
He aquí los actores, y algunos sectores, que pueden beneficiarse o salir perjudicados con la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Analizar los planes de Donald Trump requiere una dosis extra de imaginación. Nunca ha tenido cargo público que sirva como referente y parte de sus promesas, como renegociar tratados consolidados, no tienen precedentes. Su falta de historial y su mensaje de campaña, desdibujado por los discursos improvisados y los cambios constantes en su equipo, hace difícil trazar una guía para navegantes.
Pero de su larga lista de mítines, comunicados y entrevistas se pueden extraer dos esencias muy concretas para entender en qué se fundamentaría su agenda internacional. La primera es el viejo concepto de “America First” (América primero). La campaña de Trump ha sabido captar cierta nostalgia aislacionista en la clase trabajadora, fatigada por los cambios de la globalización y década y media de guerras en Oriente Medio. El magnate promete recuperar el empleo industrial deslocalizado, en materia económica, y pintar una línea clara en materia geopolítica: Estados Unidos, ha declarado, ya no va a ser “policía del mundo”. La segunda esencia es de carácter: Trump lleva décadas haciendo de su marca, “Trump”, un sinónimo de astucia, garra y éxito. Su campaña ha prometido llevar esa energía a la mesa de negociaciones para hacer que los estadounidenses “vuelvan a ganar y a hacerse respetar”. Esta premisa podría trastocar la cautela multilateral de la Administración Obama y redibujar la diplomacia estadounidense.
Ganadores

Los movimientos euroescépticos. Una victoria de Trump resonaría políticamente en Europa. El magnate y los populismos de derecha europeos tienen agendas parecidas en inmigración, retórica antiestablishment y política económica. El magnate apoyó el Brexit y ha comparado su campaña con el perfil antiinmigración y nacionalista del voto británico. Líderes como la francesa Marine Le Pen o el holandés Geert Wilders han respaldado oficialmente a Trump.
Según John Judis, autor de La explosión populista: cómo la gran recesión transformó la política americana y europea, asistimos a un cambio de paradigma en Occidente: “El hilo común de Europa y Estados Unidos es una reacción al neoliberalismo: capital móvil y trabajo móvil”, explica. “Creo que estamos viendo un proceso cíclico y estamos en el punto en el que vemos las primeras señales de rotura del consenso”.
De la misma forma que el Brexit entusiasmó a los euroescépticos, la victoria de Trump podría reforzar aún más su moral y posibilidades de expansión. El Frente Nacional de Le Pen encabeza las encuestas para las elecciones presidenciales de Francia en 2017. Su agenda incluye un referéndum de pertenencia a la Unión Europea.
Rusia. El candidato republicano ha expresado varias veces que se quiere “llevar bien” con Rusia y con su presidente, Vládimir Putin, una intención aparentemente recíproca. Ambos líderes se han dedicado cumplidos en público, los medios ...
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