
Muchos van a ser los sectores económicos donde va a impactar la realidad aumentada, entre ellos el turismo. Pero, ¿qué es, de dónde ha surgido y cómo se espera que estalle esta revolución?
El futuro es hoy. Goldman Sachs espera que la facturación de la realidad aumentada escale hasta, como mínimo, los 23.000 millones de dólares (unos 20.000 millones de euros) y que provoque una disrupción comparable a la del ordenador personal.
La realidad aumentada (RA) y la realidad virtual no son lo mismo. La realidad aumentada nos permite, por ejemplo, visitar las ruinas de un castillo legendario y que, al mismo tiempo que tocamos las piedras, nuestras gafas o nuestro teléfono móvil nos muestren mediante hologramas cómo era cuando estaba en pie. Las visiones del pasado se superponen, mágicamente, a las del presente para enriquecerlo. La realidad virtual son sólo imágenes informáticas que, en este caso, pueden recrear un castillo o inventarse uno ficticio.
El primer cachivache portátil de RA fue diseñado por Ivan Sutherland en 1968 y era tan primitivo que había que colgar el casco electrónico del techo. Entre 1992 y 1999, el Ejército estadounidense apostó por la realidad aumentada para construir simuladores y facilitar el trabajo de los soldados en el campo de batalla, mientras los laboratorios de las universidades y los inventores aceleraban la investigación y empezaban a patentar prototipos a toda velocidad.
En estos momentos, muchas empresas siguen bebiendo al mismo tiempo de clientes militares y civiles, públicos y privados. Ramón Ramírez-Liñán, que fundó la start up tecnológica Navteca con su mujer, Shayna Skolnik, en Estados Unidos, reconoce que sus principales clientes son “la NASA y la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration)” aunque también hayan trabajado para el Gobierno español. Navteca ha elaborado recientemente una visión de España en realidad virtual dentro de una campaña oficial para atraer a millones de turistas.
El verdadero inicio de la revolución no se produjo hasta el siglo XXI, cuando la RA convergió con los navegadores de Internet, la fulminante universalización de la telefonía móvil y sus apps, la llegada de las tabletas, la pujante industria de los videojuegos virtuales y el estallido comercial de los wearables. Retrospectivamente, casi parece inevitable que Google y Samsung estrenasen sus gafas inteligentes en 2014 o que Facebook adquiriese la start up Oculus por 2.000 millones de dólares.
Goldman Sachs da por hecho en un informe reciente que la realidad aumentada va a ser una tecnología tan revolucionaria como lo fue el ordenador personal a partir de la implantación del sistema operativo Windows 95, que fue el que catapultó su masificación. Prevén tres escenarios diferentes de facturación para el sector dentro de tan sólo nueve años: 23.000 millones de dólares, 80.000 millones de dólares y 182.000 millones de dólares. Las cifras, en cualquier caso, son mareantes.
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Los ámbitos más beneficiados serían, según Goldman, los videojuegos, los eventos en vivo ...
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