Puede que Moscú nunca recupere el estatus que tuvo una vez la Unión Soviética, pero puede reforzar significativamente su posición en el ámbito internacional.

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La diplomacia rusa trabaja en dos dimensiones: en primer lugar, a escala global, en las regiones que son importantes para Moscú y donde Rusia tiene instrumentos que puede utilizar; en segundo lugar, en su propia región, en el espacio postsoviético, que es importante por razones estratégicas. Las dos esferas están relacionadas, ya que el fortalecimiento de la influencia rusa en las antiguas repúblicas soviéticas significa un aumento de su capacidad para operar a una escala mayor.

Moscú heredó los contactos de la Unión Soviética con varios países amigos por todo el mundo, a menudo presentados como aliados de la izquierda de la URSS. Entre ellos se encuentra Siria. Rusia vende armas a los sirios (incluyendo cazas MiG-29SMT, sistemas de defensa aérea Pantsir S1E y sistemas de misiles tácticos Iskander) y en general tiene relaciones comerciales importantes con el país. Las empresas rusas tienen una presencia sustancial en las industrias de infraestructura, energía y turismo de Siria. La históricamente importante instalación naval rusa de Tartus ha sido relegada a una relevancia estratégica menor, aunque algunos expertos sostienen que todavía es significativa para la inteligencia rusa.

Cuando comenzó la guerra civil en Siria, Rusia se posicionó del lado del presidente Bachar al Assad y su gobierno. Como resultado, los intentos para adoptar cualquier resolución crítica con el régimen en el Consejo de Seguridad de la ONU han fracasado.

Las acciones diplomáticas de Moscú han sido muy efectivas, dando lugar a un acuerdo sobre el futuro de las armas químicas localizadas en Siria. En septiembre, Estados Unidos y Rusia alcanzaron un acuerdo para un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exigía que Siria renunciara a sus armas químicas, pero que no amenaza con la fuerza militar si no cumple. Se sabe ahora que los contingentes de mantenimiento de la paz rusos no van a participar en la eliminación de las armas químicas de Siria, aunque Moscú proporcionará vehículos y otro tipo de equipaciones para el transporte del arsenal hasta el puerto de Latakia.

Aunque los intentos de los estadounidenses de intervenir en Siria planteaban el riesgo de actividades militares largas y extremadamente peligrosas, la diplomacia rusa fue capaz de resolver el problema sin necesidad de recurrir a ninguna acción militar. Y ya se han producido los primeros resultados económicos positivos concretos para los rusos: en diciembre de 2013 Siria ha firmado un importante acuerdo sobre petróleo y gas con la empresa rusa Soyuzneftegaz, que permite actividades de perforación, desarrollo y producción en aguas sirias.

 

Construcción de la Nueva Unión

El presidente ruso, Vladímir Putin, promueve el concepto de la integración de casi todo el territorio de la antigua Unión Soviética, a excepción de Lituania, Letonia y Estonia. Hoy es encarnada por la Unión Aduanera, pero en el largo plazo por la Unión Euroasiática.

Moscú ha sido incapaz de desarrollar este proyecto debido a las acciones de la UE, especialmente al proyecto de Asociación Oriental (AO). El objetivo final de este proyecto es la firma de acuerdos de asociación con los países de la AO. Al margen de los elementos políticos de estos acuerdos, una parte importante es la creación de una zona de libre comercio, a través de un Proyecto de Acuerdo de Libre Comercio Integral. No hay ninguna posibilidad de que los países que firmen un Acuerdo de Asociación con la UE también se adhierano participen en la Unión Aduanera o la Unión Euroasiática auspiciadas por Rusia.

Como tal, Rusia decidió oponerse a los planes por parte de Ucrania para firmar un Acuerdo de Asociación recientemente en Vilnius, así como a las acciones emprendidas por Armenia, Georgia y Moldavia para dar una aprobación provisional con la inicialización de los acuerdos.

Todos los países de la AO mantienen una asociación significativa con Rusia, en parte porque durante muchos años todos formaron parte de un mismo país, la URSS. Grandes grupos de etnia rusa viven todavía en muchos de estos Estados y existen vínculos económicos muy importantes entre ellos. Esto significa que la influencia rusa en estos países es bastante grande. Moscú tiene varias herramientas disponibles tanto para amenazarlos, por un lado, como para ofrecerles beneficios concretos por el otro.

Las amenazas están relacionadas principalmente con cuestiones económicas. Por ejemplo, si Ucrania hubiera firmado el Acuerdo de Asociación no habría tenido ninguna posibilidad de conseguir gas más barato de Rusia. No sólo eso, sino que Moscú probablemente habría elevado los derechos de aduana de modo que las empresas ucranianas hubieran tenido un enorme problema para vender sus productos en el mercado ruso.

Las ofertas positivas de Rusia son también principalmente económicas, fundamentalmente reducciones en el precio de los suministros de energía. El apoyo financiero a los proyectos comunes está presente pero no es significativo. Sin embargo, estos dos elementos juntos, representan la zanahoria para compensar el palo de las amenazas.

Las acciones de Rusia han demostrado ser muy eficaces en dos casos. En primer lugar, Armenia, que dijo a Moscú que quería unirse a la Unión Aduanera. Aquí, las ofertas de Rusia, más que las amenazas, son las responsables, pero fueron promesas de una naturaleza única. A diferencia de la Unión Europea, Rusia fue capaz de garantizar la seguridad de Armenia. La disputada región de Nagorno-Karabaj, poblada en su mayoría por armenios, es formalmente parte de Azerbaiyán, pero actualmente está en realidad controlada por Armenia. Al amparo de Rusia, no hay ninguna posibilidad de cambiar el estatus de Nagorno-Karabaj, calmando así las preocupaciones de Armenia.

Sorprendentemente, Rusia también ha logrado persuadir a las autoridades de Ucrania de que renuncien a la firma del Acuerdo de Asociación con la UE, al menos por ahora. Está claro que esta decisión se produjo a raíz de una reunión entre el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, y Putin, ya que poco después el Gobierno de Ucrania anunció que el trabajo en los preparativos para la firma del acuerdo había sido suspendido. En Vilnius, el documento no se firmó.

Aunque las amenazas rusas probablemente funcionaron (y más tarde hubo también incentivos: un préstamo de 15.000 millones de dólares y una reducción del precio del gas), Yanukovich no prometió unirse a la Unión Aduanera, y hasta ahora sólo quiere desarrollar lazos más estrechos con el bloque comercial. Tal vez prefiera permanecer entre la UE y Rusia y cosechar los beneficios que pueda lograr en esa posición. El futuro de Ucrania es difícil de predecir, ya que decenas de miles de personas han protestado por la decisión de Yanukovich y están manifestándose contra el Gobierno (las protestas antigubernamentales y pro europeas en la principal plaza de Kiev continúan y es improbable que desaparezcan). Pero una cosa es cierta, esta vez Rusia ha demostrado ser muy eficaz a la hora de conseguir lo que quiere.

Un resultado peligroso

Estos acontecimientos deberían fortalecer la posición de Rusia en el ámbito internacional. Pero no es exactamente el resultado que Moscú esperaba.

Es cierto que el éxito de Rusia en Siria restableció una posición importante para Moscú en Oriente Medio, una posición perdida hace tiempo. Demuestra que los rusos pueden tener un impacto en sus aliados y que pueden ofrecer soluciones a los problemas que sean a la vez convenientes para la comunidad internacional y aceptadas por las autoridades del país.

Y los acontecimientos en torno a los acuerdos de asociación, en particular las protestas originadas en Kiev, han aportado a Rusia un éxito táctico pero no estratégico. El comportamiento de Moscú no fue conciliador en esta materia, sino más bien de confrontación, y de nuevo representa un enfrentamiento entre Rusia y Occidente. También es difícil esperar que las amenazas rusas hayan contribuido a un aumento en el número de partidarios de Rusia en países como Ucrania y Moldavia. Esto a su vez, y en el largo plazo, puede ser peligroso para Moscú.

En general, la política exterior rusa conduce a tensiones. He aquí algunas claves sobre cómo predecir las relaciones de Rusia con los principales actores globales:

Rusia-Unión Europea: Se observa un fuerte deterioro en estas relaciones, en parte como resultado de las acciones autoritarias del Gobierno de Vladímir Putin en el interior del país. No parece que el Kremlin esté dispuesto a renunciar a sus esfuerzos de integración en el espacio postsoviético y, por lo tanto, podemos esperar nuevos y espectaculares enfrentamientos entre Rusia y la UE, por ejemplo, en relación al futuro de Moldavia y Georgia.

Rusia-EE UU: El "reinicio" de las relaciones entre ambos países resultó ser infructuoso y actualmente no son las mejores (como con la UE, es una consecuencia de los problemas de derechos humanos en Rusia, duramente criticados por Washington). De todos modos, es poco probable que los intentos de Moscú para fortalecer su posición en el ámbito internacional sean una amenaza para Estados Unidos.

Rusia-China: En Asia Central podemos prever la creciente rivalidad ruso-china. La razón es la misma que en Europa: el intento de Moscú de incluir en la Unión Eurasiática a las antiguas repúblicas soviéticas de Asia. Pero aquí China tiene una mejor situación: Pekín es por lo general más fuerte en Asia.

Rusia tiene grandes ambiciones en política exterior. La pregunta es si Moscú será lo suficientemente fuerte desde el punto de vista económico como para hacer lograr sus objetivos. Esto depende en gran medida de su capacidad de modernizarse. Hoy en día parece que no existe tal posibilidad, pero realmente no podemos prever lo que sucederá mañana. El problema para la imagen internacional de Rusia es también la situación interna. En este aspecto las autoridades están haciendo mucho para mejorarla, como las recientes excarcelaciones de Mijaíl Jodorkovsky, las activistas de Pussy Riot y los miembros de Greenpeace. Los Juegos Olímpicos de Sochi podrían también contribuir, pero aquí tenemos que indicar un aspecto negativo: la amenaza de atentados terroristas, las recientes explosiones en Volgogrado. Después de estos ataques existe la preocupación de que los derechos humanos en Rusia queden limitados bajo la bandera de la lucha contra el terrorismo, y esto no ayudaría a la imagen del país.

 

 

 

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