
Una nueva maniobra del líder de Ley y Justicia, Jarosław Kaczyński, pone al país en riesgo de convertirse en un Estado semiautoritario. He aquí las claves para entender qué está pasando en Polonia.
El Gobierno polaco desea celebrar elecciones presidenciales el 10 de mayo de 2020, con el país en confinamiento. De no conseguirlo, quiere atrasarlas dos años, lo que prolongaría el mandato del presidente actual hasta cumplir siete años. Ambas propuestas exigen una drástica modificación de la ley electoral, sin el consentimiento de la oposición y en flagrante violación de la Constitución de Polonia y las normas internacionales estipuladas por la OSCE y la UE. No cabe duda de que, si se lleva a cabo cualquiera de las dos cosas, la posición de Polonia en la Unión, ya debilitada, se deteriorará aún más. Pese a ello, el Ejecutivo parece decidido a consolidar su poder antes de que la población empiece a volverse en contra, con la crisis económica y la recesión que se avecinan.
Todo esto está sucediendo en el contexto de la emergencia nacional debida a la epidemia. A fecha de 29 de abril, Polonia tenía 12.500 contagios confirmados y aproximadamente 650 muertes por coronavirus. Sin embargo, se cree que el número real es mucho mayor, porque es uno de los países de la UE que menos pruebas ha hecho y muchas muertes no se han notificado. Las cifras de infecciones y de fallecimientos están aumentando en las últimas semanas, pero el Gobierno ha decidido empezar ya a reactivar la economía. Parece innegable que una de las principales razones por las que tiene tanta prisa en hacerlo es poder celebrar las elecciones.
COVID-19 y la manipulación electoral
De acuerdo con la Constitución, las elecciones presidenciales deben celebrarse entre 75 y 90 días antes de que expire el mandato del presidente. El mandato actual —que cuenta con el apoyo del partido Ley y Justicia (PiS)— termina el 6 de agosto de 2020. Siguiendo las prerrogativas constitucionales, Andrzej Duda designó el 10 de mayo como fecha para los comicios y anunció su intención de aspirar a gobernar otros cinco años. Hasta entonces, todo el proceso discurría de acuerdo con las reglas del juego constitucionales.
Pero entonces estalló la epidemia de COVID-19 y se vio cada vez con más claridad que la celebración de elecciones en mayo iba a ser peligrosa para la salud pública. Los candidatos de la oposición interrumpieron sus campañas y pidieron el aplazamiento de la votación. Pero el líder de Ley y Justicia, Jarosław Kaczyński, se empeñó en que no hacía falta aplazar nada y las elecciones debían tener lugar en la fecha prevista. Kaczyński también se ha opuesto a que el Parlamento declare el estado de emergencia nacional, que habría supuesto automáticamente posponer los comicios hasta tres meses, tal como dispone la Carta Magna.
Mientras se ordenaba al país que cumpliera estrictas normas de distanciamiento físico, Kaczyński las asumió con gran relajo, por no decir más. El 10 ...
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