Los yemeníes visitan las tumbas de los fallecidos a causa de los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudí contra los hutíes. Mohammed Huwais/AFP/Getty Images

La guerra de Yemen ha provocado otra catástrofe humanitaria y ha destrozado un país que ya era el más pobre del mundo árabe. Con millones de personas al borde de la hambruna, la necesidad de un alto el fuego total y un acuerdo político es cada vez más acuciante. Los yemeníes han sufrido terribles penalidades debidas a los bombardeos aéreos, ataques con misiles y bloqueos económicos. Según la ONU, han muerto aproximadamente 4.000 civiles, la mayoría por ataques aéreos de la coalición dirigida por los saudíes. A todas las partes del conflicto se les acusa de crímenes de guerra, por ejemplo ataques indiscriminados en zonas de población civil.

Arabia Saudí entró en el conflicto en marzo de 2015 para contrarrestar los avances de los hutíes, una milicia predominantemente chií y zaidí a la que Riad considera delegada de su archienemigo, Irán. Aunque los lazos entre los hutíes e Irán no son tan estrechos, a Teherán le interesa que Arabia Saudí esté atrapada en una situación imposible en Yemen.

Los dos bandos parecen encerrados en una espiral de violencia y provocaciones que ha desbaratado las conversaciones de paz de la ONU. En noviembre, el Gobierno yemení del presidente Abed Rabbo Mansour Hadi, respaldado por los saudíes, rechazó la hoja de ruta propuesta por Naciones Unidas. Ese mismo mes, el movimiento hutí y sus aliados, en su mayoría fuerzas bajo el mando del expresidente Alí Abdullah Saleh, formaron un nuevo Gobierno. A pesar de los obstáculos, quizá sea posible todavía convencer a las partes de que acepten la hoja de ruta como base de un acuerdo que ponga fin a los aspectos regionales de la guerra y vuelva a convertirla en un proceso interno del país. Eso depende en gran parte de los cálculos que hagan los saudíes y lo dispuestos que estén sus patrocinadores internacionales, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, a empujarles a que respalden plenamente el acuerdo político ofrecido. Si el proceso no se endereza, todas las partes implicadas correrán peligro, porque varios grupos yihadistas violentos, como Al Qaeda en la Península Arábiga y el Estado Islámico, están aprovechando el caos de Yemen.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia