
Tras la Guerra Fría, los conflictos asimétricos se multiplicaron y, en paralelo, la utilización más cruel de una infancia desprotegida. A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional y de las organizaciones regionales por erradicar esta violación de los Derechos Humanos, la infancia continúa siendo usurpada a miles de niñas y niños a los se llega a considerar como una inversión más que rentable para sustentar guerras, mantener campamentos o nutrir batallones.
“No hay conflicto en el mundo que no utilice niños soldados como su sistema armamentístico principal”. Con esta dureza y rotundidad se dirigió al Pleno del Comité de Asuntos de Veteranos de Guerra de la Cámara de los Comunes canadiense el Coronel Roméo Dallaire. Los tiempos, al igual que el protagonista, no son secundarios aquí: el Parlamento acababa de aprobar días antes, en ese mismo mes de marzo de 2017, la doctrina única “React first”; un texto pionero en el que se daban las pautas para que el Ejército canadiense pudiera afrontar la posibilidad de encontrarse en el campo de batalla con niños utilizados como soldados, una posibilidad que se puso sobre la mesa cuando Canadá barajaba participar en el conflicto de Malí. En esta contienda, que comenzó en marzo de 2012 tras un golpe militar, UNICEF ya en julio de ese mismo año reportó al menos 175 casos de menores (entre 12 y 18 años) que habían sido reclutados por la fuerza.
Precisamente, fue Dallaire quien trabajó junto al Ejército de su país en sacar adelante las pautas contenidas en “React First”, tras dos años demandado al gobierno de Canadá un texto para proteger a los niños en conflicto y que tratara “una de las más apremiantes paradojas de nuestro tiempo” según califica la Roméo Dallaire Child Soldiers Initiative. El militar, ya retirado, conoce bien el tema: fue jefe de la fallida misión UNAMIR, que no pudo impedir en 1994 el genocidio en lo más álgido de la Guerra de Ruanda. En ella hay 5.000 casos reportados de niños soldados. El Tribunal Internacional para Ruanda es el primero en juzgar por genocidio a menores.
Las estimaciones sobre el número de niños activos en conflicto suelen ser poco fiables pero las distintas organizaciones que monitorean, como UNICEF o Amnistía Internacional (AI), llegan a un consenso que se acerca a los 300.000 menores afectados; de ellos, AI señala que el 40% son niñas. Pero el problema de la falta de datos, que arrastra a su vez una escasez de medidas para revertir la situación, se agudiza con una falta de consenso de base: la acotación terminológica de a quién se considera como niño o menor de edad, una figura jurídica que ha ido alcanzado distintos niveles de protección. Asimismo, la propia noción de combatiente ha evolucionado con la historia y con ello, en paralelo, el concepto de “niño soldado” que es contemporáneo ...
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