
Un repaso a las estrategias de los medios de comunicación chinos en inglés que el Gobierno de Pekín utiliza para alcanzar y convencer a las audiencias de otros países.
Durante tres semanas de febrero, Xu Zeyu, enviado especial de la agencia estatal china Xinhua a la ciudad de Wuhan, detalló la gestión del coronavirus en un inglés perfecto. Se metió en los hospitales, entrevistó a los soldados y a la patrulla de desinfección urbana, y fue colgando todas los vídeos en Twitter bajo la etiqueta #WuhanToday. El público objetivo de Xu, que tiene casi 20.000 seguidores en esa red social censurada en China, es el mundo angloparlante. Como otros colegas chinos, él aceptó participar en tertulias de otros países para contar cómo había vivido la cobertura. En la BBC le preguntaron qué había visto en el epicentro de la crisis. Su respuesta fue destacar lo “rápido que han actuado las autoridades para contener el virus”. Más que un reportero, parecía un funcionario del Gobierno chino. Evitó mencionar los problemas de coordinación, reconocidos, entre los poderes regionales y el central. Tampoco comentó el caso sonado del doctor Li Wenliang que alertó del peligro de la epidemia, fue reprendido y semanas más tarde falleció contagiado. El presentador británico, al comprobar que no se saldría de la línea oficial, le dio las gracias y dio paso a otro tema.
¿Se dedica Xu Zeyu al periodismo o a la comunicación institucional? El debate sobre si un medio público debe estar o no al servicio del gobierno, un dilema que afecta a muchos países, incluida España, en el gigante asiático ni se plantea. Los periodistas que no aceptan remar en la dirección de Pekín son pocos y trabajan de forma muy precaria. Muchos terminan dejando el oficio. Sin embargo, quienes deciden aceptar las reglas del juego tienen más futuro que nunca, sobre todo si hablan idiomas y están dispuestos a viajar. Mientras en Occidente el periodismo vive años muy duros por la caída de la publicidad y la pérdida progresiva de influencia, los medios oficiales chinos no escatiman en instalaciones ni en contratos generosos.
Basta con echar un vistazo a la red LinkedIn: la CGTN, China Global Television Network, busca reporteros, productores y editores en Singapur, Ho Chi Ming, Minneapolis, Pekín… Se valorará la experiencia, el dominio del idioma local, un criterio periodístico sólido, capacidad de concentración y de lidiar con situaciones de estrés. Este año, la agencia oficial Xinhua planea llegar a 200 oficinas en todo el mundo. La estadounidense Associated Press cuenta con 263 delegaciones. “Es difícil encontrar cifras fiables de inversión de los medios estatales chinos, pero algunas estimaciones apuntan a 10.000 millones de dólares anuales para promover su poder blando”, explica la académica María Repnikova, experta en el panorama mediático chino.
“Contar bien China”
Por encima de todo, la misión de estos medios es “contar bien la ...
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