
Desde Estados Unidos a Europa, Líbano o Irán aumenta el número de musulmanes que abandonan su fe, no sin enfrentarse a presiones sociales.
Desde hace por lo menos una década, la cifra de los musulmanes que han abandonado su fe ha ido en aumento. Tanto es así que el número de adeptos que el islam pueda ganar por las conversiones desde otras religiones quedan contrarrestados por el número de musulmanes que dejan el islam. En la actualidad, casi una cuarta parte de los musulmanes estadounidenses afirman que ya se no identifican con su religión. Un porcentaje similar al que se da entre los practicantes de otras confesiones que optan por convertirse al islam. En Europa, considerando estrictamente el fenómeno de las conversiones, esta religión pierde más adeptos de los que gana. Entre 2010 y 2016, se estima que cerca de 160.000 musulmanes de Europa optaron por cambiarse de religión, una cifra que supera a los que abrazaron el islam desde otras creencias religiosas.
Las estadísticas oficiales de las personas que han abandonado el islam son prácticamente inexistentes. Las pocas cifras que hay proceden en su mayoría de las congregaciones cristianas que llevan a cabo las conversiones. Alemania es, posiblemente, uno de los países donde un mayor número de personas ha abrazado la fe cristiana. Este fenómeno está estrechamente ligado con los refugiados. El pastor protestante Gottfried Martens de Berlín empezó sus primeras conversiones en 2008 y hasta 2017 había bautizado a cerca de 1.200 refugiados, muchos de ellos procedentes de Irán y Afganistán. La afluencia de estas nacionalidades en la iglesia Trinidad Protestante que dirige el padre Gottfried es tal que los sermones se dan en alemán y en farsi. Aunque también se habría registrado un número creciente de conversiones entre los refugiados iraquíes y sirios. El padre Martens, una figura muy mediática en el país, presume de que su parroquia es la que más ha llevado a cabo, si bien asegura que los refugiados no reciben ningún tipo de beneficio adicional. Su iglesia ofrece ayuda en materia religiosa y proporciona alojamiento a los refugiados que no tienen donde vivir.
No obstante, la Iglesia alemana tiene una larga tradición de ayuda a los refugiados desde la década de los 80, que ha fomentado un fenómeno informal llamado el movimiento de asilo, implicando que los refugiados bajo la custodia de la iglesia no puedan ser deportados.
Esta práctica ha despertado el recelo entre las autoridades locales e islámicas –estas últimas acusando de disfrazar la ayuda humanitaria de proselitismo– de lo que la Iglesia se ha defendido alegando que los que optan por convertirse ven en el cristianismo la religión de la libertad en contraste con las prohibiciones impuestas en el islam.
Igualmente, también se ha señalado que gran parte de las conversiones desde el islam se habrían llevado a cabo para conseguir asilo con mayor facilidad, una práctica que, aparentemente, también se ha dado ...
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