¿Quién controla las licencias de distribución de tecnología en territorios ocupados?
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ABBAS MOMANI/AFP/Getty Images |
El Estado de Israel controla las fronteras, el espacio aéreo o marítimo de los territorios palestinos, pero también su espectro radioeléctrico -la gama de frecuencias destinada a proporcionar servicios de televisión, radiodifusión o telecomunicaciones. En este conjunto de ondas silenciosas e invisibles tiene lugar otra guerra: la del control por las licencias de distribución de tecnología 3G.
Según lo recogido en los Acuerdos de Oslo -el primero de ellos conocido como la Declaración de Principios, firmada entre el Gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en septiembre de 1993- israelíes y palestinos tenían que compartir el espectro radioeléctrico en Jerusalén Este y Cisjordania. Para ello se creó una Comisión Técnica Conjunta (JTC, en sus siglas en inglés) que debía escuchar las necesidades de cada parte e intentar resolverlas en un periodo razonable de tiempo.
Con los años se fue comprobado la escasa funcionalidad de este foro, que aún habiendo dictado varias resoluciones a favor del desarrollo de la tecnología 3G en Palestina, nunca logró avances significativos en su implementación. Igualmente, en el seno de la comisión pronto comenzaron las acusaciones entre ambas partes. Israel culpó a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de socavar el trabajo de la junta al registrar unilateralmente las frecuencias en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Por su parte, los palestinos argumentaron que habían procedido así porque los israelíes boicoteaban todos sus intentos por conseguir licencias de tecnología 3G aludiendo "razones de seguridad nacional".
En este contexto, la ANP autorizó a varios operadores de telecomunicaciones locales (Jawal y Wataniya) la explotación de las frecuencias 3G, pero para que éstos pudieran desarrollarlas necesitaban de la autorización de Israel, quien debía permitir el acceso a las frecuencias así como la importación de la tecnología necesaria. No teniendo los territorios palestinos aún fronteras definidas, es Israel quien hasta hoy controla todas sus importaciones y exportaciones, además de recaudar (en lugar de hacerlo la ANP) los impuestos de aduana cuyo destino final son los territorios -recaudación que a menudo es utilizada como arma política por parte del Gobierno israelí cuando hay desavenencias con el Ejecutivo de Mahmud Abbas.
Hasta el momento Tel Aviv ha rechazado todas y cada una de las solicitudes realizadas por funcionarios y empresas de telecomunicaciones palestinas para la explotación del 3G. Incluso en junio de 2012, tal y como citan medios locales palestinos, miembros de la delegación israelí presente en la comisión técnica creada tras los Acuerdos de Oslo, dijeron a sus contrapartes palestinas que Israel no liberaría más frecuencias para su desarrollo en los territorios, por lo que si las operadoras allí residentes querían ofrecer este servicio junto al de telefonía, tendrían que subarrendárselo a las distribuidoras autorizadas por Israel. Obviamente, esto incrementaba el coste de la línea para el usuario final en ...
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