
Las redes sociales son una gran oportunidad para prevenir, investigar y perseguir a los grupos criminales que trafican con migrantes, pero al mismo tiempo es imprescindible garantizar los derechos de las personas migrantes.
En abril de 2019, cientos de iraníes, afganos y paquistaníes trataron de cruzar de Albania y Turquía a Grecia siguiendo un bulo que alertaba de dos pasos fronterizos abiertos hacia la Unión Europea. La llamada “caravana de la esperanza”, inspirada en el éxodo de las caravanas migrantes de Centroamérica a Estados Unidos, terminó violentamente en el pueblo griego de Diavata donde fueron dispersados por una fuerte presencia policial y gases lacrimógenos. Detrás de esta acción policial había todo un entramado de investigadores de redes sociales.
La inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) es un instrumento esencial para la investigación policial y el estudio de los grupos criminales que trafican con migrantes. Las redes sociales son un punto de encuentro para migrantes, refugiados y contrabandistas. Un gran caladero de datos sobre servicios ofrecidos por traficantes o un foro para criticar y evaluar sus servicios. Una valiosa herramienta para investigar el comportamiento, las últimas rutas, fluctuación de precios o modus operandi de los grupos criminales. En un entorno confuso y opaco, en el que concurre un vínculo contractual entre los que buscan el paso irregular de una frontera internacional y aquellos que cobran por ello, los contrabandistas se venden con engaños y astucia, dan facilidades de pago e incluso ofrecen paquetes de viaje que incluyen alojamiento, transporte o documentación. Según la Unidad de Notificación de Contenidos de Internet de Europol (EU IRU en inglés) el uso de las redes sociales ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, al ser un sistema barato, seguro, rápido, de amplio impacto y visibilidad, que a su vez garantiza el anonimato. Algunas personas migrantes son traficadas irregularmente pensando incluso que lo hacen conforme a la ley, creyendo ponerse en manos de verdaderas ONG, abogados o agencias oficiales de países de destino. Otros pagan por desplazarse dentro de Europa en los llamados “movimientos secundarios” optando por la provisión de documentos fraudulentos en lugar del transporte.
El uso de las tecnologías e Internet en la delincuencia organizada trasnacional ha cambiado los patrones de actuación de las redes criminales, que se sirven de estas herramientas en cada etapa del proceso (identificación de víctimas potenciales y vulnerabilidades, proceso de coerción y control, publicidad y venta de sus servicios o incluso el blanqueo de sus ganancias). El contacto o reclutamiento suele comenzar en la web visible (indexada en buscadores habituales como Google o Bing) donde captan información sensible para ganar la confianza de las víctimas o potenciales clientes y controlarles (localización, rutina y hábitos, contactos, gustos, religión, etcétera).

Por parte de los migrantes, el uso de las tecnologías, según ...
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