Dispositivo de realidad virtual de la empresa Telefónica España. (Paco Freire/SOPA Images/LightRocket via Getty Images)

Un análisis exhaustivo del estado actual de la inteligencia artificial en el país, así como de las oportunidades y los desafíos de cara a los próximos dos años.

A estas alturas, que la inteligencia artificial (IA) forme parte de nuestras vidas no es una sorpresa para nadie. Servicios de llamadas automatizados, dispositivos inteligentes con los que hablar cada mañana, oportunidades laborales para perfiles especializados, titulares de prensa llamativos y provocativos, etcétera. Tras varios “inviernos” (expresión que en el mundo de la IA hace referencia a diversas etapas de expectativas y desilusión con respecto a la tecnología), estamos en un periodo de adopción, aceptación, e incluso regulación de la IA.

Tanto es así, que pese a tratarse de una familia de tecnologías e innovaciones relativamente estandarizadas a escala internacional, hay razones para que cada Estado y región adopte mecanismos de investigación y desarrollo, adopción pública y privada, generación de talento, y posicionamiento como hub innovador. Más aún en un contexto internacional postpandemia, con disrupciones en las cadenas de suministro y con una tendencia a la relocalización de recursos clave para mantener la competitividad como país.

España y la industria de IA no son excepciones, y este artículo pretende desglosar los puntos clave para entender la situación actual de la inteligencia artificial española, a nivel de desarrollo interno, pero también como actor relevante en el tablero internacional. En grandes líneas, analizaremos el lustro entre 2019 y 2023 como periodo clave para el desarrollo industrial y académico, en base al conocimiento global pero con un enfoque nacional, de cara a analizar las oportunidades y compartir recomendaciones para que España se posicione con potencial innovador en el sector de la inteligencia artificial.

 

¿En qué punto se encuentra la IA?

Sin entrar en detalles históricos, la noción de IA forma parte del imaginario colectivo desde los años 50. Películas futuristas, libros de Asimov, etcétera. La visión pública de la inteligencia artificial ha ido ligada a los robots inteligentes y sus capacidades aumentadas frente a aquellas del ser humano, así como los riesgos ligados a tales desarrollos. Ese tipo de IA general (General AI o AGI) es hoy en día una utopía, y el campo de acción de la IA se enfoca en tareas más específicas (Narrow AI) como las predicciones numéricas, las detecciones de anomalías y la clasificación automática de imágenes.

Afortunadamente, con el paso de los años se ha logrado una mejor comprensión del potencial realista de la IA y sus tecnologías habilitantes, tanto por parte de las empresas como de los gobiernos que intentan acelerar la innovación interna. Además, como en todos los ámbitos innovadores que se precien, hay una competencia latente entre todos los países punteros, con una predominanciapor parte de dos potencias: Estados Unidos y la República Popular China.

Por un lado, el gigante americano aboga por un enfoque proinnovación, que permite a las grandes firmas innovar con barreras regulatorias más pragmáticas, especialmente ...