
Una mirada crítica al actual borrador del V Plan Director de la Cooperación Española.
Decía Brian Pitman, célebre banquero gerente de LLoyds Bank, que siempre hay una estrategia mejor que la que uno tiene, sólo que no se ha pensado todavía. Con ella, lo que pretendía destacar este gurú de las finanzas es la necesidad de un esfuerzo constante por cuestionar la estrategia de una organización, porque es así cuando surgen las mejores ideas y se aprende a identificar los factores que pueden guiarte hacia el éxito. Para ello, el primer paso es realizar un diagnóstico profundo, participativo y crítico de la realidad de una organización. Posteriormente, hay que proyectarse en el futuro y, solo entonces, trazar las posibles vías para alcanzarlo. Muy poco de este razonamiento parece haber guiado a los redactores del primer borrador del V Plan Director de Cooperación Española que ha sido presentado recientemente y que adolece de una falta imperdonable de autocrítica, de una visión desdibujada y literaria de los objetivos, y de un bajo nivel de ambición en el diseño de ese camino a ninguna parte.
Lo cierto es que, tras una errática trayectoria de desmantelamiento del sistema de cooperación en los últimos seis años, muy pocos esperábamos que el nuevo Plan Director iluminara un camino en el que cada vez las sombras son más alargadas. Teniendo en cuenta que desde el año 2008, donde la Ayuda Oficial al Desarrollo Española alcanzó su máximo histórico llegando al 0,47% del PIB, hasta el año 2015 en el que cayó hasta el 0,14%, muy poco puede esperarse de un Gobierno que se ha olvidado de que la cooperación al desarrollo es, además de un imperativo moral, un instrumento más que necesario de la acción exterior del Estado.
El punto de partida
Es curioso cómo prácticamente la mayoría de análisis realizados sobre la cooperación española acaban por coincidir sobre las mismas debilidades: fragmentación de la ayuda; déficit de recursos y capacidades de gestión; falta de visión estratégica y una estructura institucional que no favorece la coordinación entre diferentes actores. Como resultado, en el último informe realizado por Center for Global Development, España se situaba, de media, en el puesto 19 (de 22 países y 9 organizaciones multilaterales) en cuanto a efectividad de la ayuda. Llama la atención entonces cómo esta lectura compartida, no sólo no se contempla en el PD, sino que no realiza propuestas para cubrir las deficiencias que todos, incluido el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, parecen identificar.
Alineamiento estratégico: los ODS no son suficientes, hace falta concreción
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