
Los países de renta media ante la reforma de Naciones Unidas.
Cuando en septiembre de 2015, los líderes de todos los países del mundo aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en muchas oficinas de Naciones Unidas la euforia se mezclaba con la preocupación por las implicaciones de este nuevo paradigma global.
Y en definitiva, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no sólo revolucionan las responsabilidades de los gobiernos, también aumentan la presión al sistema multilateral por ofrecer apoyos especializados a los países en desarrollo. En el juego está la transformación de economías y sociedades para asegurar la supervivencia del planeta.
Pero, ¿está la ONU a la altura de este desafío?
Apenas instalado en su puesto a principios de 2017, el nuevo Secretario General, Antonio Guterres, no tuvo dudas sobre cómo responder a esta pregunta. Dio máxima prioridad a acelerar la reforma del Sistema de Desarrollo de Naciones Unidas. El UNDS (por su sigla en inglés) consiste en el entramado institucional compuesto por decenas de agencias, fondos y programas especializados, tales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o el Fondo para la Infancia (UNICEF).
El UNDS no es un primerizo en las reformas. En 1969, un informe realizado por el australiano Robert Jackson, uno de los primeros asesores de Naciones Unidas, resaltó que se trataba de una “máquina” que carece de cabeza pensante, cuyas agencias “se dedican a salvaguardar e incrementar su respectivo poder” y actúan “sin tener presentes los intereses de los países en desarrollo”. Sugirió cambios sistémicos que más allá de reforzar el PNUD a mediados de los 70, se quedaron sin aliento.
Medio siglo después, el socialista Guterres –curtido en dos ciclos como Primer Ministro de Portugal (1995-2002) y una década como Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (2005-2015)– toma las riendas de la máquina que sigue marcada por, como Jackson dijera antaño, formidables fuerzas de la inercia.
Pero las premisas han cambiado con la Agenda 2030, que se convierte en un argumento imbatible para el nuevo Secretario General que reconoce que “el modelo actual ha alcanzado su punto de agotamiento y no está a la altura de la ambición de la Agenda 2030”. Así, en junio de 2017, Guterres presenta una visión estratégica sobre la reforma del UNDS que en diciembre del mismo año se articula con propuestas concretas.
Según el Secretario General, el UNDS se encuentra aún acomodado en los extintos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), un aglomerado de metas sociales centradas en la pobreza extrema. La Agenda 2030 redirige la mirada hacia ámbitos interdependientes de progreso social, desarrollo económico y manejo ambiental, cubriendo desde la migración y el consumo responsable, hasta la protección de los mares y el Estado de derecho.
Y mientras que los ODM fueron primordialmente una campaña encabezada por el UNDS, la Agenda ...
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