Miembros del Ejército Nacional Sirio se preparan para una posible operación contra el PKK, catalogado como organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la UE, y el YPG, que Turquía considera una organización terrorista, en el norte de Siria, el 5 de julio de 2022 (Foto de Bekir Kasım/Anadolu Agency vía Getty Images)

En el caso de que se produjera una normalización de las relaciones entre ambos países, son muchas las cuestiones que se ponen sobre la mesa: qué supondría para los refugiados sirios en Turquía, qué pasará con la oposición siria, cuál es el interés de Damasco y el de Erdogan.

Desde el inicio de la guerra en Siria, Turquía se ha involucrado de forma activa en el conflicto contra los intereses del régimen de Bashar al Assad. Ha dado cobijo a grupos opositores en suelo turco, los ha financiado en territorio sirio y ha llevado a cabo varias operaciones militares en el norte del país contra milicias kurdosirias. Actualmente tiene bajo control una gran franja fronteriza con Turquía y es el principal valedor de Idlib, último bastión de la oposición contra Assad. Es por su papel activo contra Assad que han saltado las alarmas en las últimas semanas por un aparente giro en su política exterior. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que no descarta el diálogo y la diplomacia con Assad y remarcó que el régimen “debería ser consciente” de que Turquía no tiene intereses territoriales en su país.

Por su parte, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Çavusoglu, anunció que Ankara ha reanudado la comunicación con oficiales de inteligencia sirios y reveló que se había reunido en Belgrado el pasado octubre con su homólogo sirio, Faisal al Mekdad. El jefe de la diplomacia turca remarcó que cualquier solución duradera en Siria debe ser “política” y que “el régimen y la oposición necesitan llegar a un compromiso”. Estas declaraciones han provocado la alarma entre la oposición siria, que teme que la normalización de relaciones entre Ankara y Damasco provoque un retorno forzado de millones de refugiados sirios y cambios demográficos en zonas opositoras.

El ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, hace una declaración a los medios de comunicación tras una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas (no fotografiado), en el Ministerio de Asuntos Exteriores el 6 de mayo de 2021 en Berlín, Alemania. (Foto de Annegret Hilse – Pool/Getty Images)

Debido a la implicación de Turquía en el conflicto surgen muchas preguntas. ¿Por qué quiere Erdogan un acercamiento con Assad en este momento? ¿Qué pasará con su apoyo a la oposición? ¿Le interesa a Damasco normalizar relaciones con Ankara? 

Poco después del anuncio de Çavusoglu, la agencia del régimen sirio Sana publicó unas declaraciones de Al Mekdad, en las que reveló los requisitos de Damasco. “La ausencia de fuerzas turcas a menos de un milímetro del suelo sirio, es la única manera de restaurar la seguridad y estabilidad en Siria”, declaró en una rueda de prensa. “Debe terminar la ocupación turca en Siria, debe terminar el apoyo que Turquía brinda a organizaciones armadas, no debe haber injerencias turcas en los asuntos internos de Siria”, añadió. 

La prensa turca especula sobre las condiciones que imponen ambos países para un acercamiento: el régimen exige la entrega de Idlib, el control de puertas aduaneras en la frontera turca, de la autopista M4 y el apoyo turco contra las sanciones impuestas a Damasco. Mientras, Turquía pide al régimen apoyo en la lucha contra las milicias kurdosirias YPG, a las que Ankara considera una organización terrorista y una amenaza para su seguridad nacional. También busca la integración de grupos opositores a la Administración de Damasco y garantizar el retorno de los más de tres millones de refugiados sirios que acoge Turquía. “Es un proceso muy complicado. Turquía está involucrada en la oposición siria. Es parte del conflicto en sí mismo, no solo de forma bilateral. Además hay otros actores como Rusia, Irán o Estados Unidos”, explica Ömer Özkizilcik, analista de seguridad y política exterior turca.

¿Turquía abandona el norte de Siria?

Tras llevar a cabo dos operaciones contra milicias kurdosirias y una contra el Estado Islámico, Turquía tiene bajo control un área de unos 8.800 kilómetros cuadrados en el noroeste del país, incluyendo ciudades como Afrin, Al Bab, Azaz, Jarabulus, Tal Abyad y Ras al Ayn. Dichas operaciones no están ausentes de críticas. Human Rights Watch denunció recientemente en un informe violaciones de derechos humanos de milicianos sirios respaldados por Ankara. La organización ha documentado “bombardeos indiscriminados contra estructuras civiles, saqueos de propiedades privadas de población kurda local y arrestos arbitrarios”.

El temor a un acercamiento diplomático entre Damasco y Ankara provocó a mediados de agosto protestas en estas ciudades, pero también en Idlib, a grito de “Nada de reconciliarse con el carnicero”. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR) publicó imágenes de manifestantes quemando la bandera turca y dos personas fueron detenidas y entregadas a las autoridades turcas. “Como revolucionarios, estamos unidos aquí para rechazar cualquier reconciliación con el régimen. Eso significa la destrucción y desplazamiento de millones de sirios”, declaró a AFP Yassin al Ahmad, residente en Al Bab. Las protestas crearon un debate público en Turquía con tintes xenófobos y nacionalistas contra la oposición siria, al tiempo que el ministro de Exteriores Çavusoglu arremetió contra “provocadores” nacionales y extranjeros que supuestamente tergiversaron sus palabras porque él había pedido “compromiso” y no “paz” con el régimen de Assad.

Un hombre que vende zapatillas espera a los clientes en una calle del mercado de Eminonu el 05 de mayo de 2022 en Estambul, Turquía. La inflación se disparó hasta casi el 70% (69,97%) en un año en abril en Turquíasegún las cifras oficiales publicadas el 5 de mayo. (Foto de Burak Kara/Getty Images)

Turquía sufre desde hace meses una grave crisis económica, con un aumento de la inflación del 80% según cifras oficiales, mientras que el grupo de economistas independientes ENAG la sitúa en el 181%. Las dificultades económicas han hecho florecer las críticas tanto por la presencia de Turquía en el norte de Siria como por la acogida de más de tres millones de refugiados. La huella turca en la zona que tiene bajo control es muy significativa. En algunas regiones la lira turca ha reemplazado a la moneda local, se han abierto oficinas de correos turcas e incluso una facultad en Azaz conectada a la Universidad de Gaziantep, en el sur de Turquía. Su presencia en la región cuesta a Ankara unos dos mil millones de dólares al año, según una investigación del Financial Times. Turquía tendría a unos 5.000 soldados turcos en las áreas que controla en Siria, junto al apoyo que brinda a unos 30.000 rebeldes sirios del autodenominado Ejército Nacional Sirio. Parte de las milicias respaldadas por Turquía se han convertido posteriormente en mercenarios desplegados por Ankara en otros conflictos como Libia o Nagorno Karabaj. En el último año soldados y empleados de las autoridades respaldadas por Turquía y pagados en liras, han llevado a cabo protestas pidiendo aumentos de salario después de que la lira turca perdiera el 40% de su valor frente al dólar en 2021.

Al tiempo que Erdogan insinúa un posible acercamiento a Damasco, el mandatario turco insiste en una nueva operación militar contra milicias kurdosirias en la región de Tal Rifaat y Manbij. Por el momento Turquía no ha conseguido luz verde ni de Rusia ni de Estados Unidos para la operación. De hecho, varios analistas apuntan a que Rusia estaría presionando a Ankara para un acercamiento con Damasco para evitar una prolongación de la situación actual en el país. “Rusia lleva tiempo pidiendo a Turquía que responda a Assad porque cree que podría reafirmar su seguridad hablando con el régimen”, explica el analista Ömer Özkizilcik. “Se espera que Rusia utilice los próximos meses (hasta las elecciones presidenciales turcas) para ejercer la máxima presión para mejorar las relaciones con el régimen sirio”, señala Firas Faham, investigador del Centro de Estudios Jusoor. Este ademán de acercamiento ha puesto en alerta a las fuerzas kurdosirias, que mantienen una autonomía de facto en el norte del país, aunque pocos esperan que el régimen inicie enfrentamientos contra los kurdos en aras de reconciliarse con Ankara. “Tenemos que tomar estos movimientos en serio porque ambos lados (Erdogan y Assad) están recibiendo órdenes del mismo lugar: Putin”, declaró Salih Muslim copresidente del Partido Unión Democrática al medio Al Monitor.

Un gesto con beneficio electoral

“Creo que las declaraciones de Erdogan se tratan de una maniobra política de cara a las elecciones”, comenta el analista Özkizilcik. “Tiene el objetivo de contrarrestar a la oposición turca. La oposición turca se ha ganado a la opinión pública y el Gobierno trata de contrarrestarlo”, añade. Los partidos en Turquía se preparan para las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales de junio de 2023. Por el momento, la cuestión económica y la gestión migratoria del país acaparan el debate electoral. El principal partido en la oposición, el CHP, de tendencia socialdemócrata, ha prometido que si gana las elecciones, retomará las relaciones con Damasco, reabrirán las respectivas embajadas y el retorno de los 3,7 millones de refugiados sirios que acoge el país. El líder de la formación, Kemal Kiliçdaroglu, prometió cumplir sus promesas en un período de dos años: “Hay grandes quejas de los ciudadanos que no tienen trabajo ni ingresos, eso se debe a la presencia de los sirios. Tenemos que resolver el problema”, dijo en un discurso a principios de julio. La líder de derechas Meral Aksener, del partido opositor ultranacionalista IYI, prometió expulsar a los refugiados antes de 2026 y declaró que Turquía se ha convertido en un “almacén de inmigrantes”. De una escisión del partido IYI ha surgido una nueva formación, Partido de la Victoria (Zafer Partisi) que concentra toda su energía en mensajes xenófobos y racistas que se han hecho muy virales en redes sociales. Por su parte, el Gobierno ha empezado a limitar el movimiento de refugiados entre provincias y más de una veintena no admiten el registro de refugiados sirios en estos territorios y tampoco se permite el alquiler de pisos en zonas con más de un 20% de población extranjera. Además, Erdogan ha prometido el “regreso voluntario” de un millón de sirios a los territorios bajo control turco del norte de Siria. Ayhan Kaya, investigador de migraciones para la Universidad de Bilgi en Estambul, no cree que se trate de un retorno voluntario, si no de un reasentamiento. “No se ha consultado con Damasco. Lo que propone Turquía es en realidad un reasentamiento de los sirios en otro lugar, que está en Siria, pero bajo el control de las fuerzas de seguridad turcas”, explica. “Para que sea un retorno seguro y sostenible, se deben utilizar los canales diplomáticos y colaborar con las instituciones internacionales”, añade.

“La ciudadanía ha comprado el argumento de la oposición y cree que si haces las paces con el régimen de Assad, mágicamente todos los refugiados regresarán a Siria. Creen que el único obstáculo para su regreso es la tozudez del presidente turco”, comenta Özkizilcik. El analista pone como ejemplo el Líbano o Jordania, países que pese a tener mejores relaciones diplomáticas con Damasco, no se ha producido un regreso de los refugiados que acogen. “Además una de las condiciones de Assad es el retiro de las fuerzas turcas del norte del país y el fin de su apoyo a la oposición siria. Si esto ocurre, Assad puede entrar en Idlib y empujaría a un millón de refugiados contrarios al régimen hacia Turquía. Estamos hablando de un escenario inviable”, advierte Özkizilcik.

Ambos analistas creen que Ankara y Damasco continuarán por ahora con los contactos a nivel de inteligencia, algo que lleva sucediendo desde hace años. Por el momento, una normalización de las relaciones parece aún lejana y quizás, ambos actores esperan un escenario turco postelectoral. “¿Por qué debería Assad hacer un gesto simbólico hacia Ankara antes de las elecciones? ¿Le interesa Erdogan sabiendo que la oposición quiere normalizar relaciones con él?”, sentencia Özkizilcik. 

El partido de Ozdag se basa principalmente en la ideología antisiria, realizando una campaña contra la presencia de refugiados en Turquía y acusándolos de causar los graves problemas económicos y financieros del país. Ozdag ha tuiteado vídeos controvertidos, afirmando que los expulsará una vez que llegue al poder. También dijo que su partido abandonaría el tratado internacional que prohíbe las minas- antipersona y las replantaría en las fronteras para detener a los refugiados y agregó que todo ciudadano turco que quiera que los refugiados sirios se queden en Turquía es un “traidor”.