Mujeres de la minoría étnica kachín vestidas con los trajes tradicionales. Paula Bronstein/Getty Images
Mujeres de la minoría étnica kachín vestidas con los trajes tradicionales. Paula Bronstein/Getty Images

En los últimos años están aumentando las violaciones a mujeres y niñas a manos de militares birmanos en las áreas donde habitan las minorías kachin, shan y karen, entre otras, enfrentadas con el Gobierno desde hace décadas, según afirman activistas de derechos humanos del país. ¿Se trata de una nueva arma para acabar con las guerrillas y controlar una región rica en recursos naturales?

A Maran Lu Ra y a Tangbau Hkawn Nan Tsin, dos profesoras de etnia kachin de 20 y 21 años, las violaron en su casa de Shabuk Kawnghka, una remota aldea birmana en la frontera con China, una noche de enero al volver de una fiesta. Sus cuerpos aparecieron a la mañana siguiente con marcas de cuchilladas y fuertes golpes en la cabeza. Aunque la Policía acusó a un matrimonio local, nadie en el pueblo creyó su versión. Todos saben que detrás de estas violaciones se esconde una campaña del Ejército birmano para desgastar la resistencia kachin, la segunda guerrilla más poderosa del país.

Desde 2010, al menos 118 casos de violencia sexual han sido documentados en los dominios étnicos de Birmania, donde residen las minorías shan, kachin, karen, kokang, chin y rohingya, un dato que recoge sólo una porción de todos los abusos cometidos por las fuerzas militares. La cifra real es, a buen seguro, mucho más elevada. La mayoría de las mujeres prefieren no denunciar lo ocurrido dada la impunidad de facto con la que actúan los oficiales del Ejército y los altos costes judiciales del proceso.Mas, sobre todo, no denuncian para evitar el estigma social que persigue en Birmania a las víctimas de estas acciones.

La violencia sexual en los territorios étnicos de Birmania va asociada desde hace años a ofensivas militares del Ejército. “Cuando se acercan a nuestras tierras, los casos se suceden”, señala Moon Nay Li, portavoz de la Kachin Women´s Association of Thailand (KWAT). Así, mientras los políticos negocian un alto al fuego en la zona, los soldados del Tatmadaw (el Ejército birmano) hostigan a las mujeres kachin para mermar la resistencia civil. “Es una estrategia de contrainsurgencia”, asegura Women´s League for Burma, una entidad que aglutina a 13 organizaciones de mujeres, en un informe publicado recientemente.

En poco más de tres años, los militares han perpetrado violaciones múltiples, agresiones a ancianas y a niñas. “El 11 de noviembre de 2013 una menor de ocho años fue violada en la localidad de Hka Lum, en el estado Shan, por un soldado del 323 regimiento de infantería. La joven estaba cuidando de su hermana pequeña mientras sus padres trabajaban en un arrozal cercano, cuando el soldado entró en la vivienda. Una vez dentro, se abrió paso hasta la habitaciónn de la joven, lanzó a su hermana a la cama y la violó. Después, la amenazó en repetidas ocasiones con matarla si se lo contaba a alguien”, recoge el estudio If They Had ...