El presidente Donald Trump habla en la Asamblea de Naciones Unidas, septiembre 2017. Brendan Smialowski/AFP/Getty Images

La amenaza de Donald Trump de reducir sus contribuciones a Naciones Unidas, y en particular a la Autoridad Palestina y la agencia de la ONU para la asistencia y protección de los palestinos, forma parte de la larga tensión entre Estados Unidos, Israel y esta organización. Pero no se trata sólo de una confrontación política sino ideológica y cultural.

En diciembre de 2016 el futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió un tuit indicando que Naciones Unidas se ha convertido “en un club para que la gente se reúna, hable y se lo pase bien”, y afirmó que todo cambiaría una vez que llegase a la Casa Blanca.

Trump está cumpliendo, como ocurre con sus promesas más conservadoras. El 25 de diciembre pasado su gobierno anunció que recortaría parte de su contribución a Naciones Unidas como respuesta a las críticas sufridas en el Consejo de Seguridad y la Asamblea por el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.

Estados Unidos aporta el 22% del presupuesto anual de la Organización (o sea, alrededor de 1.200 millones de dólares entre 2017 y 2018) y el 28,5% del coste de las 15 operaciones de paz (alrededor de 6.800 millones de dólares en el mismo período) lideradas por esta organización.

En 2017 EE UU contribuyó 610.836.578 millones de dólares al presupuesto total. Otros grandes donantes son (en dólares) Japón (244.157 652 millones), China (199.790.575 millones), Alemania (161.149.095) y Francia (122. 558.061) millones. España aportó 61.619.540 millones. Además de estos montos para al presupuesto general, los países miembros pueden destinar fondos especiales a las múltiples agencias y programas que tiene la ONU.

En su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre pasado Trump indicó que Estados Unidos pagaba “una parte injusta del presupuesto”. La contribución de los países miembros para mantener la Organización está regulada por el Artículo 17.1 de la Carta (fundacional) de Naciones Unidas, que delega a la Asamblea General determinar cuánto aporta cada país de acuerdo con su producto nacional bruto, ingreso per cápita, la deuda externa y otras variables. Cumplir o no con esa regla es una decisión política.

Avances tácticos

El presidente Donald Trump escucha hablar al Secretario general de la ONU, Antonio Guterres, Nueva york, 2017. Brendan Smialowski/AFP/Getty Images

La escalada no es una sorpresa. El pasado marzo la Casa Blanca incluyó en el plan presupuestario recortes en las agencias de Naciones Unidas que llevan a cabo tareas supuestamente contrarias a los intereses de EE UU, por ejemplo, planificación familiar (argumentando que diversas ONG promueven el aborto).

En junio Washington se retiró del Acuerdo de París sobre el cambio climático, que ha sido auspiciado por la ONU. En octubre Estados Unidos canceló su membresía en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), alegando que este cuerpo de la ONU mantenía políticas “antiisraelíes”. El primer ministro Benjamin Netanyahu aplaudió la medida y ...