
Una vez más, tensiones entre Armenia y Azerbaiyán. ¿Qué factores internos y externos hay detrás de los últimos enfrentamientos militares? ¿Cuáles son los posibles escenarios de futuro de un conflicto que dura décadas?
El Cáucaso sur es de nuevo testigo de graves enfrentamientos militares entre Armenia y Azerbaiyán, los más importantes desde abril de 2016, cuando durante cuatro días combatieron en la zona de Nagorno-Karabaj. Una región que es internacionalmente reconocida como parte integral de la República de Azerbaiyán, pero que permanece ocupada por Armenia desde la guerra que libraron ambos países entre 1988 y 1994.
El pasado 12 de julio se iniciaron choques, no en esta región, sino en la frontera norte que comparten ambos Estados, en la provincia de Tavush (Armenia) o Tovuz (Azerbaiyán). Según el ministerio de Defensa de armenio, se repelió un intento de fuerzas azerbaiyanas por ingresar en su territorio y, posteriormente, se inició un intercambio de fuego de artillería que hasta el momento ha dejado 12 muertos del Ejercito azerbaiyano y cuatro del armenio. Bakú, por su lado, afirma que la agresión se inició desde Armenia.
Si tomamos en cuenta el número de víctimas fatales, así como lo poco profesional en términos militares del presunto ataque, es posible pensar que las fuerzas azerbaiyanas no sean responsables en este caso.
¿Por qué se habrían iniciado las operaciones militares?
El contexto político armenio podría darnos algunas ideas sobre las motivaciones de un ataque militar en estos momentos a Azerbaiyán.
El pasado 8 de junio, fueron despedidos Eduard Martirosian, el jefe del Servicio de Inteligencia Armenio (NSS por sus siglas en inglés), el organismo responsable de las actividades de inteligencia, contrainteligencia, terrorismo y protección de fronteras; también fueron destituidos el jefe de la Policía nacional, Arman Sargsian, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Artak Davtian.
Estos hechos sucedieron en medio de un escándalo, puesto que Artak Davtian asistió junto a decenas de invitados a la boda de su hijo en medio de las restricciones de actividad social derivadas de la crisis del coronavirus, sin que el jefe de la policía o del NSS hiciera algo por impedirlo.
Sin embargo, se ha señalado que el Primer Ministro armenio, Nikol Pashinian, aprovechó esta ocasión para quitar de sus cargos a personas que no pertenecen a su círculo de puestos de gran responsabilidad con el fin de aumentar el control político sobre esas estructuras todavía muy cercanas al modelo organizacional soviético (los siloviki) y alejar a funcionarios percibidos como cercanos a Rusia o que apoyan el status quo con respecto al conflicto con Azerbaiyán, y que no se ajusta a la idea de Pashinian de presionar a Moscú para lograr un cambio significativo.
El nuevo director del NSS, Argishti Elbek Kyaramian, de 29 años, tiene escasa experiencia en este tipo de funciones, puesto que en menos de un mes –entre mayo y junio– fue promovido a ...
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