Entre la efusividad local tan típica y el fuerte escepticismo, la sociedad serbia nos habla del paisaje político nacional e internacional. Es momento de que nos cuente con voz propia cómo están las cosas por allí.
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AFP/Getty Images |
esglobal: ¿Cómo le va?
Sociedad serbia: Pues nada. Esto y lo otro. Nada especial.
esglobal: Pero bueno… ha habido elecciones parlamentarias hace poco. Tendrá algo que decir.
SS. Sí, que ganó la coalición de Aleksandar Vučić, del SNS. Ya lo sabía. De hecho, apenas ha votado la mitad de los votantes y, sin embargo, ha sacado mayoría absoluta. Ahora sí que no hay excusas para no hacer reformas. Desde que se derrocó a Slobodan Milošević siempre se echan la culpa unos a otros en las coaliciones de que la situación no mejora. Eso es muy normal por aquí: nadie es culpable de nada. La gente reclamaba un líder: pues ya lo tengo. Mejor para mí, ahora sabré quién es el culpable si la situación no mejora —afirma convencida—.
esglobal: Eso no es muy democrático que digamos...
SS: Mire, la gente está cansada de promesas. Mi transición dura ya demasiados años, y desde que oigo la palabra “democracia” vivo peor. Mi crisis no empezó hace 6 años, ¡sino hace casi 25! Eso es lo que se espera del nuevo Gobierno: calidad de vida (82%), trabajo (82%), combatir la corrupción (74%), desarrollo de la industria (74%) o de la agricultura (72%) e inversiones extranjeras (70%), y luego la gente espera comprarse una casa, un coche y veranear una vez al año en Grecia, Montenegro o Turquía. Como todo el mundo, vaya.
esglobal: Ya, pero antes la situación fue más complicada y salió adelante.
SS: Yo por lo menos no dependo de los bancos, aunque mi deuda pública es elevada. Las condiciones para lograr un crédito o una hipoteca no son buenas. Como quien dice, cada uno se hace su casa en las afueras, el amigo que vive en Alemania le hace un préstamo, y, de paso, el padre o el kum le enchufa en algún puesto de trabajo, y así se supera la crisis. Mantengo además un aparato estatal muy fuerte, heredado de Yugoslavia. Mi burocracia es un incordio, pero nadie se muere de hambre en Serbia. Yo como cerdo todos los días para desayunar —dice orgullosa—.
esglobal: Todo eso que me cuenta también suena un poco a corrupción. ¿No cree?
SS: Hay corrupción, no le voy a engañar, pero menos que en África y en esos sitios. Nada de irse a Suiza con el dinero, aquí se reparte el pastel ¿sabe? Aquí los serbios miran para otro lado. La realidad es como es. Si la gente no tiene algún contacto, no encuentra trabajo, o lo encuentra otro, o hay que intercambiar favores. El 45% del PIB es inversión pública, y muchos parasitan entorno a ella y en torno a los partidos políticos. El éxito de Vučićha ha sido ...
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