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Un hombre uigur trabajando en un taller en Kashgar, China. (Kevin Zen/Getty Images)

Muchos países han olvidado la represión de la minoría musulmana en China debido a la diplomacia económica que ha extendido el gigante asiático en los últimos años. ¿Beneficiarse de los proyectos de la BRI o buscar una solución para los uigures?

Casi tres millones de uigures fueron internados en campos de reeducación en Xinjiang y cientos de ellos han desaparecido. La última noticia disponible sobre el paradero de estas personas es que han transferido a 80.000 uigures a distintas fábricas, como Apple o Nike, para trabajar de manera forzada. Por otra parte, algunos países han comenzado a llamar la atención al gigante asiático por la violación constante de los derechos humanos de esta etnia. Es el caso de EE UU, que aprobó este miércoles un proyecto de ley en el Congreso de los Representantes para sancionar a China por los abusos perpetrados contra los uigures y otras minorías musulmanas de Xinjiang. Ya en verano de 2019, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se refirió al tratamiento chino hacia esta minoría como “la mancha del siglo”, restringió visas de funcionarios chinos e incluyó a 28 empresas del país en una lista negra por su participación en la represión. Aunque ahora hay más información sobre la situación de esta etnia, el silencio todavía pesa y es inevitable pensar en las consecuencias económicas de los países si se oponen a China.

En este contexto, Xi Jinping puso en marcha un arma muy poderosa, la Belt and Road Initiative (BRI), que, sin ser su principal objetivo, le ha servido para guardarse las críticas de muchos Estados. Emulando la antigua Ruta de la Seda, el presidente planea establecer seis rutas terrestres (Silk Road Economic Belt) y una marítima (21st Century Maritime Silk Road) que conecten China con el resto del mundo. Un proyecto tan ambicioso que desde 2017 está incluido en la Constitución del Partido Comunista. De esta manera, el mandatario quiere expandir sus relaciones comerciales a 93 países (45 asiáticos, 39 europeos y 7 africanos) y 252 ciudades.

Los antecedentes más inmediatos se encuentran en Asia Central, la región que primero ha firmado proyectos conjuntos en beneficio del gigante asiático. De esta manera, China aseguró la total colaboración de los países vecinos aprovechando la situación económica de las repúblicas exsoviéticas, sus recursos naturales, como las altas concentraciones de gas de Turkmenistán y su posición geoestratégica en el corazón del mapa.

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Un grupo de personas en Kirguistán muestran las fotos de sus familiares desaparecidos en Xinjiang, China. (VYACHESLAV OSELEDKO/AFP via Getty Images)

Uno de los primeros países en apoyar la BRI fue Kirguistán, con más de 150.000 kirguís viviendo en Xinjiang por trabajo y algunos internados también en los campos de reeducación por compartir religión, el islam, con los uigures. Kirguistán siempre se ha mantenido neutral sobre el tema de los uigures y también se ha beneficiado de la BRI con proyectos bilaterales, como ...