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El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante una rueda de prensa en Tirana, Albania. (Gent Shkullaku/AFP/Getty Images)

Para que alguno de los países candidatos se incorpore a la UE en 2025 habrá que superar tres tipos de obstáculos.

Cuando arrancó la Comisión Juncker, a finales de 2015, su presidente dejó claro que ampliar más la Unión no formaba parte fundamental de su agenda, consecuencia indudable de la fatiga que las sucesivas ampliaciones habían causado en toda Europa.

Juncker dijo, explícitamente, que no habría más ampliaciones bajo su mandato. Aunque era una decisión previsible, porque ninguno de los países candidatos estaba listo, su declaración fue un jarro de agua fría para los países balcánicos que estaban tratando de utilizar la esperanza de integración como arma para sus programas internos de reformas. Muchos pensaron que las palabras de Juncker habían dañado la credibilidad y el poder transformador del proceso de adhesión.

Poco a poco, se ha reconocido que aquel fue un error. Los Balcanes occidentales siguen siendo una zona frágil, y el estancamiento prolongado del proceso de ampliación irá, seguramente, en detrimento de la estabilidad de Europa. Además, la crisis de los refugiados que se inició en otoño de 2015 hizo patente la importancia que tiene la región para otros países de la UE.

Por eso, hay ahora interés en resucitar el proceso de ampliación para esos países, que se remonta al compromiso adquirido en la cumbre de Tesalónica de 2003, y dar a todos ellos la opción de la plena incorporación a la UE.

La nueva Estrategia para los Balcanes occidentales de la Comisión Europea pretende traducir ese interés renovado en políticas concretas y relevantes. Ofrece la perspectiva de que los Estados que están más avanzados en el proceso —Serbia y Montenegro— sean miembros en 2025 e invita a los demás a ponerse a su altura.

Está por ver que sea un objetivo realista o no.

La Comisión va a presentar nada menos que seis diferentes iniciativas “insignia” para contribuir a la aceleración del proceso. Hasta ahora no se conocen, y existe el temor de que no cumplan las expectativas o no estén dotadas con los recursos suficientes para alcanzar sus fines.

Los Estados miembros podrán opinar sobre la estrategia cuando elaboren sus conclusiones en el Consejo Europeo de junio, que también abordará el estado de las relaciones con cada país de los Balcanes. Antes de esa fecha, la presidencia búlgara de la UE celebrará una cumbre especial UE/Balcanes en el mes de mayo en Sofía.

Si bien las aspiraciones expresadas por la Comisión cuentan con el respaldo general, la ampliación sigue siendo un tema, políticamente, delicado en muchos países, y es fácil que las fuerzas populistas se apoderen de los procesos. Un ejemplo de ello fueron los referendos celebrados en Holanda sobre el acuerdo de asociación con Ucrania, y sería muy posible que se fomentaran sentimientos similares, por ejemplo, contra la incorporación de Albania a la UE.

Para que alguno de los países candidatos se incorpore a la ...