
Las claves para entender las expectativas y los desafíos que enfrenta el nuevo presidente chileno, Gabriel Boric.
Con el objeto de promover la imagen de Chile en el exterior, hace años se acuñó el lema “Chile All Ways Surprising”. La estrategia de marca era necesaria para un país del que se ha dicho que es el que más acuerdos comerciales tiene suscritos en todo el mundo. En su momento, resultó controvertida porque algunos —al escribirla— ponían “allways” (siempre), llamando a un cierto equívoco. El juego de palabras no impide llegar a la misma idea: Chile no deja de sorprender luego de que en las urnas, el pasado 21 de diciembre, se lograra dar vuelco a un estado de ánimo que, hasta hace poco, era más bien sombrío.
La crisis pandémica, que terminó por mostrar la radicalidad de un experimento neoliberal donde el Estado, aunque con capacidad de gestión para vacunar exitosamente a su población, carece de bases mínimas de protección social, vino a sumarse a otra previa, de carácter político e institucional, desatada por el estallido social del 18 de Octubre. El malestar, expresado en las calles con una extraña combinación de marchas pacíficas con manifestaciones de violencia extrema, aunque se inscribe en la ola de protestas sociales que tuvo lugar en 2019 en América Latina, resultó particularmente llamativo por la comparación que el presidente en ejercicio, Sebastián Piñera, había hecho poco antes de Chile con un “oasis”.
Aunque se logró darle cauce a través de un proceso constituyente que se encuentra en curso y que permitiría tener una nueva carta fundamental el próximo año, el costo no ha sido menor. A las violaciones a los derechos humanos documentadas por organismos internacionales como resultado de la actuación policial frente a la protesta popular, se ha sumado posteriormente un estado de quiebre del orden público intermitente, pero sostenido, que alimentó el apoyo obtenido de 28% en primera vuelta por José Antonio Kast, el candidato de extrema derecha. Dos años después de aquel hito irrumpió en vastos sectores de la sociedad chilena una demanda por orden y seguridad alimentada, además, por el rechazo a la inmigración ilegal, concentrada en la zona norte, así como por el conflicto mapuche.
Batiendo récords
El indubitable triunfo en la segunda vuelta presidencial del abanderado de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, por 11 puntos de ventaja sobre el candidato del Partido Republicano debe ser considerado en su propio mérito, más allá de la trascendencia que tienen los arreglos institucionales que se dirimen en la Convención Constituyente. El nuevo líder de la izquierda chilena no solo gana el pulso generacional que se venía expresando en hitos como las movilizaciones estudiantiles de 2006 y de 2011 así como en el estallido social de 2019, sino que acumula tal nivel de récords que eclipsa las marcas de sus antecesores. Ricardo Lagos ...
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