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¿Cuáles son los nuevos retos de la política exterior y de seguridad de la UE, concretamente en lo que respecta a su relación con la India?

Tradicionalmente, la cooperación entre la Unión Europea y la India en materia de seguridad y no proliferación nuclear ha sido muy accidentada. De hecho, no es hasta bien entrada la década de 2000 cuando las primeras conversaciones en materia de no-proliferación y desarme nuclear son entabladas entre ambas potencias. No obstante, muy recientemente hemos observado una transformación significativa en las relaciones entre ambos en esta materia, llevando a un escenario potencial de cooperación en esta cuestión a base de incidir en los usos pacíficos de la energía y la tecnología nucleares.

La cuestión nuclear entre Europa y la India: una contextualización

Desde un punto de vista de política exterior general, la UE y la India siempre se han reconocido mutuamente. Las cumbres entre ambos se han celebrado con bastante regularidad desde el año 2000. En las declaraciones conjuntas, emitidas después de cada cumbre indoeuropea, se ha reconocido a los dos actores como "socios naturales" sobre la base de sus "principios y valores compartidos de democracia, libertad, Estado de derecho y respeto de los derechos humanos y la integridad territorial de los Estados". Además, han reconocido el valor político y económico del otro. De este modo, existen razones suficientes para que la UE y la India profundicen en su asociación estratégica.

No obstante, ninguno de ellos figura en las conversaciones de política exterior y seguridad del otro. En la percepción general del público de la India, la UE no es un actor particularmente destacado, con mucho peso e influencia política. En este sentido, perciben a EE UU como el actor occidental relevante. Esto se puede explicar por el hecho de que ambos se han centrado y preocupado sobre todo por sus propias órbitas regionales, mostrando así la inmediatez, en términos geográficos, de ambas políticas exteriores y de seguridad (un ejemplo podrían ser el Mediterráneo/Rusia para la UE y Paquistán/China para la India).

Por otra parte, han sido grandes defensores del principio de no proliferación nuclear. La proliferación de armas nucleares sin control alguno ha sido denunciada por ambos debido a su adverso impacto en la seguridad internacional. No obstante, aún a pesar de esta aparente posición común, se han encontrado tradicionalmente enfrentados con respecto a esta cuestión. Esto se debe a una razón particular. La UE forma parte del régimen internacional de no proliferación nuclear mientras que la India no. Esta diferencia de puntos de vista y de estatus en cuestiones nucleares mantuvo a las partes distanciadas durante muchas décadas. No fue hasta 2004 que se firmó una asociación estratégica entre ambos, que allanó el camino para compartir un mejor entendimiento de las posiciones de cada una en materia de seguridad, incluida la no proliferación nuclear.

Durante los últimos veinte años la India ha sido una fuente de controversias sustanciales en el ámbito de la no proliferación nuclear. En particular, la polémica decisión del Grupo de Suministradores Nucleares (GSN) de permitir las exportaciones nucleares al país, a pesar de que Nueva Delhi desarrolló una capacidad de armas nucleares fuera del régimen internacional de no proliferación nuclear existente. Además, de que las partes del ciclo de combustible nuclear indio (sensibles a la proliferación) siguen estando fuera de las salvaguardias del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), han sido temas muy debatidos. Esta exención refleja una cuestión mayor o más importante: cómo integrar una potencia emergente, cuyo peso económico, político y demográfico será determinante en los próximos años, en un régimen internacional que no fue diseñado para esta.

Es por ello que, en 2018, la Unión decidió esbozar una estrategia para la India a fin de señalar la importancia que trata de dar a este país. En el programa de trabajo de la Comisión Europea para 2018 se había propuesto elaborar una nueva estrategia en este sentido para "seguir desarrollando la asociación estratégica entre la UE y la India y contribuir a la realización de todo su potencial… para aumentar la participación de la UE en el proceso de modernización de la India y reforzar el compromiso tanto de la UE como de la India para dar una respuesta común a los desafíos mundiales en materia de medio ambiente, economía y seguridad". En este sentido, se ha expandido el alcance de su cooperación desde las áreas tradicionales de economía, energía, educación y cambio climático para incluir ciberespacio, urbanización, gestión hídrica, seguridad marítima, Afganistán, Myanmar, Siria y el proceso de paz de Oriente Medio, la no proliferación y desarme y terrorismo.

El engatusamiento estadounidense de Europa para asumir más responsabilidad de su propia seguridad también está impulsando a la UE a buscar socios con ideas y visiones afines. India encaja en el proyecto y ambas partes están descubriendo varias áreas de convergencia natural. Esto proporciona espacio para que trabajen juntos. Sorprendentemente, una de estas áreas es la de la no proliferación nuclear, un campo que en el pasado los separaba.

En este sentido, la 15ª Cumbre UE-India, celebrada el 15 de julio de 2020, prestó mayor atención a las cuestiones de seguridad entre ambas partes. La Cumbre culminó con la publicación de dos documentos cruciales: la Declaración Conjunta UE-India de 2020 y la Asociación Estratégica UE-India: Una hoja de ruta hacia 2025. En ellos se hicieron referencias destacadas a cuestiones de política exterior, seguridad y tecnologías estratégicas, lo que podría considerarse un reflejo de la transformación en curso de la cooperación en materia de seguridad.

Nuevos desarrollos y posibilidades de profundizar la cooperación entre la UE y la India en materia de no proliferación nuclear

La India ha mantenido durante mucho tiempo que la energía nuclear es una parte importante de su fuente de generación eléctrica, dada la enorme demanda de electricidad en el país y la insuficiencia de otras fuentes. Como es bien sabido, el país tiene planes nucleares ambiciosos que no sólo están dirigidos a aumentar la proporción de la energía nuclear en su red eléctrica, sino también a pasar a reactores reproductores rápidos y luego al ciclo del torio. Por otra parte, la India y la UE tienen un interés común en el desarrollo de la energía de fusión y han establecido un acuerdo de cooperación sobre la investigación de este tipo de energía. Además, la ventaja tecnológica de los Veintisiete y los costos de fabricación indio podrían contribuir a hacer de este país un centro viable en la cadena de suministro nuclear mundial.

Es por ello, que en la 14ª Cumbre India-UE de 2017, los dirigentes indios y europeos alentaron a EURATOM y al Departamento de Energía Atómica de la India a que concluyeran el acuerdo de cooperación en materia de investigación y desarrollo en el ámbito de la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos. Este acuerdo finalmente fue alcanzado en 2018 y firmado en 2020, abriendo una nueva dimensión a la cooperación entre la UE y la India en materia de no proliferación nuclear mediante un énfasis en las aplicaciones civiles de la energía nuclear.

El acuerdo ocupó un lugar destacado en las declaraciones oficiales y la cobertura de los medios de comunicación. Encontró su lugar en la conferencia de prensa oficial de la Comisión Europea, la posterior Declaración Conjunta y la Hoja de Ruta. Esto marca un nuevo capítulo en la cooperación en materia de no proliferación nuclear entre ambos, y su aplicación figura como uno de los resultados de la Hoja de Ruta, abriendo así una plétora de posibilidades.

Si la expansión de la economía india impulsa niveles de consumo de energía sin precedentes para que la seguridad energética sea una prioridad política fundamental, entonces la UE está dando prioridad a la diversificación de su matriz energética en función de atributos estratégicos, a saber, su excesiva dependencia del gas ruso. Esto, combinado con el imperativo de reducir la dependencia de las fuentes no renovables, crea una convergencia única para la investigación, el desarrollo y la colaboración mutua en materia de energía nuclear.

En este contexto político-económico, tanto la India como la Unión Europea cuentan con amplios establecimientos de I+D que pueden aprovecharse para obtener resultados tangibles en un juego de suma positiva. El país asiático está a punto de convertirse en el primero que encarga un reactor reproductor rápido que utiliza torio, y puede colaborar con Bruselas en el desarrollo de reactores nucleares emergentes de cuarta generación los cuales se diferenciarán de los actuales y anteriores reactores en que los desechos nucleares durarán unos pocos siglos en vez de milenios, tendrán entre 100 y 300 veces más de rendimiento de energía para la misma cantidad de combustible nuclear, consumirán los desechos nucleares existentes para la producción de electricidad y mejorarán la seguridad de las operaciones. El programa nuclear de tres etapas indio prevé el aprovechamiento de las vastas reservas de torio nacional, pero se enfrenta a impedimentos para la explotación comercial de las mismas; los recientes avances en la tecnología de los reactores de torio en Europa sugieren oportunidades interesantes.

Muy propiamente, el megaproyecto de Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER por sus siglas en inglés), ha comenzado la etapa de ensamblaje y ha encontrado apoyo por ambas partes en la Declaración Conjunta y la Hoja de Ruta. La UE y la India forman parte del consorcio de siete miembros que gestiona el proyecto mundial en el que participan 35 países. El ITER ilustra entonces una exitosa empresa de investigación para los dos que actúa como trampolín para una colaboración más amplia. Esencialmente, tanto una como otra están fuertemente implicadas en la seguridad energética y en el cambio climático y pueden aprovechar los puntos fuertes de sus respectivos sectores nucleares para la cooperación mutua.

Teniendo en cuenta la diplomacia nuclear, han acordado intercambios regulares sobre cuestiones de desarme y no proliferación. Si bien la Declaración Conjunta la enmarcó dentro de la rúbrica más amplia de "paz y seguridad mundial", la Hoja de Ruta corroboró el proceso mediante la identificación de plataformas como el Diálogo Anual India-UE sobre Desarme y No Proliferación. Tal alineamiento diplomático viene en tándem con las crecientes colaboraciones en I+D en el sector nuclear. Como tal, los vínculos entre organizaciones subestatales especializadas pueden proporcionar un impulso a la relación general.

Sin embargo, la mayor controversia para el futuro de sus relaciones radica en la integración de India en el GSN. La agenda de su política exterior está dominada por su búsqueda de la adhesión al grupo y los intercambios con Bruselas complementarían sus iniciativas diplomáticas habituales. Aunque la principal oposición es la de China, el intercambio entre las dos partes es prometedor como mecanismo adicional de divulgación y no debe subestimarse ya que el GSN está dominado por los Estados miembros europeos. Del mismo modo, la UE se beneficia al mantener un diálogo con la India, un actor clave en la diplomacia del desarme, en medio del declive de los antiguos acuerdos de control de armas. De hecho, el orden nuclear mundial se enfrenta a graves desafíos debido a los avances tecnológicos y a la intransigencia de Estados Unidos, con graves repercusiones. Además, a medida que la India ha ido ingresando progresivamente en los regímenes multilaterales de control de las exportaciones relacionadas con la proliferación, una asociación más estrecha entre ellos también puede contribuir a obtener resultados positivos en esos foros. Por lo tanto, la identificación de nuevas preocupaciones estratégicas en la Declaración Conjunta y la Hoja de Ruta augura una posible cooperación estratégica en estas materias.