
¿Cuáles son las estrategias en materia nuclear de los países de Oriente Medio? ¿Cómo de factible es que se produzca una carrera nuclear en la región más volátil del mundo?
El Presidente francés, Emmanuel Macron, retornó de su reciente visita a Washington sin tener claro si había conseguido convencer o no a Donald Trump de que permita la supervivencia del pacto nuclear con Irán. El 14 de julio de 2015 marcó un punto de inflexión para la geopolítica internacional: Irán y el llamado G5+1 (China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Rusia y Alemania) llegaron a un acuerdo en virtud del cual Teherán se comprometía a que su programa nuclear se dedicará a un uso “exclusivamente pacífico” a cambio de que fueran levantadas las sanciones internacionales y multilaterales impuestas contra la República Islámica.
A lo largo de los 12 largos años de negociaciones y muy particularmente en la recta final de las mismas, fueron varios los expertos que, cual voces de Casandra, advertían de la posibilidad de que el acuerdo desencadenara una carrera nuclear. Sin embargo, aunque el resultado final fue percibido por algunos países del Golfo, Egipto, Israel y Jordania como una patente de corso para que Irán pudiera desarrollar un programa de armas nucleares en el futuro, se vio cumplido el objetivo último de no proliferación. Con la excepción de Israel, que nunca ha reconocido públicamente su arsenal nuclear, ningún país de Oriente Medio y Norte de África se había dotado en la década pasada, más allá de Irán, de un programa nuclear. Los últimos acontecimientos vuelven a ponernos en guardia frente a la posibilidad de que Oriente Medio pueda, si cabe, traer más quebraderos de cabeza a aquellos que apuestan por la paz.
¿Cuál es el punto de partida? La región es cada vez más consciente de su enorme necesidad de electricidad. Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos poseen enormes reservas de crudo, pero dejan de recaudar beneficios cuando sus ciudadanos consumen petróleo a precio ínfimo, por ejemplo, con aparatos de aire acondicionado en sus jardines. Jordania apenas dispone de agua o petróleo. Turquía tiene un considerable potencial hidroeléctrico, pero importa petróleo y gas natural. A pesar de que las energías renovables comienzan a ser impulsadas en algunos países (destacan los ejemplos de Marruecos o Emiratos Árabes Unidos), la seguridad energética es un imperativo, y la energía nuclear se ha convertido en una alternativa más. En este sentido, los Estados son firmantes del Tratado de No Proliferación (TNP) y tienen derecho a desarrollar tecnología nuclear de uso pacífico siempre y cuando respeten una serie de estrictas salvaguardias, entre las que destacan no enriquecer uranio ni reprocesar combustible gastado en plutonio.
Aparte de las necesidades energéticas y/o imperativos económicos –como la diversificación económica y la estabilidad de los mercados de hidrocarburos–, los países de la región pueden perseguir otros objetivos, entre los que destacan ...
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