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Visitantes en la Feria del libro de Leipzig, 2019. Jens Kalaene/picture alliance via Getty Images

Películas y libros sobre cuatro momentos definitorios de la reciente historia del país.

Alemania es clave para España. Por su integración política y económica. Por eso conviene ir más allá de los titulares para entender qué sucede en ese país. El arte puede ser un buen comienzo para adentrarse en las formas de pensar, las costumbres, las teclas del inconsciente colectivo y las fobias de Alemania, especialmente a seis meses de unas elecciones que van a suponer el fin de una era en un contexto de gran incertidumbre, por la pandemia, la marcha de Angela Merkel y la ausencia de un sucesor claro en Berlín. Aquí siguen cuatro momentos definitorios de la historia reciente de Alemania y un puñado de libros y películas para una primera inmersión cultural.

 

Entreguerras

Este período (1918-1939) es esencial para entender la Alemania actual. El miedo a la inestabilidad y el caos político, la consolidación de un sistema partidista y mediático tremendamente consensual, el pavor a la inflación y la aversión a la deuda hunden en parte sus raíces en los sucesos de aquella época convulsa que comprende desde la derrota del Imperio alemán en la I Guerra Mundial a la invasión nazi de Polonia, pasando por la abdicación del káiser Guillermo II, el humillante Tratado de Paz de Versalles, la frustrada revolución socialista, la inestable República de Weimar y el ascenso al poder de Adolf Hitler. Culturalmente fue una época apasionante, de una efervescencia con pocos equivalentes, que acabó de forma trágica y abrupta, con el exilio o la muerte de la mayoría de sus protagonistas.

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Rodaje de la serie Babylon Berlin, 2021. Paul Zinken/picture alliance via Getty Images

Abordan estos años, aunque no sólo, obras como Die Blechtrommel (El tambor de hojalata), una fascinante novela publicada en 1959 por el nobel alemán Gunter Grass. Más allá de lo literario y de la ambición del relato, la trama arranca con la República de Weimar como telón de fondo, y en una ciudad que sería luego a su pesar protagonista, Danzig (Gdansk, en polaco). La historia luego se adentra en la II Guerra Mundial y la posguerra. En 1978, Volker Schlöndorff hizo una adaptación de los dos primeros libros de la obra cumbre de Grass en una película homónima que un año más tarde compartió la Palma de Oro del Festival de Cannes con Apocalypse Now y ganó el Óscar a la mejor película extranjera.

Die Welt von Gestern (El mundo de ayer), la autobiografía del escritor judío austriaco Stefan Zweig, también permite acercase a esta época desde la melancolía de quien ve como las botas del nacionalsocialismo lo arrasan todo a su paso (el autor acabó suicidándose por ello). Una forma más ligera y libre de sumergirse en aquellos años es la popular serie Babylon Berlin, que se basa en los primeros libros de la serie del comisario Gereon Rath, del escritor Volker Kutscher. Otras obras sobre la época muy recomendables son El café sobre el volcán, de Francisco Uzcanga, que se adentra en el mundo cultural berlinés de la época a través de sus principales figuras, y el clásico Geschichte eines Deutschen (Historia de un alemán), del periodista e historiador Raimund Pretzel (más conocido por su seudónimo Sebastian Haffner), que trata de explicar cómo una de las sociedades más instruidas de la época cae en la barbarie del nazismo.

Estos años son también la era de oro del cine alemán. Destacan algunos títulos míticos interesantes para adentrarse de otra forma en el período de entreguerras. Entre ellos destacan Der blaue Engel (El ángel azul), de Josef von Sternberg; Metropolis (Metrópolis), M – Eine Stadt sucht einen Mörder (M, el vampiro de Düsseldorf) y Dr. Mabuse der Spieler (El doctor Mabuse), las tres de Fritz Lang; Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (Nosferatu: Una sinfonía del horror), de Friedrich Wilhelm Murnau; y Das Cabinet des Dr. Caligari (El gabinete del doctor Caligari), de Robert Wiene.

 

II Guerra Mundial, nazismo y Holocausto

La II Guerra Mundial (1939-1945) es una censura en la historia contemporánea de Alemania. Una cicatriz aún muy visible en el día a día que ayuda a entender, por ejemplo, la fortaleza de los movimientos antibelicistas y antinucleares (y de ahí la pujanza de Los Verdes en sus inicios o la resistencia social a cumplir con los compromisos de gasto de la OTAN). También puede contribuir a explicar este período la desconfianza que generan los líderes carismáticos en Alemania, su concepción restrictiva de la libertad de expresión, la gran sensibilidad ante los delitos de odio y de motivación política, la renuencia de Berlín a erigirse como un actor político de primer nivel en el escenario internacional o la defensa del Estado de Israel como responsabilidad nacional y puntal de su política exterior.

Cientos de libros y películas están ambientadas en la II Guerra Mundial, en muchas ocasiones porque es sencillo identificar al nacionalsocialismo y a Adolf Hitler con el mal absoluto. Por eso resultan interesantes las perspectivas novedosas que aportan algunas obras alemanas sobre este período como Der Untergang (El hundimiento), un largometraje de 2004 de Oliver Hirschbiegel que estuvo nominada al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Centrada en las últimas semanas de la batalla de Berlín, fue controvertida en Alemania por representar a Hitler —por primera vez de forma evidente— con un rostro humano, aunque terriblemente patético y desesperado además de física y mentalmente enfermo, y totalmente indiferente por el futuro de su círculo más cercano. Otras películas alemanas sobre la II Guerra Mundial que permiten ahondar en esa mirada profunda, muchas veces rabiosamente antibelicista, sobre su pasado más oscuro son Das Boot (El submarino), de Wolfgang Petersen (con su novela homónima, de Lothar-Günther Buchheim); Die Brücke (El puente), de Bernhard Wicki; y Stalingrad (Stalingrado), de Joseph Vilsmaier.

Una mirada distinta sobre el Holocausto es la que aporta el libro Der Vorleser (El lector), del profesor de Derecho y juez alemán Bernhard Schlink, y que Stephen Daldry llevó con éxito al cine. La obra se pregunta hasta dónde se ha de buscar justicia y hasta dónde llegan las responsabilidades por los crímenes contra la humanidad del nacionalsocialismo. La cuestión sigue de actualidad, pues aún están en marcha varios procesos contra trabajadores de los campos de exterminio, ahora nonagenarios. Sobre la resistencia alemana contra los nazis hay también varias películas, entre las que destaca Sophie Scholl – Die letzten Tage (Sophie Scholl – Los últimos días), de Marc Rothermund, sobre una activista del movimiento Rosa blanca asesinada por los nazis.

 

Posguerra y división: RDA/RFA y Guerra Fría

El trauma de la división del país tras la II Guerra Mundial, la dura posguerra, la desnazificación y el miedo permanente a un nuevo conflicto durante la Guerra Fría (1945-1989) marcaron a generaciones de alemanes durante décadas. Pero su influencia no se ha desvanecido con el paso del tiempo, en parte por una decisión consciente colectiva de no olvidar y aprender para no repetir. Las consecuencias de este período palpitan en la Alemania actual. De la realpolitik que Berlín aplica una y otra vez con Rusia a la radical importancia de la protección de datos en el debate público, pasando por los últimos juicios por los crímenes del nazismo y el respeto a las libertades políticas individuales.

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Un hombre con un cartel basado en la película La vida de los otros para protestar contra una ley policial en Munich, 2018. Alexander Pohl/NurPhoto via Getty Image

Una película clave para adentrarse en lo que significó esta época en la Alemania oriental es Das Leben der Anderen (La vida de los otros), de Florian Henckel von Donnersmarck, que narra la historia de un miembro de la Stasi encargado de espiar a una pareja, una actriz y un escritor, y de cómo su obsesión le lleva a conectar con sus víctimas y a mentir para protegerlas hasta que es descubierto. Entre otros galardones se hizo con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. También es interesante Im Labyrinth des Schweigens (La conspiración del silencio), de Giulio Ricciarelli, que explica, basándose en algunos datos históricos, los hechos que llevaron a los juicios de Auschwitz a principios de los 60 del siglo pasado.

El director Uli Edel firma dos largometrajes que muestran el lado oscuro de aquella época en la Alemania occidental: Der Baader Meinhof Komplex (R.A.F. Fracción del Ejército Rojo), basada en el libro homónimo de Stefan Aust, que narra las acciones y circunstancias de la RAF en los políticamente convulsos para Alemania años 70; y Christiane F. – Wir Kinder vom Bahnhof Zoo (Yo, Cristina F.), en la que recrea la biografía obra homónima de Kai Hermann, donde se relata el descenso a los infiernos de una adolescente enganchada a la heroína en Berlín occidental. Recientemente acaba de lanzarse una serie basada en este libro.

En estas décadas resurge además el cine en la República Federal Alemana (RFA). Un puñado de directores nuevos apuestan por películas de vanguardia, pero abiertamente políticas, crudas a la vez que poéticas. Es un cine social que además vuelve su vista atrás, al difícil pasado de Alemania, cargado de preguntas. Entre sus autores más destacados se encuentran Rainer Werner Fassbinder (Die Ehe der Maria Braun, El matrimonio de Maria Braun), Wim Wenders (Der Himmel über Berlin, El cielo sobre Berlín), Volker Schlöndorff y Margarethe von Trotta (Die Verlorene Ehre der Katharina Blum, El honor perdido de Katharina Blum).

 

De la Reunificación al presente

La versión oficial recuerda la reunificación alemana (1990) como una historia de éxito. Y hay razones políticas, sociales y económicas para leerlo así. Pero la realidad es bien compleja y rezuma hasta el presente. El este fue absorbido por el oeste, su tejido industrial desapareció, sus jóvenes y mejor formados emigraron al oeste, sus servicios públicos se desmantelaron y muchos ciudadanos germanorientales vieron defraudadas sus expectativas de un futuro mejor en un sistema democrático y capitalista. La buena acogida a la ultraderecha en la antigua Alemania oriental, el triunfo de la Ostalgie —un juego de palabras con las palabras Ost (este) y Nostalgie (nostalgia)—, y las persistentes diferencias económicas entre los dos territorios se explican en parte por cómo se llevó a cabo este proceso. En este contexto la película Goodbye, Lenin! (¡Goodbye, Lenin!), de Wolfgang Becker, tiene el mérito de combinar una mirada amable e incluso cómica sobre esta transición a la vez que se revela profunda y humana. El largometraje obtuvo el Goya a la mejor película europea.

Otra obra interesante de los últimos años es el libro Er ist wieder da (Ha vuelto), de Timur Vernes, una sátira con doble fondo que arranca con Adolf Hitler despertándose, confuso, en un descampado del Berlín actual. Las páginas de este libro, que cuentan con versión cinematográfica, llevan de la carcajada a la reflexión. Entre las películas con regusto político destacan Die Welle (La ola) de Dennis Gansel, una fábula con un imprevisto giro que cuestiona que el autoritarismo no pueda triunfar en una democracia liberal moderna, y Gegen die Wand (Contra la pared), de Fatih Akin, un director que explora en toda su obra el fenómeno de la migración turca en Alemania, un elemento de recurrente disputa política en el país.