Una pareja de ucranianos salta sobre una hoguera durante la celebración de una fiesta tradicional eslava (Sergei Supinsky/AFP/Getty Images).
Una pareja de ucranianos salta sobre una hoguera durante la celebración de una fiesta tradicional eslava. Sergei Supinsky/AFP/Getty Images.

He aquí un intento de retratar a los jóvenes ucranianos con todos los límites que implica la tarea de analizar algo vivo, heterogéneo y en continua transformación. Tras algo más de dos años de la Revolución del Euromaidán, ¿cuáles son los principales retos de las nuevas generaciones? ¿Y sus aspiraciones?

“Vine al Maidán porque el Gobierno robó el futuro de Ucrania y las aspiraciones de la juventud”, dice un chico de no más de 25 años en Winter of fire, el documental que recoge los meses de la Revolución del Euromaidán, protestas que contaron desde el comienzo con la masiva participación de estudiantes y jóvenes. No era la primera vez que la juventud se erigía como protagonista en las calles, así fue también en la Revolución en el Granito (1990) y la Revolución Naranja (2004). Las nuevas generaciones –algunos jóvenes nacidos ya en la Ucrania independiente– parecen maduran a golpe de crisis y protestas.

Dos años después de las revueltas del Euromaidán, el papel de los jóvenes como agentes de cambio político y social podría exigir mucho más que salir a las calles. “La juventud tiene gran potencial para moldear la historia de un Estado, pero necesita persistencia y un duro trabajo de las nuevas generaciones para lograr una verdadera democracia”, en palabras de las socióloga Oleksandra Senchuk. La demanda de mejoras en la calidad de la educación, un mayor desarrollo de la sociedad civil, penetrar en las estructuras políticas y económicas para establecer mejores prácticas, así como avanzar en el terreno de la igualdad y la tolerancia serán, entre otros muchos, los campos de batalla de la juventud ucraniana. ¿Están los jóvenes prepararos para tales desafíos?

 

La (incómoda) relación con la política

La juventud ucraniana ha actuado como motor de las principales protestas durante las últimas décadas, pero no ha sido nada fácil para las nuevas generaciones canalizar esa presencia en las calles a la hora de ganar poder político.

Las razones que se esconden tras esa incapacidad para asaltar el poder podrían estar relacionadas, en parte, con la propia naturaleza del Estado ucraniano, donde “los oligarcas y los grupos financieros que apoyan a los partidos políticos tienen sus propias agendas que, normalmente, no incluyen dar una oportunidad a los programas de las nuevas generaciones”, refleja el análisis de la experta Nadia Diuk. Otro de los factores, también intrínseco al sistema político, sería la fuerte centralización del Estado, que complica en gran medida la movilidad de los jóvenes líderes, limitando la opción de comenzar su labor política en áreas locales y regionales para luego dar el salto a la arena nacional. Por otro lado, también podría influir la percepción de la política que tiene los jóvenes o cómo se ha inculcado su significado: “desde el poder se ha transmitido a la juventud que la política es algo sucio y es mejor que se mantengan fuera de ella, se ...