En los próximos 12 meses estas son las 10 citas electorales más relevantes tanto por su importancia nacional como por el interés internacional que suscitan. Mejor no perderlas de vista.

Los partidarios de Peter Obi, candidato presidencial del Partido Laborista para las elecciones presidenciales de 2023, realizan una manifestación en Ikeja, Lagos, Nigeria. (Adekunle Ajayi/NurPhoto via Getty Images)

Nigeria 

Tipo: generales

Fecha: marzo

Muhammadu Buhari, el actual presidente de Nigeria, cumple sus dos mandatos máximos consecutivos y no podrá presentarse a otra reelección. Los candidatos con más opciones de ganar los comicios son, según los analistas, Ahmed Tinubu, ex gobernador de Lagos y candidato del partido All Progressive Congress (APC), formación política de Buhari; Atiku Abubakar, ex vicepresidente que se presenta por el partido opositor People’s Democratic Party (PDP); y, sobre todo, el candidato del Partido Laborista (LP), Peter Obi —procedente de las filas del PDP—, el más joven de los tres, con 61 años, y que ha logrado representar una esperanza de cambio para una parte de la juventud nigeriana: un 71% de los nuevos votantes registrados en el censo electoral tienen entre 18 y 34 años.

El reciente apoyo del ex presidente Olusegun Obasanjo a la candidatura de Obi —aunque, según sus palabras, “ninguno de los candidatos sea un santo”— ha reforzado a un político al que muchos ciudadanos ven como una alternativa a la gerontocracia que lleva gobernando el país durante las últimas décadas. Buena parte del apoyo de Obi (cuyos seguidores se hacen llamar “Obidients”) procede de campañas en las redes sociales, por lo que algunos críticos argumentan que ese respaldo virtual podría no traducirse necesariamente en votos el día de las elecciones. Son movimientos sociales que se reforzaron tras la represión que tuvo lugar durante las manifestaciones de 2020. Obi, ex banquero y ex gobernador del estado de Anambra, promete aumentar las inversiones, luchar contra la fuga de capitales hacia el extranjero y reformar el uso público de los ingresos petroleros, incluidos planes para reducir el robo de crudo que sufre el país africano. Respecto a los problemas de violencia política que vive Nigeria, Obi ha prometido estar dispuesto a sentarse a hablar con los secesionistas de Biafra y dotar de más poder a los estados del norte para hacer frente a la violencia —en buena parte de origen yihadista— que lleva lustros asolando el norte. De momento, lidera las encuestas, pero el porcentaje de indecisos o de votantes que no declaran sus preferencias es bastante alto.

Tailandia

Tipo: generales

Fecha: mayo

Ha sido una legislatura convulsa la del ex general y actual primer ministro, Prayuth Chan Ocha, que logró el poder en 2014, tras un golpe de Estado: cuatro mociones de censura desde las últimas elecciones celebradas en 2019 (ya con la nueva Constitución de 2017), protestas ciudadanas encabezadas por una juventud desencantada con el sistema y con su capacidad de gestión de la crisis pandémica (además de con una monarquía que impone leyes autoprotectoras, consideradas abusivas por una parte creciente de la población) y, por último, las dudas sobre si Chan Ocha podría o no presentarse a la reelección. Finalmente, la Corte Suprema sentenció que el actual primer ministro podrá hacerlo, y lo llevará a cabo al mando de un nuevo partido

La reforma electoral que se ha realizado durante la legislatura que termina ha favorecido, según algunos analistas, que se hayan creado nuevas formaciones políticas para intentar lograr ser competitivos de cara a la próxima conformación de una coalición gobernante tras los comicios de mayo. Bien junto a Chan Ocha, apoyado por los militares, bien de la mano del principal partido de la oposición, el Phue Thai. Esta formación es la favorita, según algunas encuestas, para liderar la futura coalición de gobierno. Liderado por Cholnan Srikaew, hace unos meses ha entrado en escena Paethongtarn Shinawatra, la joven política hija del empresario y ex primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, derrocado por un golpe militar en 2006, y que se encuentra en el exilio, al igual que su hermana, Yingluck Shinawatra, también ex primera ministra destituida en 2014 que consiguió el poder tras el movimiento de los Camisas Rojas, surgidos tras el derrocamiento de su hermano.

El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, habla con sus seguidores frente al edificio del municipio de Estambul después del veredicto de los tribunales turcos. (Burak Kara/Getty Images)

Turquía

Tipo: presidenciales y parlamentarias

Fecha: junio

A mediados de diciembre se conocía la sentencia a dos años y medio de prisión para el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, que pertenece al principal partido opositor, Partido Republicano del Pueblo. El popular político podría terminar siendo inhabilitado y perder su cargo como alcalde de la principal ciudad del país. Condenado por haber insultado al Consejo Electoral en 2019 —acusación que niega—, algunos asumen que es una condena política para evitar que pueda ser candidato en las próximas elecciones. Se ha señalado un paralelismo histórico curioso: en 1997, Erdogan, siendo también alcalde de Estambul, usó unos versos satíricos en un discurso contra uno de los padres fundadores de la Turquía laica que le costaron 10 meses de prisión, una sentencia que aumentó su popularidad y le ayudó a convertirse en el líder que terminaría marcando un época. Habrá que esperar para saber si Imamoglu al final podría beneficiarse también de este revés judicial.

A pesar de la hiperinflación y de la intensa represión política —con encarcelamientos y despidos por razones políticas—, las encuestas que están realizándose siguen dando opciones de victoria a la coalición liderada por Erdogan, aunque aquella conformada por los principales partidos opositores podría dar la sorpresa (siempre que terminen de lograr ser percibidos como una alternativa que no comporte incertidumbre sobre cómo se repartirán el poder, en caso de obtenerlo). A falta de conocer el candidato de la oposición y el comportamiento de la castigada economía turca en los próximos meses, Erdogan seguirá utilizando la baza del hombre fuerte que tan bien le ha funcionado con anterioridad. Por ejemplo, con los bombardeos llevados a cabo el pasado noviembre contra posiciones kurdas en Siria e Irak, con el apoyo de Irán, en respuesta contra el atentado que se produjo en Estambul (en el que los kurdos turcos han negado tener alguna responsabilidad). 

Sierra Leona

Tipo: presidenciales y generales 

Fecha: junio

Las manifestaciones antigubernamentales que tuvieron lugar el pasado mes de agosto en Freetown terminaron, tras la represión policial y militar, con unos veinte muertos. La alta inflación y la mala situación económica agravada primero por la pandemia y luego por la guerra de Ucrania han complicado aún más las posibilidades de llegar a fin de mes de una buena parte de la población. Aquellas protestas llegaron tras varias huelgas de diversos colectivos, incluidos maestros y doctores. El presidente Julius Maada Bio, que buscará lograr un segundo mandato, culpó a la oposición de haber organizado las manifestaciones para dar un golpe de estado. 

El último episodio de tensión política se produjo el pasado noviembre, cuando se inició una pelea entre algunos diputados en sede parlamentaria. La razón era la decisión de la Comisión electoral sobre una modificación en el sistema de elección proporcional para los próximos comicios parlamentarios y locales. El cambio, apoyado por el Gobierno, es rechazado por la oposición, que argumenta que las circunscripciones electorales existentes eran perfectamente válidas y no se necesita volver a un sistema proporcional, establecido durante la guerra cuando algunas circunscripciones resultaban inaccesibles. Uno de los principales candidatos del mayor partido opositor (Congreso de Todo el Pueblo), el ex ministro Samura Kamara —que perdió las elecciones de 2018—, ya ha anunciado su candidatura frente a otros seis miembros de su partido que han apuntado su intención de presentarse a la votación interna, aunque está pendiente de un proceso judicial por corrupción que podría excluirle de la carrera electoral. Con estos comicios, Sierra Leona se juega, entre otras cosas, consolidar una democracia con alternancia que, aunque precaria, permitió en 2018 el cambio de poder sin grandes episodios de violencia.

Grupo de migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador llegan a una terminal de autobuses en EE UU después de cruzar a bordo el río Bravo desde México, en Texas, Estados Unidos. (Tayfun Coskun/Anadolu Agency via Getty Images)

Guatemala

Tipo: generales y presidenciales

Fecha: julio

Alejandro Giammattei, el presidente saliente de Guatemala, y uno de los políticos latinoamericanos más conservadores, no podrá presentarse a la reelección ante el límite constitucional de un mandato no prorrogable. Su legado, con acusaciones de corrupción, fuerte represión de manifestaciones indígenas y de debilitamiento sistemático de las instituciones democráticas, como la fiscalía, no será recordado como un período brillante de la democracia guatemalteca.

El país afronta numerosos desafíos económicos, sociales —con miles de guatemaltecos emigrando, a pesar de que la vicepresidenta de EE UU, Kamala Harris, les pidiese hace un año que no lo hiciesen— y de seguridad, con varios cargos políticos acusados de colaboración con el narcotráfico (la importancia de Guatemala en las rutas de la droga no ha hecho sino aumentar en los últimos lustros). 

Ningún partido ha anunciado aún quiénes serán sus candidatos, ni siquiera la formación gobernante Vamos, fundada por el propio Giammattei en 2017, que ha aplazado su convención, cuando ya se daba por segura la candidatura del parlamentario Manuel Conde. En las filas de la izquierda tampoco está nada decidido. La candidata que llegó a la segunda vuelta de las presidenciales en 2019, Sandra Torres —obteniendo un 42% de los votos—, divorciada del ex presidente Álvaro Colom, podría presentarse por su partido socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza tras ser absuelta, el pasado noviembre, de las acusaciones de corrupción por las que llegó a ser detenida en 2019. Pero tampoco se descarta que se fragüen nuevas alianzas electorales entre formaciones políticas que presenten nuevos candidatos. A mediados de diciembre, por ejemplo, la coalición de los conservadores Partido Valor y Partido Unionista anunciaba que su apuesta para las presidenciales será Zuri Ríos, hija del ex sanguinario dictador José Efraín Ríos Montt (fallecido en 2018), cuya candidatura fue vetada antes las elecciones en 2019 por su vínculos familiares. 

Myanmar

Tipo: generales

Fecha: agosto 

La Junta Militar que gobierna el país desde el golpe de estado en febrero de 2021 —dado contra el Ejecutivo de la Liga Nacional para la Democracia, presidido por Aung San Suu Kyi y que había sido reelegido en 2020— lleva meses preparando las que, denomina, unas elecciones que supondrán un primer paso hacia una democracia representativa plena. El presidente de la dictadura birmana, el militar Min Aung Hlaing, afirmaba a principios de este mes —durante las celebraciones del día de la Independencia— que el estado de excepción, impuesto tras el golpe de estado, terminará el próximo febrero, con vistas a permitir la preparación de la cita electoral. Anunció también que se liberaría a unos 7.000 prisioneros tras la concesión de una amnistía. Sin embargo, unos días antes, Aung San Suu Kyi recibía la última condena elevando su pena a unos 30 años de cárcel.

La Junta Militar parece, por tanto, dispuesta a celebrar una charada electoral cuando su principal argumento para dar el golpe de estado fue que se había cometido fraude en los comicios de 2020 (acusación no respaldada por los observadores electorales). El objetivo, coinciden los analistas, es tratar de legitimar su gobierno con una pátina de pseudodemocracia. Más allá de esta voluntad, el peligro de estos comicios, como apunta la académica experta en Myanmar Mary Callahan, de la Universidad de Washington, es que lejos de calmar las tensiones con los diferentes grupos armados que operan en el país, los riesgos y la violencia se acrecienten. Consciente de estos problemas, la Junta ya ha iniciado conversaciones con algunos de los 20 grupos armados activos en Myanmar, muchos de ellos de algunas de las minorías étnicas, como la rakhine, maltratadas sistemáticamente por los sucesivos gobiernos. El país vive desde 2021 una situación de guerra civil abierta en varias zonas de su territorio, siendo el segundo conflicto más grave en estos momentos en cuanto a víctimas, solo tras la guerra en Ucrania: según algunas estimaciones, podrían haber muerto en estos casi dos años algo más de 20.000 personas. En el marco de ASEAN, se han tratado  de lograr negociaciones para reducir la intensidad del conflicto, pero sin resultados hasta la fecha. El encargado de la ONU para monitorear los derechos humanos en el país declaraba hace unos meses que la violencia es horrible, incluidos bombardeos aéreos con víctimas civiles, y conminó a todos los países a no colaborar en el proceso electoral fraudulento que la Junta quiere llevar a cabo. Según Unicef, esta guerra ha provocado el desplazamiento de casi un millón y medio de personas, y unos 17 millones de birmanos —de una población de unos 53 millones—  necesitarían actualmente ayuda humanitaria.

Presidente de Liberia, George Weah, durante la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Doha, Qatar. (Harold Cunningham – FIFA/FIFA via Getty Images)

Liberia

Tipo: generales y presidenciales

Fecha: octubre

El presidente George Weah ha reafirmado varias veces durante los últimos meses su compromiso de que los próximos comicios serán libres, transparentes y pacíficos. En la cumbre África-Estados Unidos, celebrada el pasado diciembre, realizó esa misma promesa ante el presidente estadounidense, Joe Biden, quien ha prometido ayudas económicas para los países africanos que celebran elecciones democráticas durante este 2023. El Embajador estadounidense en Liberia afirmaba en diciembre que Washington impondrá sanciones en el caso de que esas promesas no se cumplan. EE UU ya ha sancionado en los últimos meses a varios cargos liberianos en el marco de la iniciativa Global Magnitsky. El Embajador chino, por su parte, sin mencionar la palabra democracia, ha afirmado que es importante que el país continúe en la senda de la paz y la estabilidad.

Las próximas elecciones serán clave para saber si Liberia consolida su democracia y un escenario político estable, dejando atrás una brutal guerra civil de casi quince años. El Comité Electoral del país ha advertido que existen algunos desafíos para que el proceso sea limpio, como la elaboración del censo y las herramientas biométricas de voto. Weah sigue manteniendo una alta popularidad, pero se han producido ya varias protestas por la mala situación económica, con unos altísimos coste de vida debido a la inflación. Las últimas fueron en diciembre. En parte, las manifestaciones fueron motivadas también porque Weah —uno de los mejores futbolistas africanos de la historia— abandonó el país durante un mes y medio para realizar un viaje al extranjero que incluyó una larga estancia como asistente al Mundial de Qatar. Si la situación económica no mejora, se esperan más protestas que podrían interferir con los comicios y complicar su proceso pacífico. 

A pesar de su popularidad, Weah no tendrá fácil su reelección. A su favor, que la principal coalición opositora, la CCP, está inmersa en batallas internas para decidir quién será su candidato. Uno de los contrincantes mejor situados para ser nominado es, a día de hoy, Alexander Cummings, un ex alto directivo de Coca Cola y otras empresas estadounidenses como Chevron, que acusa a Weah y a su gobierno, entre otras cosas, de haber gestionado el país como niños. Entre sus promesas, está la de luchar contra la corrupción —él es millonario— y volver a restaurar el estado de derecho que, según él, aún no se ha consolidado en el país. La gran fragmentación política obligaría, previsiblemente, a Cummings a establecer alianzas con otros partidos si quiere que Weah sea un presidente de un solo mandato. Además, ha pasado buena parte de su vida fuera de Liberia —la República más antigua del continente—, por lo que tendrá que realizar una excelente campaña electoral para lograr aumentar su popularidad.

Pakistán

Tipo: generales

Fecha: octubre (quizá antes)

La crisis política que vive Pakistán desde hace meses es grave. El pasado abril, el gobierno liderado por Imran Khan perdió una moción de censura y fue sustituido por un Ejecutivo encabezado por el líder de la oposición, Shehbaz Sharif (hermano del ex primer ministro Nawaz Sharif). Khan acusó a Estados Unidos de haber interferido en la política pakistaní por su acercamiento a Moscú. En los últimos meses, se han ido registrando en varias ciudades del país protestas por la destitución de Kahn, popular sobre todo entre las clases bajas —aunque durante sus años en el cargo no pudo cumplir muchas de las promesas que hizo para ganar las elecciones—. Las devastadoras inundaciones sufridas en septiembre, sumadas a un difícil escenario económico —que ha forzado a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional—, han complicado la labor del Gobierno y han aumentado la popularidad de Kahn, visto como una víctima del estado profundo pakistaní. Para terminar de complicar la situación, a principios de noviembre, Khan fue víctima de un atentado en el que resultó herido de bala en una pierna. Ha acusado al Ejecutivo de estar detrás del ataque. Ese mismo Gobierno nombraba unas semanas después al general Asim Munir como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas pakistaníes. En 2019, Munir fue destituido por Khan como jefe de los servicios de seguridad, el poderoso ISI. 

Con este panorama de alta tensión política, Khan ha reclamado que los comicios se celebren cuanto antes, a poder ser en abril, aunque desde el Ejecutivo se ha afirmado que es improbable que eso ocurra y que se llevarán  a cabo en otoño. En las elecciones parciales celebradas el pasado octubre, Khan obtuvo buenos resultados, por lo que es comprensible que quiera un adelanto. Además de los partidos de los hermanos Sharif y de Khan, la tercera formación política con opciones de lograr una importante porcentaje de votos es la liderada por el hijo de Benazir Bhutto, Bilawal Bhutto Zardari, nombrado ministro de Asuntos Exteriores en abril de 2022, el más joven en ocupar ese cargo en la historia del país. 

Manifestante sostiene una bandera durante una manifestación contra el coste de vida en Buenos Aires, Argentina. (Pablo Barrera/Anadolu Agency via Getty Images)

Argentina

Tipo: presidenciales y generales

Fecha: noviembre

Existe aún demasiada incertidumbre sobre quiénes serán los candidatos de los dos principales bloques políticos, el peronista Frente de todos y el derechista Juntos por el cambio. En los meses que quedan hasta mayo, cuando se cierre el plazo para celebrar las denominadas PASO (elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias), con la duda aún de si la coalición peronista las llevará a cabo finalmente. Además, el ultraderechista Javier Milei, que en las encuestas no alcanza, de momento, el porcentaje de voto suficiente para llegar a la segunda vuelta, se está moviendo en intenciones de voto cercanas al 20%, en buena parte gracias al apoyo de muchos jóvenes ante la falta de respuestas de los grandes partidos frente a la crisis sistémica y permanente del país. De no pasar a la segunda vuelta, está por ver si pedirá el voto para alguno de los otros candidatos de la derecha.

En la bancada opositora, los analistas barajan dos nombres como potenciales candidatos con más opciones: Horacio Rodríguez Larreta  —de perfil más centrista— y la ex militante montonera y ex ministra Patricia Bullich. Sin que se descarte completamente que Mauricio Macri llegue a entrar en la carrera para volver a presentarse a las presidenciales. Según muchos analistas, Bullrich, con declaraciones propias de la derecha trumpista, podría recoger en una eventual segunda vuelta muchos de los votos de Milei. 

Por lo que respecta al frente oficialista, será importante seguir la evolución de la economía —devastada por una alta inflación sostenida—. En ese sentido, el poderoso ministro de Economía, Sergio Massa, al que se define como pragmático, y de cuyo mandato se cumplen cinco meses, está implementando un plan que parece estar dando buenos resultados, aunque aún deberá funcionar mucho mejor para que el peronismo pueda llegar a las elecciones mostrando unos resultados económicos atractivos para los votantes. Si la economía sigue mejorando, el propio Massa podría ser un candidato con opciones. Con Cristina Fernández de Kirchner —que sufrió un atentado el pasado septiembre— condenada a seis años de prisión y a una inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos —aunque quedan aún previsibles años de recursos judiciales contra la sentencia hasta que se haga efectiva— y Alberto Fernández con escaso apoyo dentro del peronismo —aunque no se ha autodescartado como candidato—, los otros candidatos con opciones que, a día de hoy, parecen tener más posibilidades dentro del Frente de todos son el actual embajador en Brasil, Daniel Scioli —ex gobernador de la provincia de Buenos Aires y ex ministro— y el Ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Es también una incógnita qué papel jugará Kirchner tanto en la preparación de las listas como a nivel mediático a la hora de seguir comentando —o no— la actualidad política de su partido y del país. 

Polonia

Tipo: generales

Fecha: otoño

Europa estará especialmente atenta a las elecciones en Polonia por el peso que tiene el país tanto a nivel de políticas internas de la UE como en el frente exterior, en especial, en relación con Rusia. Varsovia se ha convertido en uno de los principales defensores del Gobierno de Kiev, lo que ha mejorado su prestigio internacional (es uno de los países que más refugiados ucranianos ha recibido, aunque desde principios de este año se plantea hacer pagar a los refugiados parte de su propia manutención: la campaña electoral está ya en marcha). La gran incógnita está en saber si los partidos opositores —cuyo principal exponente es Coalición Cívica, de Donald Tusk— lograrán alcanzar un acuerdo de unidad, siquiera electoral, que les permita desafiar al partido ultraconservador Ley y Justicia. Las últimas encuestas de diciembre afirman que es posible la victoria opositora, pero ni mucho menos segura.

El panorama político se tensaba el pasado otoño cuando el gobierno de Mateusz Morawiecki logró posponer las elecciones municipales previstas para 2023 hasta 2024. Su argumento: se quiere evitar las complicaciones organizativas por la coincidencia de citas electorales. La oposición les acusó de haber decidido ese retraso para mejorar sus opciones, ante la progresiva reducción de su porcentaje de intención de voto en las encuestas. El líder del partido gobernante —y, según muchos analistas, del Gobierno—, el ex primer ministro Jarosław Kaczyński, ya ha admitido que ganar los próximos comicios será bastante más complicado que en 2015 y 2019. El país tiene una de las inflaciones más altas del continente, y las sanciones y el bloqueo de fondos europeos —por la negativa del Ejecutivo polaco a reformar las leyes que interfieren en la independencia del poder judicial— están limitando su desempeño presupuestario, algo que seguramente beneficiará a la oposición. Polonia ya ha enviado a Bruselas una propuesta de reforma legal de la Justicia que debe aún ser aprobada por el Parlamento. El bloque opositor se ha beneficiado también en el último año de la vuelta a la política nacional de Donald Tusk —ex primer ministro y ex presidente del Consejo Europeo—, quien al frente de Coalición Cívica, de centro-derecha, se ha convertido en la cara visible de la eventual alternativa política a Ley y Justicia. Una alternativa que, según las encuestas, deberá pasar necesariamente por una coalición con los centristas de Polonia 2050 y con la izquierda, si finalmente logran ponerse de acuerdo.