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Cámaras de vigilancia con reconocimiento facial en una estación en Berlín. (Steffi Loos/Getty Images)

El impacto que la nueva realidad tecnológica tiene sobre la intimidad, la integridad y los derechos humanos de las personas, así como que no existan fronteras políticas y físicas que la limite, aumenta el riesgo sobre los ciudadanos. ¿Qué están haciendo los gobiernos?

El rápido desarrollo tecnológico de las últimas dos décadas ha acelerado la transformación de la sociedad y está cambiando de una manera impresionante las reglas de juego dentro y fuera de las fronteras nacionales. De hecho, como todos sabemos, Internet no entiende de fronteras, y tanto la información interesante y útil como los contenidos criminales circulan por la Red. La vida virtual ya forma parte de la vida real de miles de millones de personas y ha cambiado hábitos sociales, maneras de atender y expandir negocios, la forma de resolver problemas administrativos y el marco en que se mueve la idea de seguridad nacional e internacional. No obstante, Internet es sólo la cara visible de una realidad que va más allá y que incluye una nueva generación de máquinas, desde los drones y las armas autónomas hasta los robots y la muy comentada inteligencia artificial, pasando por algo que hoy se debate relativamente poco en comparación con el gran impacto que tiene – el llamado big data (grandes datos).

La pregunta que algunos se plantean hoy es: ¿hasta qué punto, todos estos nuevos hitos del progreso encajan en las universalmente aceptadas bases de protección de la dignidad y la integridad del ser humano, como son los derechos humanos? Para llegar donde la sociedad se encuentra social y culturalmente, se han necesitado tres siglos de historia, Rousseau y Voltaire, la Declaración de Independencia de Estados Unidos, la Revolución francesa, dos guerras mundiales en el siglo XX y la creación de un mecanismo universal de seguridad colectiva, como son Naciones Unidas. Justamente, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada en 1948, el documento más traducido en el mundo, en más de 300 idiomas y dialectos, se pone la piedra angular de definir los derechos de cada ser humano en el planeta sólo o en relación con los demás.

En esta defensa de la integridad física e intelectual de la persona, su dignidad y su libertad, se apoyan los instrumentos legales de derechos humanos, que hoy forman una sólida base del derecho internacional en la materia. Por esto, es de suma importancia saber de qué forma se aborda este tema a la luz del vertiginoso desarrollo tecnológico que vive la humanidad hoy en día. En esta línea encaja la estrategia del Secretario General de Naciones Unidas sobre las nuevas tecnologías, anunciada el pasado 18 de septiembre, que marca las pautas para el futuro en la materia. Aun así, dadas las circunstancias, es lógico dudar si Antonio Guterres tendrá suficiente apoyo entre las grandes potencias para conseguir sus metas.

Ya en 2013, la Asamblea General de la ONU en su resolución 68/177, dio una ...