Un año después de los noes de Francia y Holanda, Europa tiene atragantada la Constitución y no sabe qué ponerse para salir por el mundo. FP le da seis pistas para superar la crisis de identidad.

IN
Desayuno
Hablar claro
Merkel ha demostrado que se puede hablar claro a ambos lados del Atlántico (EE UU y Rusia), pero también hacia el Sur (Israel, Irán y Palestina). Pese a su aspereza, se confía en que los demás imiten su claridad: es bueno para los ciudadanos europeos, que por fin entienden a sus políticos, y también para los socios de la UE, que pueden por fin tener una idea clara de quiénes son y qué quieren.

Almuerzo

Hambre de reformas
Europa tiene demasiado alto el colesterol por exceso de reformas institucionales y la ampliación ha producido algo de acidez. Pero si es capaz de seleccionar buenos ingredientes y aderezarlos de forma vistosa, el resultado será bien recibido. Los europeos tienen hambre de reformas. Y el mundo tiene el estómago vacío. Por tanto, algunos fragmentos de Europa pueden ser digestivos: entrantes constitucionales (la transparencia) con un poco de política exterior à la Merkel y servidos sobre una Agenda de Lisboa templada.

Media tarde
Té con dátiles
Cada vez está más de moda esta bebida venerada por los británicos, que la trajeron de sus colonias, y símbolo de su flema y pragmatismo. A la hora de tomarlo, hay que surtirse también de dátiles: ante los sectores moderados del islam ayudarán a proyectar la creencia europea en el respeto multicultural al otro con más convicción y eficacia.

OUT En la oficina
Traje constitucional
Europa está desnuda. Los diseñadores de moda discuten acaloradamente: unos ven a Europa con obesidad mórbida (ha duplicado su peso en pocos años) y nada le sienta bien. Otros la ven anoréxica, nada más que un mercado interior con una moneda común, pero sin proyecto ni voluntad política. Los demás trajes no le sirven: Niza plus, grupo de pioneros y ampliación a toda máquina están pasados de moda.

De turismo
Ni caqui ni verde
La Alianza de Civilizaciones ha quedado muy tocada. Mientras los occidentales se paseen por el mundo vestidos de despreocupado Coronel Tapioca y los radicales dominen el discurso político, ético y moral en el mundo islámico, el diálogo entre inaprensibles civilizaciones será difícil. Entre el caqui occidental y el verde Hamás, Europa debe afirmar sus principios azules y amarillos para poder pasar a ser un interlocutor, tanto con el Este y el Sur como con el Oeste.

En el gimnasio
Bebidas energéticas
Con un barril a 60 dólares, un Irak inestable, un Irán en el punto de mira, un Putin aficionado a cortar el gas a los díscolos y un mundo árabe impredecible, recomendamos acostumbrarse a dejar el coche en casa, ir andando al trabajo y, en definitiva, no gastar muchas energías. La regeneración de nutrientes básicos no está garantizada.

Un año después de los noes de Francia y Holanda, Europa tiene atragantada la Constitución y no sabe qué ponerse para salir por el mundo. FP le da seis pistas para superar la crisis de identidad. José María de Areilza y José Ignacio Torreblanca

IN
Desayuno
Hablar claro
Merkel ha demostrado que se puede hablar claro a ambos lados del Atlántico (EE UU y Rusia), pero también hacia el Sur (Israel, Irán y Palestina). Pese a su aspereza, se confía en que los demás imiten su claridad: es bueno para los ciudadanos europeos, que por fin entienden a sus políticos, y también para los socios de la UE, que pueden por fin tener una idea clara de quiénes son y qué quieren.

Almuerzo

Hambre de reformas
Europa tiene demasiado alto el colesterol por exceso de reformas institucionales y la ampliación ha producido algo de acidez. Pero si es capaz de seleccionar buenos ingredientes y aderezarlos de forma vistosa, el resultado será bien recibido. Los europeos tienen hambre de reformas. Y el mundo tiene el estómago vacío. Por tanto, algunos fragmentos de Europa pueden ser digestivos: entrantes constitucionales (la transparencia) con un poco de política exterior à la Merkel y servidos sobre una Agenda de Lisboa templada.

Media tarde
Té con dátiles
Cada vez está más de moda esta bebida venerada por los británicos, que la trajeron de sus colonias, y símbolo de su flema y pragmatismo. A la hora de tomarlo, hay que surtirse también de dátiles: ante los sectores moderados del islam ayudarán a proyectar la creencia europea en el respeto multicultural al otro con más convicción y eficacia.

OUT En la oficina
Traje constitucional
Europa está desnuda. Los diseñadores de moda discuten acaloradamente: unos ven a Europa con obesidad mórbida (ha duplicado su peso en pocos años) y nada le sienta bien. Otros la ven anoréxica, nada más que un mercado interior con una moneda común, pero sin proyecto ni voluntad política. Los demás trajes no le sirven: Niza plus, grupo de pioneros y ampliación a toda máquina están pasados de moda.

De turismo
Ni caqui ni verde
La Alianza de Civilizaciones ha quedado muy tocada. Mientras los occidentales se paseen por el mundo vestidos de despreocupado Coronel Tapioca y los radicales dominen el discurso político, ético y moral en el mundo islámico, el diálogo entre inaprensibles civilizaciones será difícil. Entre el caqui occidental y el verde Hamás, Europa debe afirmar sus principios azules y amarillos para poder pasar a ser un interlocutor, tanto con el Este y el Sur como con el Oeste.

En el gimnasio
Bebidas energéticas
Con un barril a 60 dólares, un Irak inestable, un Irán en el punto de mira, un Putin aficionado a cortar el gas a los díscolos y un mundo árabe impredecible, recomendamos acostumbrarse a dejar el coche en casa, ir andando al trabajo y, en definitiva, no gastar muchas energías. La regeneración de nutrientes básicos no está garantizada.