
¿Hasta qué punto la diplomacia pública de Estados Unidos influyó en la transformación y democratización de España?

US Public Diplomacy and Democratization in Spain. Selling Democracy?
Francisco J. Rodríguez, Lorenzo Delgado, Nicholas Cull (eds.)
Palgrave Macmillan, Nueva York, 2015
No acaba de quedar claro si la censura franquista hizo la vista gorda con Bienvenido Mr. Marshall por el antiamericanismo que desprendía o porque no fue capaz de ver la profunda crítica a la sociedad española que rezumaba. El caso es que la película se ha convertido en la metáfora más elocuente sobre las relaciones hispano-estadounidenses durante la primera y dura década de la dictadura de Francisco Franco.
Fueron años de desconfianza mutua: la gran potencia ganadora de la II Guerra Mundial, adalid de la democracia y las libertades, por un lado, y una dictadura de corte fascista que, sin participar en la contienda, se había alineado en fondo y forma con el enemigo. Pese a la enorme distancia entre ambos, la relación iría cambiando poco a poco impulsada por el interés: el estratégico, para Estados Unidos, de un país en un punto geográfico fundamental para apoyar la defensa de Europa; el económico, para España, que en su espléndida autarquía necesitaba de apoyos para poder salir adelante.
En esa transformación de percepciones y actitudes, que pasó por diversas etapas, tuvo mucho que ver la labor de la diplomacia pública norteamericana, que ya entonces contaba con una considerable batería de herramientas. ¿Cómo se desplegó en España? ¿Fue realmente eficaz? Y, siendo la promoción de la democracia uno de los pilares de la política exterior y del poder blando de Estados Unidos, ¿hasta qué punto tuvo también influencia en el proceso de democratización de las élites y la sociedad españolas? Son las preguntas que buscan responder los profesores Francisco Javier Rodríguez, Lorenzo Delgado y Nicholas Cull como editores de US Public Diplomacy and Democratization in Spain. Selling Democracy?
La obra comienza haciendo un repaso al concepto mismo de diplomacia pública dentro de la proyección exterior estadounidense, para centrarse, rápidamente, en su despliegue específico en España. Tras la II Guerra Mundial, cuando EE UU proyecta su auténtica expansión como líder del orden occidental, su política exterior se basaba en consideraciones geopolíticas más que ideológicas, con el objetivo último de garantizar la seguridad y la libertad del mundo libre. En ese terreno, el frente ibérico lo tenía cubierto con su buena relación con el Portugal de Salazar, mientras el régimen de Franco, que había sido abiertamente pro-Eje, caía en el ostracismo y en un aislamiento también autoimpuesto. Las dos más graves y claras consecuencias de esta situación fueron el veto a España en la recién creada Naciones Unidas y la exclusión del Plan Marshall.
Pronto, sin embargo, el dictador cambió de estrategia y comenzó a jugar la baza del acercamiento a Washington, al que unía un único pero potente punto en común: su ferviente anticomunismo. Al mismo tiempo, Washington se había convencido ...
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