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De izquierda a derecha, Friedrich Merz, Norbert Roettgen y Armin Laschet, candidatos a liderar la CDU, junto a una moderadora que lleva a cabo preguntas, Berlín, 2020. Bernd von Jutrczenka – Pool/Getty Images

Un repaso a las posturas políticas de los posibles sucesores de Merkel para liderar la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y, según los sondeos, con muchas papeletas para convertirse también en el próximo canciller alemán en otoño.

El 26 de septiembre de 2021 es la fecha establecida para las elecciones federales en Alemania, en las que se pondrá fin al mandato de la canciller Angela Merkel tras 16 años en el poder, igualando, así, al canciller de la reunificación de la nación, Helmut Kohl.

Tras el anuncio de Merkel renunciando a volverse a presentar a la reelección, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller escogió en diciembre de 2018 a su ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer (conocida en Alemania como AKK) como líder del partido y futura candidata en los comicios federales para suceder a la propia Merkel. No obstante, en febrero de 2020, AKK renunció a su cargo como presidenta de la CDU por la crisis política en el Estado federado de Turingia, en donde no pudo frenar que los líderes regionales de su propio partido votaran junto con la formación ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) para investir como presidente regional al liberal Thomas Kemmerich.

En este contexto, son tres los representantes de la CDU que se han erigido como candidatos para liderar la potente democracia cristiana alemana y como futuros candidatos para la cancillería: Armin Laschet, Friedrich Merz y Norbert Röttgen. El ganador saldrá de un congreso que se celebrará, de forma telemática, los días 15 y 16 de enero de 2021, en el que votarán 1.001 delegados, que representan a alrededor de 400.000 militantes.

No hay que olvidar la presencia de Markus Söder, presidente regional de Baviera y líder de la Unión Social Cristiana (CSU), partido hermano de la CDU. A un número relevante de alemanes le gustaría que Söder se presentara a las primarias para liderar la CDU. De hecho, según recientes encuestas, sería el líder más valorado del centro-derecha. Una vez elegido el líder de la CDU, ambos partidos (CDU y CSU) deberán llegar a un acuerdo para presentar a su candidato electoral. No es descartable que el líder bávaro se convierta en candidato de la CDU-CSU, aunque dependerá de las encuestas internas del partido. De no serlo, está claro que tendrá una gran influencia política en la coalición.

Cualquiera de ellos, como nuevo líder, va a tener que afrontar una situación complicada. En primer lugar, mantener unido al partido sucediendo a un peso pesado como Angela Merkel va a resultar ser una ardua tarea a corto plazo. Y, en segundo lugar, porque tendrá que intentar detener la tendencia bajista de los últimos años: el apoyo a la CDU ha descendido del 41,5% que consiguió junto con sus socios bávaros de la Unión Social Cristiana (CSU) en 2013, al 32,9% de las últimas elecciones federales de 2017.

 

Angela Merkel: Estados fuertes para una Europa próspera y unida

Lejos de cualquier idea federalista europea, la canciller Merkel, bajo el concepto de “más Europa” y apostando por una unión política, ha defendido constantemente la idea de Estados fuertes en una Europa unida, explicando que “el Estado nación por sí solo no tiene futuro”, ya que “a Alemania solo le irá bien si a Europa le va bien”. Esa Europa merkeliana de Estados fuertes, como defendió en un discurso en el Colegio de Europa en 2010, se ha podido percibir, a lo largo de la última década, en un mayor número de cumbres de los jefes de Estado y de Gobierno. Esto ha hecho que el Consejo Europeo haya adquirido cada vez más peso como motor de la UE, en detrimento de la Comisión, que ostenta la iniciativa legislativa. En este sentido, Merkel no ha sido partidaria de la idea de mutualizar la deuda europea mediante la creación de eurobonos, ya que sostiene que, a través de una unificación de la deuda europea, los contribuyentes alemanes tendrían que responder prácticamente de forma ilimitada a las deudas de otros países. Por ello, Merkel ha insistido en que solo mediante una política financiera y presupuestaria armonizada podría existir un sistema de cooperación y responsabilidad europeo común.

¿Qué rumbo emprendería cada uno de los candidatos en caso de liderar la CDU y, en su caso, el Gobierno alemán? ¿Cuál es su visión de la política europea e internacional? ¿Representan continuismo o ruptura con respecto a la idea de Europa de la actual canciller?

 

Armin Laschet: apuesta por la continuidad

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Armin Laschet. Christophe Gateau/picture alliance via Getty Images

Desde junio de 2017, Armin Laschet es el presidente regional del mayor Bundesland en población, Renania del Norte-Westfalia (18 millones de habitantes). Laschet, desde hace tiempo, ha sido considerado como posible sucesor de Angela Merkel y se le ve como su heredero ideológico. Asimismo, desde 2012, es el número dos de la formación democristiana. Durante la crisis migratoria de 2015, fue un gran defensor de las políticas migratorias liberales de la canciller. De ahí que se le vea como un aliado moderado de Merkel. Por su cariz centrista, se le percibe, por un lado, como persona capaz de construir consensos. Pero precisamente por ese centrismo, muchos detractores lo consideran continuista con la política de Merkel y no lo suficientemente conservador como para recuperar antiguos votantes de la CDU que ahora votan a la ultraderechista AfD. Para salvar esa debilidad, formará parte de su candidatura el actual ministro de Sanidad, Jens Spahn, el cual, con un perfil más conservador, sería su número dos y podría atraer a un electorado más derechista.

Laschet, en su visión de una Europa integrada, busca fortalecer la Unión en asuntos como combatir el terrorismo internacional y el crimen organizado, así como la política energética. Además, le gustaría ver al presidente de la Comisión ser elegido directamente por los votantes europeos. Con respecto a los eurobonos, Laschet insta a una discusión abierta hacia una solución amplia para la crisis de deuda, una solución de la que los eurobonos podrían ser parte de ella. Tras la crisis económica y financiera de 2008, no estaba a favor de una salida de Grecia de la zona euro, ya que podría desencadenar una agitación indeseable en el país, de la que Rusia podría beneficiarse invirtiendo en el país heleno. En este sentido, Laschet firmó junto con el magnate George Soros una carta instando a más Europa en el ámbito de la unión monetaria.

 

Friedrich Merz: giro conservador

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Friedrich Merz. Sebastian Gollnow/picture alliance via Getty Images

El intento de Merz de volver a la política incluye un giro conservador de la CDU para recuperar parte del electorado perdido, es decir, aquellos que optaron por AfD. Para defender su ideario, se ha centrado en la política económica, exterior y de familia. Defiende los valores sociales, descubriéndose como conservador en lo social y liberal en lo económico. Por ello, es visto como el representante de la facción conservadora y proempresa de la CDU. Su rivalidad con la canciller Merkel viene de lejos: en 2000 era presidente del grupo parlamentario de la CDU y, por tanto, líder de la oposición durante el gobierno del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, puesto en el que en 2002 fue sustituido por la misma Merkel. Merz llegó a acusar a la Canciller de llevar a la CDU hacia la izquierda y ésta lo dejó a un lado, aunque manteniendo su escaño en el Bundestag. En 2009, dejó la política para dar el salto al sector privado como abogado corporativo. Ahora, quiere volver a la política para liderar el mayor partido de Alemania.

Con respecto a la integración europea, en 2018 se describió como un “convencido europeo y un convenido transatlantista”. Algunos críticos lo acusan de estar demasiado escorado a la derecha, puesto que defiende una Alemania cosmopolita cuyas raíces cristianas se basen en la ética cristiana y en la ilustración europea, y cuyos mayores aliados son las democracias occidentales. El mismo año, fue coautor de un artículo defendiendo el proyecto de la UE, posicionándose a favor de un ejército europeo. Ya desde joven se mostró anticomunista y a favor de una relación más estrecha entre Alemania y Francia. Igualmente, ha criticado con más virulencia a Donald Trump que Merkel, especialmente en lo que concierne la guerra comercial de Trump contra Europa. También cabría esperar de él una posición más dura con Rusia: tras el ataque con veneno contra el opositor ruso Alexei Navalny, Merz propuso aplicar una moratoria de dos años a la construcción del gasoducto Nord Stream 2 (de la costa báltica rusa hasta Alemania).

 

Norbert Röttgen: antiguo ‘establishment’

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Norbert Roettgen. TF-Images/Getty Images

Norbert Röttgen es miembro del Bundestag desde 1994 y preside, desde 2014, la Comisión de Asuntos Exteriores. Como centrista, es el favorito del antiguo establishment de la CDU. Creció en las afueras de Bonn y personifica los valores fundamentales de la antigua República Alemana: el transatlantismo, la asociación francoalemana y un fuerte anclaje de Alemania en la UE. Röttgen se ha pronunciado a favor de una presencia alemana más sólida en las misiones de seguridad global y ha pedido una relación más estrecha con el Reino Unido tras el Brexit.

Con respecto a la integración europea, en 2011 Röttgen defendió la celebración de elecciones directas para el presidente de la Comisión, un sistema político bicameral para la UE y elecciones parlamentarias simultáneas en toda Europa. Tras el referéndum de 2016 sobre la pertenencia del Reino Unido a la UE, Röttgen fue coautor de un artículo con Jean Pisani-Ferry, André Sapir, Paul Tucker y Guntram Wolff que presenta una propuesta de una asociación continental entre la UE y Reino Unido. En este sentido, defiende que tal asociación otorgaría a Gran Bretaña cierto control sobre la movilidad laboral al tiempo que preserva la libre circulación de capitales, bienes y servicios. En política exterior, es considerado defensor de una política exterior alemana más asertiva: en una tribuna en el diario Financial Times en marzo de 2014, argumentó que las únicas personas que parecían no darse cuenta del liderazgo que debe tomar Alemania en política exterior eran "los propios alemanes".

A finales de 2015, Röttgen pidió una revisión del gasoducto Nord Stream 2, de manera similar a Merz, tras el caso Navalny, alegando que era un tema muy político que conllevaba el riesgo de dividir Europa y que podría contradecir los objetivos de la política energética europea acordada. En este sentido, se mostró muy crítico con el presidente ruso, Vladímir Putin, del que dijo que el idioma que este entiende “es el del gas y el dinero”, y que, si se continúa con este proyecto energético, daría a entender a Putin que “todo está permitido”. También ha adoptado una posición dura con respecto a China e instó a Merkel a adoptar un enfoque más estricto hacia la empresa de tecnología china Huawei. Para ello, argumenta que “China es el mayor desafío para Occidente” y que "no hay empresa en este país que pueda escapar a la influencia del Partido Comunista, incluido Huawei".

 

Liderar la democracia cristiana… y Alemania

No hay claro vencedor para liderar la CDU, pero según las últimas encuestas, Merz estaría ganando apoyos, en detrimento de Laschet. Este último estaría perdiendo popularidad por la gestión de la pandemia en el Estado renano. De salir elegidos Röttgen o Laschet, la continuidad ideológica con respecto a Merkel estaría relativamente garantizada. No sería así en caso de verse vencedor Merz. En las antípodas de Merkel, este último emprendería previsiblemente un giro a la derecha, tratando de seducir a los antiguos votantes de la CDU que migraron a la ultraderecha (AfD).

Apostar por la renovación o por la experiencia y la gestión. He ahí la cuestión que deberá dirimir la militancia democristiana. Y es que, teniendo en cuenta que los recientes sondeos de cara a las elecciones federales, muestran una relevante ventaja a favor de la CDU, incluso duplicando en votos a la segunda formación, que podrían ser los Verdes, seguidos de cerca por los socialdemócratas, el candidato que salga vencedor de este congreso contaría con muchas papeletas de convertirse en otoño de 2021 en el nuevo canciller de la primera potencia europea.