
Así es como el pulso ideológico en asuntos como el aborto, los derechos LGTBI y las políticas climáticas, entre otros, han sido clave para evitar la anunciada ola roja republicana.
Las elecciones legislativas de medio mandato del pasado 8 de noviembre no consistieron sólo en la renovación de las dos cámaras del Congreso o la elección de 36 gobernadores y otros cargos estatales de relevancia. En el clima de polarización máxima en el que vive el país desde hace más de una década, los estadounidenses acudieron a las urnas también para, de manera más o menos directa, según los casos, pronunciarse sobre diversos asuntos de la llamada guerra cultural, un pulso ideológico que tiene su traslado en la batalla política y electoral. Si se analizan los datos de lo votado, el Partido Demócrata ha ganado con creces la partida en ese sentido y, quizás por eso, la formación de Joe Biden acabó salvando los muebles y evitando la ola roja que habían anunciado los republicanos.
Por primera vez en la historia, unas elecciones de medio mandato no solo iban a ser un referéndum contra el presidente en ejercicio y su partido, sino también contra el (casi) autoproclamado líder de la formación rival, el expresidente Donald Trump. Así que cada voto tenía dos caras: una, para dirimir esta cuestión, y la otra, más de fondo, la posición del votante, expresada de forma directa (en los referéndums celebrados en diversos estados) o indirecta, sobre candidatos o programas vinculados a asuntos clave de esa guerra cultural tales como la inclusividad social y diversidad cultural, cuestiones morales como el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo o el papel de la religión en la vida social, el cambio climático o el rol del estado en la vida pública (especialmente en cuanto a la subida de impuestos a los ricos o la aprobación de políticas sociales).
Se trata de cuestiones ideológicas o morales donde tanto el Partido Demócrata como el Republicano llevan años centrando buena parte de su pugna por el poder, especialmente desde 2009, con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca y con la creación ese mismo año del Tea Party.
A los comicios se llegó aún con la onda expansiva del puñetazo sobre la mesa de los republicanos precisamente en el terreno de la guerra cultural: la sentencia de junio del Tribunal Supremo que derogó el derecho al aborto en EE UU. El dictamen dejaba su regulación y, por lo tanto, su posible prohibición en manos de los estados.
Esto supuso poner sobre la mesa un eje nuevo para unas elecciones de medio mandato. Según una encuesta de la CNN realizada a pie de urna en la noche electoral, de entre todos los temas que llevaban a los estadounidenses a votar, el primero fue la preocupación ...
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