Trabajadores buscan áreas óptimas para recoger litio en el Salar de Pastos Grandes, Argentina (Michael Robinson Chavez via Getty Images)

Tanto Washington como Pekín buscan asegurarse las cadenas de suministro de minerales críticos, esenciales en la era digital. Afganistán y Latinoamérica se han convertido por ello en objeto de interés por parte de ambas potencias que buscan la supremacía tecnológica.

La retrospectiva de 20 años aporta una visión muy diferente de cómo la geopolítica ha ido evolucionando hasta posicionar a China como actor global con múltiples intereses en Asia Central. Transcurridas dos décadas, las prioridades geopolíticas para Washington y Pekín divergen en la región, y los intereses del gigante asiático como país vecino de Afganistán están en sintonía con el papel que desempeña en el tablero geopolítico centroasiático.

El escenario geopolítico que se plantea tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán ha motivado que China reordene sus prioridades, aunque la prioritaria sigue siendo la integridad territorial y la seguridad regional. Para Pekín, como para el resto de países vecinos, el principal reto es afrontar el vacío de seguridad que deja EE UU en este momento de transición hasta la estabilidad de la región que podría motivar un surgimiento del extremismo yihadista en la frontera y un avance de los separatistas uighures en Xinjiang.

Las otras prioridades están en línea con el desarrollo de China en estas dos décadas. Desde el punto de vista económico y geopolítico, el país ha experimentado la mayor transformación de los Estados con intereses en la región. La misión militar estadounidense en Afganistán se inicia antes de que el gigante asiático se incorpore a la Organización Mundial de Comercio en diciembre de 2001. En este tiempo, China se ha convertido en la segunda potencia económica global, aunque en términos de poder de compra el PIB chino ya supera al de EE UU desde 2014, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), con una renta per cápita que ha multiplicado por 10, hasta los 10.582 dólares en 2020, alcanzando el reto histórico de pertenecer al grupo de economías de ingresos medios, según la clasificación del Banco Mundial. Por otra parte, el interés por la región en clave geopolítica tiene diferentes perspectivas para ambas partes. Mientras Washington abandona la región, Pekín suma a la lista de prioridades su interés por ampliar la nueva Ruta de la Seda en Afganistán.

Aunque el país centroasiático ya forma parte de la iniciativa desde 2016, la inestabilidad en su territorio no ha permitido avanzar en el desarrollo de proyectos de infraestructuras que podrían cambiar radicalmente el panorama de desarrollo económico y humano en Afganistán. La referencia más cercana es la vecina Pakistán, donde China ha invertido más de 70.000 millones de dólares a través del Corredor Económico China-Pakistán. El apoyo activo por parte de los talibanes a la iniciativa, considerando a Pekín su socio más importante, plantea un nuevo escenario de oportunidades cuando se estabilice la región.

Entre otras prioridades, Afganistán tiene además el potencial de ejercer un papel destacado en la ...