximos años. Algunas de ellas tienen una larga, y en ocasiones sanguinaria,
tradición. Otras están  en embrión, alimentadas por
los avances
científicos y tecnológicos. Algunas son la base de políticas
cuyas
reverberaciones ya pueden sentirse; otras son más abstractas, pero
igualmente perniciosas . Ahora bien, todas estas ideas peligrosas son
vulnerables a la crítica inteligente y el debate
abierto.

 

 

 


¿Algo más?
Entre las obras recientes más importantes
sobre el poder de las ideas están Ideas
That Changed the World
, de Felipe Fernández-Armesto (DK Publishing, Nueva
York, 2003), y The Reckless Mind: Intellectuals
in Politics
(New
York Review Books, Nueva York, 2001), de Mark Lilla. Encontrará más
reflexiones de Francis Fukuyama sobre tecnología y humanidad
en El fin del hombre: consecuencias de
la revolución biotecnológica
(Suma de Letras, Madrid, 2003). Para entender mejor a los pensadores
que ponen en tela de juicio el libre albedrío, ver The
Illusion of Conscious Will
(MIT Press, Cambridge, Massachussets, 2002),
de Daniel M. Wegner, o The Meme Machine (Oxford University Press,
Nueva York, 1999), de Susan Blackmore. Para informarse sobre los
esfuerzos más recientes de Naciones Unidas, ver Shake
Hands with the Devil: The Failure of Humanity in Rwanda
(Random House,
Toronto, Canadá, 2003), de Roméo Dallaire, con Brent
Beardsleyo; De brazos cruzados, de Linda Polman (Debate, Barcelona,
2004), y Silencio, se mata, de André Glucksmann (Alianza,
Madrid, 1987).Un análisis de las fuerzas que configuraron los sistemas
políticos modernos es el de Eric J. Hobsbawm, La
era de la revoluci
ón:
1789-1848
(Crítica, Barcelona, 1997).
La democracia: una guía para
los ciudadanos
(Taurus, Madrid,
1999) y La democracia y sus críticos (Paidós, Barcelona,
2002), de Robert A. Dahl, son buenas introducciones sobre el
sistema, su atractivo y sus detractores. Para profundizar en
los sistemas políticos que ha apoyado y combatido EE UU,
consulte El miedo a la democracia, de Noam Chomsky (Crítica,
Barcelona, 1992).La ciudad de Dios, de san Agustín (Biblioteca de Autores
Cristianos, Madrid, 2001), es una fuente importante para entender
las cambiantes visiones teológicas del mal. La
senda del mal: política y razón de estado
, de Rafael del Águila
(Taurus, Madrid, 2000), es una reflexión sobre los resortes
del poder político y los mecanismos de los grupos de presión.
Peter Singer sitúa al presidente estadounidense actual
en el contexto de pensadores históricos en The
President of Good & Evil: The Ethics of George W. Bush
(Dutton, N.
York, 2004). Jean François Revel explora las críticas
europeas a Washington en La obsesión antiamericana: dinámica,
causas e incongruencias
(Urano, Barcelona, 2003).

 

 

Las ideas cuentan y, a veces, pueden ser peligrosas.

Con este sencillo convencimiento, FP ha pedido a nueve pensadores
importantes que nos prevengan sobre las ideas más destructivas de
los próximos años. Algunas de ellas tienen una larga, y en ocasiones sanguinaria,
tradición. Otras están  en embrión, alimentadas por
los avances
científicos y tecnológicos. Algunas son la base de políticas
cuyas
reverberaciones ya pueden sentirse; otras son más abstractas, pero
igualmente perniciosas . Ahora bien, todas estas ideas peligrosas son
vulnerables a la crítica inteligente y el debate
abierto.

 

 


¿Algo más?
Entre las obras recientes más importantes
sobre el poder de las ideas están Ideas
That Changed the World
, de Felipe Fernández-Armesto (DK Publishing, Nueva
York, 2003), y The Reckless Mind: Intellectuals
in Politics
(New
York Review Books, Nueva York, 2001), de Mark Lilla. Encontrará más
reflexiones de Francis Fukuyama sobre tecnología y humanidad
en El fin del hombre: consecuencias de
la revolución biotecnológica
(Suma de Letras, Madrid, 2003). Para entender mejor a los pensadores
que ponen en tela de juicio el libre albedrío, ver The
Illusion of Conscious Will
(MIT Press, Cambridge, Massachussets, 2002),
de Daniel M. Wegner, o The Meme Machine (Oxford University Press,
Nueva York, 1999), de Susan Blackmore. Para informarse sobre los
esfuerzos más recientes de Naciones Unidas, ver Shake
Hands with the Devil: The Failure of Humanity in Rwanda
(Random House,
Toronto, Canadá, 2003), de Roméo Dallaire, con Brent
Beardsleyo; De brazos cruzados, de Linda Polman (Debate, Barcelona,
2004), y Silencio, se mata, de André Glucksmann (Alianza,
Madrid, 1987).Un análisis de las fuerzas que configuraron los sistemas
políticos modernos es el de Eric J. Hobsbawm, La
era de la revoluci
ón:
1789-1848
(Crítica, Barcelona, 1997).
La democracia: una guía para
los ciudadanos
(Taurus, Madrid,
1999) y La democracia y sus críticos (Paidós, Barcelona,
2002), de Robert A. Dahl, son buenas introducciones sobre el
sistema, su atractivo y sus detractores. Para profundizar en
los sistemas políticos que ha apoyado y combatido EE UU,
consulte El miedo a la democracia, de Noam Chomsky (Crítica,
Barcelona, 1992).La ciudad de Dios, de san Agustín (Biblioteca de Autores
Cristianos, Madrid, 2001), es una fuente importante para entender
las cambiantes visiones teológicas del mal. La
senda del mal: política y razón de estado
, de Rafael del Águila
(Taurus, Madrid, 2000), es una reflexión sobre los resortes
del poder político y los mecanismos de los grupos de presión.
Peter Singer sitúa al presidente estadounidense actual
en el contexto de pensadores históricos en The
President of Good & Evil: The Ethics of George W. Bush
(Dutton, N.
York, 2004). Jean François Revel explora las críticas
europeas a Washington en La obsesión antiamericana: dinámica,
causas e incongruencias
(Urano, Barcelona, 2003).