
He aquí los tres posibles escenarios en las relaciones entre Prístina y Belgrado: desde el mantenimiento del status quo, negativo para las expectativas de ambos países de ingresar en la UE, hasta la normalización de las relaciones con o sin reconocimiento y el reconocimiento mutuo con ajuste de fronteras. ¿Cuál de todos ellos tiene más posibilidades de hacerse realidad?
Kosovo proclamó su independencia hace 10 años, y durante los últimos siete ha estado envuelto en un diálogo bastante improductivo con Serbia, que no ha desembocado en la plena normalización de las relaciones entre los dos países. Ha habido ciertas mejorías, sobre todo respecto a la integración de los serbios que viven en Kosovo en las instituciones políticas kosovares y el alivio de las tensiones étnicas, pero continúa en el limbo a propósito de su carácter de Estado y su estatus internacional. Ese es el motivo de que la normalización de las relaciones entre ambos siga siendo una prioridad para la Unión Europea, como quedó estipulado en la reciente estrategia de ampliación de la Comisión Europea y, aparentemente, también para Estados Unidos. La posición de Rusia es más ambigua y, hasta ahora, Moscú ha dicho repetidamente que estará de acuerdo con cualquier solución que acepte Belgrado.
Hace cinco años Kosovo y Serbia firmaron el Primer Acuerdo sobre los principios rectores de la normalización de relaciones —conocido como el Acuerdo de Bruselas—, bajo los auspicios de la UE. Este documento estableció los parámetros para integrar el norte de Kosovo, de mayoría serbia, en el marco legal de Kosovo, además de reforzar los derechos de los municipios dominados por los serbios —también, sobre todo, los del norte— y ofrecer la oportunidad de una cooperación más estrecha a través de la Asociación de municipios de mayoría serbia en Kosovo (los políticos albano-kosovares la denominan “Comunidad”). Se han hecho algunos avances, en las áreas del control de fronteras y la libertad de viajar, la integración policial, la organización de elecciones en la parte norte de Kosovo, las telecomunicaciones y el sistema judicial, aunque ninguna de las dos partes ha puesto en práctica por completo los acuerdos firmados. Además, Kosovo sigue siendo el único país de los Balcanes Occidentales que no tiene un régimen de viaje libre de visados con la UE ni ha iniciado el proceso para presentar su candidatura a ser Estado miembro. No puede presentar una solicitud formal porque todavía hay cinco miembros de la UE —España, Chipre, Eslovaquia, Rumanía y Grecia— que no reconocen a Kosovo.
Con todos estos factores, la plena normalización de las relaciones entre Kosovo y Serbia es uno de los primeros puntos de la agenda, y es de esperar que la UE haga pronto un nuevo esfuerzo para lograr un nuevo acuerdo, tal vez definitivo, entre los dos países. La Comisión Europea (CE) ha dicho inequívocamente ...
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