
La recuperación económica sostenible pasa por gobiernos dispuestos a emprender reformas que pueden impulsar la competitividad y el crecimiento.
La reciente volatilidad de los mercados de valores ha suscitado preguntas sobre sus causas y sus consecuencias para los precios de los activos y el crecimiento económico. Con la crisis financiera mundial de 2008 muy presente, los inversores y la gente en general quieren saber si estas correcciones son simplemente parte del proceso de normalización de la economía global tras un periodo prolongado de tipos de interés especialmente bajos o si pueden ser síntomas de una tendencia más preocupante e indicativas de otras debilidades de la economía. En este artículo argumento que, además de los retos creados por la crisis financiera y el consiguiente y rápido aumento del endeudamiento público en Estados Unidos y otras economías avanzadas, los responsables se enfrentan a una serie de problemas a medio plazo derivados del envejecimiento de la población y el probable efecto fiscal del cambio climático, y que es necesario hacer mucho más para establecer una base más sólida que favorezca un crecimiento económico sostenible.
Un aspecto que preocupa es la situación actual de la política fiscal en EE UU. Desde la Segunda Guerra Mundial, la política fiscal ha sido durante mucho tiempo anticíclica, es decir, el Gobierno desempeñaba un papel estabilizador y proporcionaba estímulos cuando la demanda privada era débil, como sucedió durante la crisis de 2008. Entonces se aplicaron estímulos fiscales en todo el mundo y el resultado fue un marcado incremento de los déficits nacionales en los años inmediatamente posteriores. A medida que las economías iniciaron un periodo de recuperación gradual, los déficits disminuyeron. En los últimos meses, el Ejecutivo estadounidense ha aprobado grandes recortes de impuestos y aumentos del gasto público, en un momento en el que el desempleo está en su nivel más bajo desde hace más de 10 años (4,1%) y las perspectivas de crecimiento parecen positivas. Estas medidas han suscitado preguntas sobre la idoneidad de los estímulos fiscales como instrumento político, teniendo en cuenta que el endeudamiento público de EE UU está en su máximo nivel desde la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de los enormes costes de las intervenciones realizadas en 2008 y 2009.
En Estados Unidos hay otros motivos de preocupación. Como es preciso financiar los déficits presupuestarios, en los próximos años saldrá un buen volumen de bonos del tesoro al mercado. El tesoro de EE UU, en concreto, necesitará financiar un déficit de 1 billón de dólares durante el próximo año. Además, las autoridades monetarias ya han empezado a reducir sus balances financieros, que crecieron a toda velocidad como consecuencia de las políticas poco ortodoxas que se vieron obligados a aplicar —como la flexibilización cuantitativa— para afrontar los estragos de la crisis. De hecho, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra están igualmente dedicados a revocar los estímulos de la época de la crisis y cambiar su papel de niñeras de los mercados financieros ...
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