
Crece el temor de que la transición energética de los países más industrializados se traduzca en el deterioro socioambiental y en la vulneración de los derechos humanos en regiones ricas de recursos naturales estratégicos como es el caso de América Latina.
El colonialismo verde hace alusión a una nueva dinámica en la que América Latina se convertiría en proveedora de recursos naturales para el Norte Global. La tan celebrada transición verde de los países industrializados, con el litio y el hidrógeno verde a la cabeza, pone en problemas al Sur, y tiene graves consecuencias para el medio ambiente, las comunidades y las personas que habitan los territorios de donde se extraen los recursos.
También pone en evidencia un doble discurso de muchos gobiernos que dicen priorizar el cuidado medioambiental, pero que con una mano firman acuerdos internacionales de protección ambiental y, con la otra, sellan compromisos con multinacionales que garantizan el expolio. Como sea, la agenda del cambio climático —a fuerza de un deterioro constante y de voces disonantes—, logró instalarse y expone lo que desde los territorios vienen denunciando desde hace décadas: graves impactos socioambientales, una imposición autoritaria de los proyectos de explotación y saqueo de recursos, y la transnacionalización.
Así como hace 500 años el oro o la plata eran lo más codiciado, hoy lo son el litio (oro blanco) o el agua. La transición energética —acelerada por la pandemia, la guerra de Ucrania y el gran aumento de los precios de la energía— implica el reemplazo de combustibles fósiles (como el petróleo o el gas natural) por otros que permitan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Argentina, Chile y Bolivia forman parte de lo que se conoce como el triángulo del litio, que constituye la mayor reserva de este mineral en el mundo. Estados Unidos y Europa lideran el ránking en términos de su consumo y China en términos de su producción. Aunque muchos países latinoamericanos luchan por no depender de las materias primas, las constantes crisis económicas y las deudas los vuelven dependientes de sus recursos naturales.

Lejos de los centros de toma de decisiones, Jujuy, en la Puna Argentina, expuso recientemente una situación que viene de lejos. La minería de litio, que se quiere imponer a fuerza de una reforma constitucional que criminaliza la protesta social y abre la puerta a grandes proyectos mineros, provocó una rebelión popular que terminó en una represión con cientos de heridos y detenidos. Para muchos, lo que sucede en Jujuy no es más que un laboratorio de lo que podría ocurrir en todo el territorio nacional, ya que ...
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