Durante siglos, la mayoría de la gente ignoraba que podía escoger en cuestiones religiosas. Todos estaban rodeados de personas como ellos, y sólo unos cuantos conocían alguna vez a creyentes de otras confesiones. Ya no es así. A la vuelta de la esquina están construyendo una mezquita, y el Dalai Lama está otra vez en la televisión. En Internet han surgido miles de foros y blogs (bitácoras) espirituales. No sólo estamos en la era del católico de café, sino del budista, el baptista y el mormón de café. Cada vez más gente considera las tradiciones religiosas del mundo como un bufé en el que escoger.
En este contexto, la jerarquía religiosa está viniéndose abajo a toda prisa. Las nociones de capacidad de elección del consumidor y control local han invadido el ámbito religioso, y la descentralización de la fe está a la orden del día. Los dirigentes espirituales, que antes podían ordenar, instruir y expulsar, ahora tienen que seducir, convencer y competir. Los protestantes siempre se han mostrado suspicaces frente a la jerarquía, por principio. Sin embargo, en la práctica, han dejado muchas veces que los burócratas dirijan sus asuntos. Hoy, las congregaciones locales de metodistas o luteranos suelen ignorar los dictados de sus jefes religiosos y la lealtad de marca de cada confesión está pasada de moda. La Iglesia anglicana, con 77 millones de miembros, se enfrentó hace poco a un cisma por la ordenación de un obispo gay. El arzobispo de Canterbury tuvo que fomentar el diálogo entre las partes; ni se le ocurrió pensar en resolver la crisis desde arriba. Los cristianos no son los únicos que luchan contra las antiguas jerarquías. A principios de los 90, toda el ala seglar organizada de Nicheren, la mayor organización budista de Japón, se escindió y dejó a un grupo mínimo de sacerdotes sin feligreses. Aunque un observador superficial podría suponer que en el islam la jerarquía está viva y coleando, la verdad es, más bien, lo contrario. Los musulmanes nunca han tenido una cadena de mando clara, y han discutido las cuestiones relacionadas con la sucesión y la doctrina desde que murió el profeta. Y la poca que existía se ha desintegrado. El líder talibán, el mulá Omar, se convirtió en jefe espiritual de Afganistán sin el consentimiento de otras figuras religiosas. Osama Bin Laden se atreve a dictar fetuas ... |
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