
Los congoleños se ven privados una y otra vez de los beneficios que reporta la riqueza mineral de sus tierras. ¿Cómo que se produce el flujo ilegal de oro de Congo a Uganda? ¿De qué manera sacan tajada los grupos armados?
Hace 60 años, el 30 de junio de 1960, el día en el que Congo consiguió su independencia, el primer ministro Patrice Lumumba se acercó a los micrófonos del Palacio de la Nación y pronunció unas palabras que nadie esperaba: además de denunciar los abusos de los colonos belgas y destacar las batallas de los congoleños por su libertad, su discurso era una declaración de intenciones. Lo había escrito a toda prisa la noche anterior, pocas horas después de leer lo que el presidente congoleño, Joseph Kasavubu, había preparado para la ocasión. El del mandatario era un discurso obediente, adulador de los antiguos amos coloniales. Lumumba no podía contentarse con eso. Mientras el rey Balduino de Bélgica glorificaba el legado del período colonial, Lumumba corregía apresuradamente su texto a unos pocos metros de distancia, preparado para romper todos los protocolos. Su discurso estaba en un montoncito de papeles que amontonaba en sus rodillas. “El futuro de nuestro querido país ahora está en las manos de su propio pueblo”, aseguró.“Lucharemos por la paz, la prosperidad y la grandeza. Estableceremos la justicia social, y garantizaremos a cada persona una remuneración justa por su trabajo. […] La tierra de nuestro país natal beneficiará verdaderamente a sus hijos”.
Las ideas de Lumumba encontraron muchos opositores. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y las autoridades belgas colaboraron con algunos militares congoleños para asesinar al primer ministro seis meses después. Descompusieron su cuerpo con ácidos en una sabana aislada. Seis décadas más tarde, como ocurría durante el período colonial, los enormes recursos minerales del Congo siguen sin contribuir al bienestar general de la población.
Las rutas de los minerales
El último informe del Grupo de Expertos sobre la República Democrática del Congo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, publicado a principios de junio, da muchas pistas para comprender quiénes se benefician del comercio de los minerales en un país donde, a pesar la abundancia de esos recursos, ocho de cada 10 personas intentan sobrevivir con menos de 1,25 dólares diarios.
De acuerdo con los documentos oficiales del Gobierno congoleño, esta nación exportó en 2018 poco más de 240 kilogramos de oro procedentes de minas artesanales. Sin embargo, según los cálculos conservadores de los investigadores, basados en entrevistas con personas de negocios de la ciudad de Bunia (oeste), solamente los comerciantes de esa localidad exportan ilegalmente alrededor de 1,1 toneladas al año: más de 62 millones de dólares en el mercado internacional. Este descubrimiento concuerda con los de otros estudios. En 2015, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informó que Congo podría estar produciendo artesanalmente de 10 a ...
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