La pandemia puso de manifiesto que la mayoría de infraestructuras sanitarias mentales no está preparada para abordar los retos de un incremento en los problemas psicológicos. La crisis afecta tanto a países desarrollados como a aquellos en vías de desarrollo. La falta de infraestructuras sanitarias adecuadas, el abuso de psicofármacos y los abordajes terapéuticos desfasados son algunos de los principales problemas. Que se suman a un aumento de la precariedad, la incertidumbre sobre el futuro y unas redes sociales que pueden contribuir a empeorar síntomas ya existentes en nuestros cerebros hiperconectados 24/7.

 

Los brotes negros. En los picos de ansiedad

Eloy Fernández Porta

Anagrama, 2022

Frágiles. Cartas sobre la ansiedad y la esperanza en la nueva cultura

Remedios Zafra

Anagrama, 2021

Los libros de Eloy Fernández Porta y de Remedios Zafra son distintos en tono pero similares en propósito: mostrar cómo la precariedad, la productividad constante y la ininterrumpida conexión a redes sociales están generando problemas de estabilidad mental graves. La ansiedad destaca como la afección más extendida, pero la depresión también causa estragos (en los jóvenes aumentan también las autolesiones y las ideas suicidas). España es el país europeo, junto con Portugal, en el que más ansiolíticos y antidepresivos se consumen. Unos dos millones de españoles toman ansiolíticos a diario. Pero el incremento de prescripciones para combatir la ansiedad, la depresión y el insomnio es constante en el resto de países europeos.

Remedios Zafra estructura su obra en base a unas cartas que le escribe a una joven periodista con la que mantiene correspondencia sobre la precariedad del sector cultural y académico. En realidad, como informa al final del libro, la cartas se basan en las conversaciones que ha tenido con jóvenes –profesores, periodistas, opositores, investigadores, etcétera– que están tratando de incorporarse al mundo laboral y no encuentran estabilidad, ni vislumbran un futuro con unas certezas mínimas. Por un lado, señala Zafra, la mayoría de personas se ven obligadas a una hiperproductividad si quieren tener alguna opción de futuro. Por otro, con el paso del tiempo, sin embargo, descubren que esa producción ininterrumpida no les facilita salir de la contingencia laboral y, por tanto, vital. “La tecnología aporta y la tecnología se apropia”: obligándonos a una conexión absorbente que renta mucho menos de lo que nos demanda, salvo escasas excepciones. “Moverse en el trance de la provisionalidad, migración y precariedad, pero también en la actividad y la búsqueda, es lo que caracteriza a muchas personas en el mundo contemporáneo”.

Hombre de negocios mordiéndose las uñas. Helen King vía Getty Images.

En algunos casos, como en el de Fernández Porta, el cerebro no puede más y sufre un gran colapso. En su ensayo aborda las razones materiales del problema –ingresos reducidos por los mismos trabajos que realizaba hace unos años– y la configuración de las redes sociales que obliga a una contradictoria sobreexposición: “A nuestros cuerpos se les pide que sean disciplinados de día y exaltados de noche; productivos pero también dionisíacos –regulados y, a la sazón, libidinosos–. ...