
Las fronteras entre ambos países fueron motivo de disputas durante décadas y algunas voces apuntan a un posible repunte futuro.
La guerra de Ucrania ha hecho especular sobre los límites del acercamiento estratégico entre China y Rusia. Los dos países han resaltado aspectos como la colaboración militar: declaraciones de sus mandatarios sobre incrementar los lazos defensivos o la periódica realización de maniobras militares. Pero, según otras opiniones, la debilidad que ha demostrado el Kremlin en Ucrania también puede abrir el futuro a posibles conflictos.
En algunos medios internacionales han aparecido estas voces que hablaban de hipotéticos focos de tensión en los próximos años. El diario británico The Telegraph planteaba que si Rusia se volvía muy dependiente de China, Pekín podría aumentar su control sobre los importantes recursos naturales de Siberia. En Forbes se especuló con que la República Popular tenía más fácil una expansión hacia el norte que intentar una arriesgada invasión de Taiwán.
Siberia y los territorios orientales bajo soberanía de Moscú parecen ser el punto que causaría esta fricción. Diane Francis, investigadora del Atlantic Council, comentaba en The Hill que, en caso de un derrumbe del régimen de Vladímir Putin, China podría animarse a hacerse con los recursos naturales de Siberia aprovechándose del caos que viviría Rusia.
A nivel oficial, ni Moscú ni Pekín han elevado el tono sobre Siberia u otros contenciosos administrativos. De hecho, destacan más por la cooperación con las importantes inversiones chinas en los territorios orientales de Rusia, como muestran los dos gaseoductos Power of Siberia (el primero ya funcionando y el segundo se espera que lo haga en 2030).
En este sentido, la exportación de hidrocarburos hacia China se ha convertido en una especie de tabla de salvación para Rusia en vista de las sanciones recibidas como consecuencia de la invasión de Ucrania. Según datos publicados por Reuters, cada día, Moscú envía dos millones de barriles de crudo a la potencia asiática, un 40% de esta cantidad transita por el oleoducto East Siberia Pacific Ocean (ESPO).
Volviendo al terreno del gas natural, China parece tener asegurado el suministro ruso. El año pasado, Putin firmó un contrato para las próximas tres décadas que entregará a Pekín 10.000 millones de metros cúbicos anuales de este combustible desde las islas Sajalín (a sumar a las exportaciones con los mencionados gaseoductos siberianos).
La colaboración económica se extiende a otros campos como demuestran los datos publicados por Reuters que indican que, en septiembre de 2023, los intercambios comerciales entres los dos Estados se situó en los 21.180 millones de dólares.
Así que la pregunta es si hay algo de cierto en las especulaciones sobre una futura rivalidad entre China y Rusia o son meros ejercicios de política ficción. Es cierto que en décadas pasadas no tan lejanas ambos países han protagonizado disputas territoriales, incluso libraron un conflicto armado en 1969. Fue a lo largo ...
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