Vista aérea de un buque de carga en un puerto internacional.

La guerra de Ucrania, el aumento del respaldo a la OTAN, la remilitarización de Europa y las tensiones crecientes entre Occidente y potencias orientales como Rusia y China han dejado claramente al descubierto la vulnerabilidad de la logística mundial.

Las líneas de suministro global ya se pusieron a prueba en 2020 y 2021 como consecuencia de la pandemia de la Covid-19 y las medidas administrativas promulgadas para frenarla. La guerra de Ucrania ha trastocado los mercados mundiales del petróleo y los alimentos, puesto que ha afectado a la producción de productos energéticos y agrarios, pero la forma de transportar esos productos hasta los consumidores.

Los conflictos en zonas de gran concentración de líneas logísticas pueden tener consecuencias negativas porque aumentan los costes del combustible o de los seguros, retrasar el tránsito de bienes y mercancías o interrumpir directamente el tráfico comercial. Desde el estallido de la guerra, el comercio en el Mar Negro ha sufrido graves obstáculos. Otra zona delicada —que combina un gran tráfico comercial y tensiones geopolíticas— es el mar del sur de China.

Además de la producción de alimentos y petróleo, la guerra también ha trastocado la distribución a través del Mar Negro. Ucrania envía el 98% de su cereal para la exportación a través de los puertos marítimos, y casi todo el flujo portuario del país pasa especialmente por los puertos de Pivdennyi, Odessa, Mykolaiv, Chornomorsk y Mariúpol. Las fuerzas rusas amenazan las zonas en torno a Odessa, Mykolaiv y Chornomorsk, y la actividad en los puertos se ha resentido. Mariúpol también ha sido centro de los combates y ha caído bajo control ruso. Está muy cerca de las provincias de Donetsk y Luhansk, que libran una guerra desde 2014. Son lugares importantes desde los que Ucrania envía cereales y petróleo a Turquía o, a través del estrecho del Bósforo (Turquía), hacia el mar de Mármara y el mar Egeo y hacia Egipto, África subsahariana, Bangladesh y Pakistán.

En 2021, las exportaciones de productos ucranianos alcanzaron los 68.000 millones de dólares, según el Ministerio de Economía del país. Una parte importante de esas exportaciones ha sufrido desde el estallido de la guerra. Las exportaciones de Rusia —alrededor de 211.000 millones de dólares en 2021— han disminuido en 2022 como consecuencia del conflicto y las sanciones impuestas a Moscú.

La guerra en Ucrania, y en concreto el hundimiento del Moskva, pone aún más al descubierto el carácter cambiante de la guerra. El Moskva, que era el buque insignia de la Flota del Mar Negro rusa, fue presuntamente blanco de un misil de crucero Neptune que se lanzó después de que se utilizaran drones para desconcertar a los sistemas de radar del barco.

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