
Dentro y fuera de Estados Unidos, muchos han considerado la candidatura presidencial de Donald Trump como poco más que un chiste. Sin embargo, a sólo siete meses de las elecciones y con el millonario como muy probable candidato del Partido Republicano, merece la pena detenerse en un análisis más profundo de su visión del mundo y del papel que cree que Estados Unidos debe jugar en él. Hasta ahora conocíamos apenas unas cuántas promesas algo estrambóticas pero, en las últimas semanas, el candidato ha detallado los principios de su política exterior en largas entrevistas con los dos grandes periódicos estadounidenses. Ahora ya podemos analizar cómo ve la realidad internacional Trump y qué efectos tendría para el mundo su presidencia.
Su visión: América primero
El lema no es suyo, pero cuando el periodista de The New York Times David E. Sanger se lo propuso, Donald Trump lo adoptó de forma entusiasta. La idea central de su política exterior es que EE UU solía ser un país rico y ahora es pobre porque “nos lo gastamos en defender a otros países”. De hecho, casi se puede decir que la ‘mano dura’ en sus mensajes está más dirigida a sus aliados que a sus enemigos: Japón y Corea del Sur “nos timan sistemáticamente”, Arabia Saudí cobra por acoger bases estadounidenses aunque “sin nosotros no sobreviviría” y la OTAN “beneficia mucho más a los aliados y aún así hacemos una contribución desproporcionada”.
Esta visión económica marca todos los aspectos de su política exterior y resulta ser una excelente estrategia política para las primarias, ya que el 68% de los votantes republicanos creen que su Gobierno gasta demasiado en ayudar a otros países según una encuesta reciente de YouGov. Con las heridas de las guerras de George W. Bush aún recientes, no es difícil entender que atraiga a muchos electores cuando dice que “construimos una escuela en Irak y la arrasan, la reconstruimos y la vuelven a arrasar... y mientras tanto, no tenemos dinero para una escuela en Brooklyn. Tenemos que cuidar de nosotros mismos”.
El afán por ahorrar en el gasto exterior lo condiciona todo. Determina su opinión sobre la presencia militar en el extranjero, sobre los acuerdos de libre comercio y también sobre la estrategia en Oriente Medio. En la política exterior de Donald Trump, todo depende del dinero.
Asia: escalada nuclear y guerra comercial
La política estadounidense tradicional sobre proliferación nuclear ha sido bastante clara: evitar que nuevos países consigan la bomba. Sin embargo el impulso ahorrador de Donald Trump puede llegar a darle la vuelta a esta doctrina si finalmente llega a ser presidente. El candidato considera que antes que seguir gastando en proteger a Japón y a Corea del Sur de la amenaza de Corea del Norte, es preferible permitir a sus dos aliados que desarrollen sus propios arsenales nucleares.
La novedosa idea no tiene mucho apoyo entre los expertos. Jeffrey McCausland, el que fuera director de ...
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