Recorte de periódico con la frase "save the planet". Foto de stock vía Getty Images

Así es como la información climática se ha vuelto más frecuente, cercana, especializada, transversal y constructiva en los últimos años.

La comunicación del cambio climático está presente a diario en todo tipo de soportes y medios de comunicación. Hemos pasado del ninguneo y las publicaciones ocasionales relacionadas con informes científicos o efemérides meteorológicas a finales del siglo XX a tener ahora una presencia diaria y en prime time.

¿Qué ha ocurrido? El cambio climático ha salido de los despachos y de los laboratorios y ya tiene efectos reales en las personas. Lo que los científicos del panel intergubernamental IPCC llevan décadas advirtiendo ya son hechos y los estamos viviendo en primera persona. No son ya los corales australianos los que desaparecen, sino fenómenos meteorológicos adversos que padecemos en Europa, en España, en la puerta de nuestras casas.

Hace 25 años solo hablábamos de cambio climático en los medios de comunicación cuando se publicaba un informe científico o se celebraba la cumbre del Clima. Solo había dos momentos al año en los que se prestaba atención al reto más importante al que iba a tener que enfrentarse la humanidad, porque lo urgente quitaba tiempo a lo importante. Lo urgente es el día a día que nos come, pero lo importante es la gestión a medio y largo plazo, más necesaria aún. Y el cambio climático ha pasado a ser lo urgente y lo importante a la vez, debido a la premura con la que están sucediéndose los acontecimientos. Hace 50 años escribíamos que el cambio climático tendría efectos a lo largo del próximo siglo, pero la realidad se nos ha adelantado y ya está aquí.

¿Cómo se ha transformado la comunicación sobre el cambio climático?

El aumento de la frecuencia de las noticias y reportajes. Según los datos del Observatorio de la Comunicación del Cambio Climático, promovido por Ecodes, “se incrementa la presencia del cambio climático en los distintos soportes y medios y se convierte en una referencia informativa diaria”. Pasar del ocasional al diario supone que el cambio climático ha adquirido la relevancia de estar cada día en los medios, por su importancia y por su afección a los lectores, oyentes y telespectadores, como recogen los informes mensuales del profesor Rogelio Fernández. Al igual que hay noticias de fútbol a diario, el cambio climático está presente en nuestras vidas todos los días. Es más, se ha convertido en tema de conversación en ámbitos personales, familiares, con amigos. No es ya sólo propio de círculos científicos, ha pasado a la esfera política de toma de decisiones y a la personal, en el que empieza a apreciarse que el medio ambiente y el cambio climático importan cada vez más a la hora de comprar. En las etiquetas no solo nos fijamos en el precio, sino en el origen del producto, materias primas utilizadas y cómo y quién lo produce, según revelan los datos del Banco Europeo de Inversiones: "El 81 % de los españoles está a favor de medidas gubernamentales más estrictas que impongan cambios en el comportamiento de las personas para hacer frente a la emergencia climática".

La cercanía de la información. La presencia diaria ha sido gracias a que las noticias son cercanas a los lectores, oyentes y espectadores. La imagen icónica del oso polar al hablar de cambio climático funcionó en su momento al apelar a nuestro lado sentimental y de empatía con el medio ambiente, pero alejaba la realidad de la crisis climática y no es ya eficaz para que los ciudadanos tomen conciencia real del problema. Es necesario acercar los temas medioambientales con ejemplos del entorno y con protagonistas cercanos.

La joven sueca Greta Thunberg habla con una periodista durante una manifestación. En primer plano un cartel "skolstrejk for klimatet" (huelga escolar por el clima).  (Foto de Steffen Trumpf vía Getty Images)

Periodismo local y especializado. Los periodistas especializados aportan su conocimiento y el rigor necesario para explicar temas complejos y llevarlos al terreno particular de cada zona. Contrastan fuentes y hablan con expertos para ver los impactos y efectos del calentamiento en la población, así como en la fauna y flora autóctonas. Es el buen oficio que necesita tiempo y buenas condiciones laborales. Los medios locales son fundamentales para acercar la información al ciudadano, ya que cuentan con espacio y tiempo para contar historias cercanas y, además, conocen fuentes y proyectos locales. Los periodistas son contadores de historias y el periodismo local tienen la ventaja de conocer a los protagonistas de esas historias. Un ejemplo claro es el mundo rural, donde los efectos del cambio climático ya son evidentes en el adelanto de la floración y las cosechas o las migraciones de aves, por ejemplo.

Los periodistas especializados están en auge. Las redacciones de medios generalistas están apostando por secciones especializadas y hemos visto recuperar espacios dedicados a temas ambientales y climáticos en medios en papel y en digitales, así como en programas de radio y televisión.

La transversalidad de los temas. La amplitud de las temáticas es cada vez mayor y de hecho casi todas las noticias tienen un punto de vista ambiental y climático. Desde las noticias de deportes hasta las de moda tienen relación con el clima, como por ejemplo los temas de movilidad para asistir a un evento deportivo, consumo de energía durante el encuentro o los materiales y su procedencia para fabricar la ropa. Los temas climáticos ya no se ciñen solo a los informes científicos ni a las Cumbres del Clima. Han desbordado las secciones de medio ambiente y leemos temas de cambio climático en todas las secciones: internacional, política, economía, bolsa, cultura … De hecho, este tipo de información ha traspasado los medios y podemos ver ejemplos en pintura, fotografía, música, poesía y humor. La comunicación climática nos llega desde el mundo de la cultura y el ocio también.

Periodismo de soluciones. La comunicación del cambio climático debe mover conciencias. Los periodistas pretenden informar al dar a conocer hechos novedosos; formar al explicar hechos desconocidos; y crear conciencia para mover a la acción e impulsar el cambio. La solución del reto del cambio climático pasa por una transformación en el modelo de producción y consumo, y para ello es preciso que los ciudadanos interioricen esa preocupación y les lleve a la acción. Explicar lo que pasa en nuestro mundo, cómo se ven afectadas la fauna y la flora, los impactos en las personas y cómo adaptarnos y mitigarlo son algunas de las responsabilidades de los periodistas. Y una buena forma de mover al cambio es el periodismo de soluciones, en el que se exponen buenas prácticas y se dan a conocer proyectos innovadores que han funcionado y son replicables en otros lugares. Establecer sinergias y comunicar en positivo es fundamental en esta temática, porque las soluciones requieren de la participación de todos.

Durante muchos años la comunicación del cambio climático se centró en las catástrofes y contar tan solo lo dañino sin aportar soluciones puede provocar en los lectores, oyentes y telespectadores, frustración, pasotismo, hartazgo, apatía e incluso ecoansiedad, ya que es de tal magnitud el problema que puede llegar a generar incapacidad y parálisis para enfrentarse a él. Sin embargo, si además de la información sobre los daños, contamos las soluciones y cómo evitarlo, mitigarlo y adaptarse, estaremos aportando en positivo y de forma constructiva. El periodismo constructivo y de soluciones va a jugar un papel clave en la transición energética y climática.

Como recoge el informe sobre el análisis de un discurso climático sobre lo que une en los espectros conservador y progresista, la comunicación tiene que ir orientada a la movilización personal y social, que no divida, sino que sume voluntades y que incida en lo que nos une.

Como retos informativos que tenemos por delante, es necesario que recurramos a más fuentes de información femeninas, ya que predominan las voces masculinas, según recoge el informe. Y que para acercarnos a los nuevos lectores y audiencias, especialmente los jóvenes, indaguemos en nuevos formatos.

Es el momento de seguir informando y formando en positivo, porque nos jugamos nuestro presente y nuestro planeta tal y como lo conocemos. Y el desafío es llegar a los todavía no convencidos de la importancia del cambio climático en sus propias vidas.