Un joven yemení armado en Saná, Yemen. (MOHAMMED HUWAIS/AFP/Getty Images)

Con ocho millones de personas al borde de la hambruna, un millón de casos declarados de cólera y más de tres millones de desplazados internos, la guerra de Yemen puede intensificarse aún más en 2018. Tras un periodo de tensiones en aumento, manifestaciones rivales y agresiones armadas, el expresidente Alí Abdulá Saleh anunció en diciembre que el Congreso General del Pueblo abandonaba su asociación con los hutíes para unirse a la coalición dirigida por los saudíes. Saleh pagó la decisión con su vida. Sus antiguos socios le mataron de inmediato.

Arabia Saudí y sus aliados, convencidos de que la división entre los hutíes y el Congreso General del Pueblo ofrece nuevas oportunidades y de que sigue existiendo una solución militar, intensificarán sin duda su campaña, con enorme coste para los civiles. Irán seguirá teniendo grandes oportunidades para mantener enfangados a los saudíes y, cuanto más anárquico se vuelva el norte de Yemen, más probabilidades habrá de que la violencia contagie al otro lado de la frontera. Por su parte, los hutíes seguirán llevando la lucha a territorio saudí, disparando misiles contra Riad y amenazando a otros Estados del Golfo.

Las negociaciones, ya poco probables, se han vuelto más complicadas. Los hutíes, que se sienten envalentonados y acosados al mismo tiempo, podrían adoptar una postura más inflexible. El Congreso General del Pueblo, un partido centrista y pragmático, podría fragmentarse aún más. El sur está dividido, en parte por la brecha creciente entre las fuerzas leales al presidente yemení, Abed Rabbo Mansour Hadí, y los separatistas sureños, respaldados por los Emiratos Árabes Unidos.

Existen indicios de que Estados Unidos está cada vez más incómodo con los bombardeos saudíes indiscriminados y el bloqueo de los territorios controlados por los hutíes. Pero la retórica beligerante de Trump sobre Irán estimula todas las tendencias más negativas en Riad. Arabia Saudí y sus aliados deberían levantar el bloqueo y reabrir los aeropuertos civiles. Y desde el punto de vista político, debería haber una nueva resolución del Consejo de Seguridad que ofrezca un acuerdo equilibrado. Los saudíes se resisten a conceder nada a un grupo al que consideran un títere de los iraníes, pero, si adoptaran una iniciativa de paz realista, serían los hutíes los que tendrían la responsabilidad de aceptarla.

 

Este artículo forma parte del especial Las guerras de 2018

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia