Estudiantes de la American University asisten a una protesta en el campus contra los continuos ataques israelíes contra Gaza en Washington, D.C., Estados Unidos, el 1 de noviembre de 2023. (Celal Gunes/Anadolu/Getty Images)

He aquí una radiografía política de la juventud estadounidense y cómo podría impactar su voto en las próximas elecciones.

Después del béisbol, el gran pasatiempo de los estadounidenses son las batallas generacionales. La fijación nacional por las diferencias entre generaciones es tan grande que les ponemos nombre, discutimos sobre los años que las delimitan y, sobre todo, las estereotipamos. La desfasada Generación Silenciosa, los egoístas baby boomers, los cínicos y apáticos miembros de la Generación X, los consentidos y perezosos milenial y los adictos a la tecnología de la Gen-Z. Muchos de los miembros de mi propia generación, los cínicos y apáticos pasotas de la Generación X, consideran que este debate es aburrido e injusto. A menudo se olvidan de nosotros, a lo que respondemos, en palabras de nuestro portavoz generacional, Kurt Cobain, con un “bueno, da igual, no importa”, es decir, básicamente,“never mind”.

Sin embargo, a pesar de todos los estereotipos y el sarcasmo, el estudio de las tendencias generacionales, entre otras tendencias demográficas, ayuda a montar campañas políticas ganadoras. A medida que nos acercamos a 2024, comprender los valores de los jóvenes estadounidenses —los llamados milenial y Gen-Z— será un elemento clave en una victoria de Joe Biden o de Donald Trump. Encuestas recientes muestran que estos votantes que apoyaron a Biden en 2020 no se muestran precisamente encantados con su Administración y están echando un nuevo vistazo a la opción de Trump e incluso pensando en votarle.

Exigir a un octogenario de la Generación Silenciosa y a un baby boomer también casi octogenario que atraigan a los más jóvenes puede parecer mucho pedir. Otras generaciones han tenido candidatos jóvenes e inspiradores que marcaron sus primeras elecciones presidenciales: los baby boomers tuvieron a John F. Kennedy, los de la Generación X a Bill Clinton y los milenial a Barack Obama. Quizá el candidato inspirador de la Generación Z surja en 2028, cuando se espera que ellos y los milenial constituyan el mayor bloque de votantes del país. Pero, por ahora, todos nosotros —jóvenes y mayores— estamos atrapados en un déjà vu electoral.

No obstante, las campañas presidenciales estadounidenses consisten precisamente en formar grandes coaliciones de votantes. A Bernie Sanders le fue bien entre los votantes jóvenes a pesar de su edad y, de hecho, los milenial y Gen-Zers que podían votar en 2020 fueron clave en la victoria de Biden. Según la empresa de datos Catalist, estas generaciones representaban el 31% del electorado en 2020, frente al 23% de 2016 y sólo el 14% de 2008. Y, lo que es más importante, acudieron a votar en un porcentaje récord del 50%, una subida de 11 puntos respecto a 2016, en lo que probablemente sea la mayor tasa de participación juvenil desde que se bajó la edad de voto de 21 a 18 años en 1969. Esto es significativo porque el eterno problema que arrastran las campañas es cómo conseguir que los jóvenes —especialmente aquellos sin estudios universitarios— acudan a las urnas. 

En el caso de 2020, el miedo a un segundo mandato de Trump fue suficiente para que la mitad de ellos emitiera su voto, y lo hicieron a favor de Biden por un margen de 20 puntos. Junto con las mujeres, los votantes negros y latinos, y las personas con estudios universitarios, los jóvenes fueron y son una parte fundamental de los ciudadanos que optaron por Biden. Enfrentados a un futuro con aún más votantes de la Generación Z, 2020 parecía el principio del fin para Trump y sus colegas del MAGA. El periodista del Atlantic y analista de la CNN Ron Brownstein afirmó con emoción que “el inminente rechazo generacional contra Donald Trump puede representar solo el primer temblor de un terremoto mucho mayor que amenace al Partido Republicano a lo largo de toda la década de 2020”.

Sin embargo, las últimas encuestas cuentan una historia distinta: que a los jóvenes estadounidenses, que cuando acuden a las urnas normalmente votan por los demócratas, no les está entusiasmando Biden. La encuesta del New York Times/Sienna College sobre los estados indecisos que se publicó a principios de noviembre mostraba a Trump por delante de Biden en cinco de seis de ellos: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada y Pensilvania. Biden mantenía la ventaja en Wisconsin. En 2020, ganó en todos ellos. Incluso a un año vista, cuando las encuestas aún no resultan especialmente predictivas, perder ante Trump por 10 puntos en un estado con tanta diversidad como Nevada es suficiente para dejar sin respiración a cualquier demócrata. Y aventajar a Trump entre los menores de 30 años por solo un punto ya es causa de ataques de pánico.

Los demócratas pudieron volver a conciliar el sueño por la noche porque sabían que aún faltaba todo un año para las elecciones. Pero eso fue hasta que una encuesta de NBC News que salió a finales de noviembre hizo saltar las alarmas al convertirse en la primera a nivel nacional en la que Trump aventajaba a Biden, 46% a 42%, entre los votantes de 18 a 34 años. Esta misma encuesta mostraba a Biden por delante de Trump por un margen similar en junio y septiembre de este año. 

La razón más clara e inmediata por la que los jóvenes se están alejando de Biden es su gestión de la guerra entre Israel y Hamás. Este conflicto armado está perjudicando los índices de aprobación del Presidente en general, pero le está costando especialmente el apoyo de los jóvenes, algo que hemos visto plasmado en las protestas universitarias y en la controversia sobre la libertad de expresión en todo Estados Unidos, pero que está también respaldado por las cifras. Un reciente informe de Pew muestra que, en general, el 41% de los estadounidenses desaprueba la gestión del conflicto por parte de la Administración Biden, al igual que el 46% de los menores de 30 años. Pero la diferencia radica en la intensidad de esta desaprobación: el 26% de los jóvenes de 18 a 29 años lo “desaprueba rotundamente”, frente al 21% de los encuestados entre 30 y 49 años, el 19% de los de entre 50 y 64 años y solo el 17% de los mayores de 65. Además, una encuesta de la NBC reveló que un alucinante 70% de las personas de 18 a 34 años desaprueba la gestión de esta guerra por parte de Biden.

Los estadounidenses menores de 30 años tienen una opinión diferente sobre quién tiene la culpa de este conflicto. Mientras que el 62% de los demócratas y el 73% de los republicanos creen que Hamás tiene “mucha” responsabilidad en la guerra actual, esa cifra desciende al 44% de los demócratas y al 52% de los republicanos cuando hablamos de menores de 30 años. Por su parte, los republicanos están más unidos en su apoyo a Israel y solo el 21% considera que este país tiene “mucha” responsabilidad, mientras que el 50% de los demócratas es de esa opinión. Esa cifra se eleva al 55% en el caso de los demócratas menores de 30 años. Merece la pena señalar que alrededor del 20% y 25% de las personas de todos los grupos de edad e ideología simplemente no lo saben. 

Según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac de principios de noviembre, el 52% de los estadounidenses de entre 18 y 34 años afirman que simpatizan más con los palestinos que con los israelíes. Lo que resulta impactante —aunque no del todo sorprendente— es el brusco giro respecto a la encuesta realizada justo después de los asaltos del 7 de octubre, cuando el 41% de ellos simpatizaba con los israelíes frente al 26% que lo hacía con los palestinos.

Los prestatarios de préstamos estudiantiles se reúnen cerca de la Casa Blanca para decirle al presidente Biden que cancele la deuda estudiantil, Washington, DC. (Paul Morigi/Getty Images for We, The 45 Million)

“Biden se presentó a las elecciones bajo la promesa de restaurar la estatura moral de Estados Unidos en el mundo. ¿De qué estatura moral hablamos cuando se permite que se asesine a más de 6.000 niños?”, afirmó Zohran Mamdani. Este miembro demócrata de la Asamblea del estado de Nueva York, de 32 años, llevó a cabo una huelga de hambre de cinco días junto a otros activistas demócratas frente a la Casa Blanca con el objetivo de presionar a Biden para que apoyara un alto el fuego. “Si el tejido de tu coalición se construyó sobre promesas que estás traicionando, no te puede sorprender que esa coalición no se pueda volver a reactivar”.

Cuando la NBC le preguntó por qué desaprobaba la gestión de Biden, Zico Schell, un demócrata de 23 años de San Diego, citó “las promesas incumplidas, los préstamos estudiantiles, la política exterior en general”. Esta crítica podría considerarse injusta, ya que la Administración Biden ha hecho todo lo posible en materia de préstamos estudiantiles, ofreciendo la condonación de préstamos por valor de 132.000 millones de dólares, a pesar de que el Tribunal Supremo bloqueó su plan de cancelación de este tipo de deuda. Pero las votaciones y las elecciones no tienen que ver con los hechos, sino con las emociones y las percepciones. 

Esta generación joven —como otras que la precedieron— está profundamente preocupada por la crisis climática, sobre todo porque aunque ha sido provocada por generaciones anteriores serán ellos quienes sufrirán lo peor de sus efectos. También están alarmados por el retroceso de los derechos reproductivos en Estados Unidos después de que el Tribunal Supremo anulara el año pasado la histórica sentencia Roe versus Wade que garantizaba el derecho al aborto en el país. Han sufrido el trauma de los frecuentes tiroteos en las escuelas, e incluso, aunque no los hayan vivido directamente, han tenido que realizar simulacros de situaciones de ataque en sus centros educativos. Así que quizá no sea tan sorprendente que estén menos interesados que las generaciones anteriores en intentar resolver los problemas del mundo cuando hay tantos en casa.

Un informe de Pew Research acerca de lo que piensan los jóvenes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania sobre cómo quieren que sus países se relacionen con el mundo, da algunas pistas comparativas de los jóvenes estadounidenses. En Estados Unidos, Reino Unido y Francia, los jóvenes de 18 a 29 años son los más optimistas sobre la posibilidad de que la acción internacional reduzca los efectos del cambio climático. Sin embargo, este mismo estudio revela que los adultos jóvenes en Estados Unidos prefieren que el país se centre en sus propios problemas nacionales más que en mostrarse activo en los asuntos globales.

Trump, que también es reacio a involucrarse con el resto del mundo, podría tener una ventana para llegar a estos votantes, pero su postura y la de su partido se sitúa aún con más firmeza detrás de Israel. Además, le aguardan más incertidumbres en lo que se refiere a los veredictos de los jurados de los múltiples juicios que tendrán lugar a principios del próximo año. 

Así pues, el tiempo está del lado de Biden, de 81 años. Pueden pasar muchas cosas en un año mientras nuestra atención se desvía hacia la próxima crisis. El encuestador demócrata Jeff Horwitt, de Hart Research Associates, cree que el Presidente puede recuperar a los votantes jóvenes, ya que “se trata de personas que tienen un historial probado de votar a Biden y a los demócratas”. 

Por último, está la realidad de que los demócratas nunca están tan contentos con sus presidentes como con sus candidatos. Biden fue un candidato más de “nuestra mejor apuesta para ganar a Trump” que de “estamos enamorados de él”. Incluso si la juventud llega a ver a Biden como la opción menos mala mientras se aclara el espectro de una segunda presidencia de Trump, eso no significa que vayan a acudir a votar en las cifras récord en las que lo hicieron en 2020.