¿Podría traer la elección de Pedro Castillo un futuro positivo y próspero para el país andino? Un repaso a la historia reciente peruana para entender los desafíos y oportunidades a la vista.

El 6 de junio, el pueblo peruano acudió a las urnas durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para elegir entre dos candidatos que representan posiciones extremas. Sin embargo, Keiko Fujimori, aspirante a la presidencia por tercera vez, siguió siendo impopular entre la mayoría de los peruanos. Se postuló basándose en la promesa de ejercer una mano dura contra el crimen y de continuar con el apoyo a las políticas económicas neoliberales que su padre, el ex presidente Alberto Fujimori, encabezó durante la década de los 90—políticas que muchos creen han sido clave para los recientes éxitos económicos de Perú. Su contrincante es Pedro Castillo, un maestro de escuela primaria y líder de una facción del sindicato radical de maestros del país, el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), proveniente de la empobrecida provincia norteña de Cajamarca. Castillo se postuló como candidato de Perú Libre, un partido cuyo líder, que no es el propio Castillo, es un declarado marxista-leninista. La plataforma de la formación política apoya causas como la nacionalización de las minas y tiene peticiones como la de una convención constituyente que amplíe el papel del Estado para abordar de manera más eficiente las necesidades de los marginados y los pobres. Esta elección polarizada —entre una derecha potencialmente autoritaria (representada por Fujimori) y una izquierda socialista empoderada (representada por Castillo)— fue descrita como una opción entre la espada y la pared para los peruanos el día 6 de junio.
¿Cómo surgió esta angustiosa elección? ¿Y qué significa la aparente, y extremadamente ajustada, victoria de Castillo —quien triunfó por apenas 0,42% del total de votos emitidos— para Perú?
El enfrentamiento entre Fujimori y Castillo se ha ido gestando durante muchos años. Durante las últimas tres décadas, Perú generó un sólido crecimiento económico y ha logrado impresionantes reducciones en referencia a la pobreza y a la desigualdad. Aunque su sistema político ha padecido crisis ocasionales, se ha mantenido fuertemente democrático desde 2001, con elecciones regularmente libres y justas; en particular, los presidentes tienen constitucionalmente prohibida la reelección inmediata. Es decir, un ex presidente sólo puede buscar la reelección una vez que haya estado fuera de su cargo por un período completo de cinco años. Sin embargo, el sistema de partidos se ha vuelto extremadamente fragmentado, con múltiples partidos establecidos compitiendo en cada comicio presidencial y legislativo, lo cual hace que la relación entre el Congreso unicameral de la República y el Poder Ejecutivo sea cada vez más disfuncional. Aun así, mientras que sus vecinos andinos, Bolivia y Ecuador, han caído en las últimas dos décadas en el populismo radical de izquierda—bajo Evo Morales y Rafael Correa, respectivamente—Perú ha mantenido una economía de mercado libre, atrayendo inversión extranjera, y es considerado como una historia de éxito regional. ...
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