Foto Ilustración Alipay, ciudad de Suqian, provincia de Jiangsu, China, 8 de julio de 2023. En la tarde anterior, se anunció que Alipay fue multada con 3.000 millones de yuanes por el Banco Central de China. (Costfoto/NurPhoto/Getty Images)

China puede seguir ganando influencia, no sólo en Asia, también en el Sur Global a través de su moneda.

¿Una nueva moneda de los BRICS o un yuan fuerte?

Sudáfrica asume la presidencia rotatoria de los BRICS con la vista puesta en impulsar la colaboración de África con el resto de miembros de la asociación, Brasil, Rusia, India y China, grandes actores clave del Sur Global. El lema de la sesión marca el “crecimiento mutuamente acelerado, el desarrollo sostenible y el multilateralismo inclusivo” como los grandes ejes, aunque el punto destacado de la agenda, y el que despierta más interés por la dimensión geopolítica de la propuesta, es la creación de una nueva moneda común para todo el grupo. 

La narrativa de la desdolarización va tomando dinamismo, y cobra más fuerza cuando tres de los cinco miembros de la asociación ya cooperan utilizando el yuan en sus transacciones internacionales. Mientras el acuerdo con Brasil es más reciente, el año que Rusia lleva realizando pagos en yuanes con China ya ha generado un importante efecto, duplicando la participación de la moneda china en la plataforma internacional de pagos SWIFT, pasando del 2% al 4,5% en sólo un año. Movimientos geopolíticos que generan nuevas dinámicas financieras, anunciando China que el yuan ha superado por primera vez al dólar en las transacciones transfronterizas en el mes de abril.

Mientras la propuesta de la agenda de los BRICS es utilizar otra moneda distinta a las nacionales, el peso del yuan tomaría aún más fuerza dentro de la asociación si tras la sesión en Sudáfrica el grupo considerase positivamente la petición de adhesión de Argentina, país que ya ha anunciado pagos en yuanes con China. Se trataría de una nueva incorporación al grupo, como así ya lo hiciera el propio país austral cuando ingresó en los BRIC en 2010, sumando la S al acrónimo del grupo.

La complejidad de adoptar una moneda común radica en la asimetría de poder económico y las diferentes dinámicas geopolíticas que conviven dentro de los BRICS. No obstante, aunque no hubiera avances en la creación de una moneda común, y se siguiera manteniendo la modalidad BRICS Pay ya existente, que permite pagos dentro del grupo sin necesidad de convertir la moneda local en dólares, la narrativa de la desdolarización crecería de ingresar Argentina. De materializarse, la consolidación del yuan no se produciría de forma aislada, sino con la fortaleza que supondría que seis miembros del G20 estuvieran impulsando la internacionalización del renminbi por el Sur Global. 

De los miembros BRICS, India es el único que no contemplaría la opción de fomentar la internacionalización del yuan, más cuando el país estaría beneficiándose del mecanismo de nearshoring que varias tecnológicas estadounidenses están abordando para reducir la dependencia de China en los próximos años. No obstante, los países de la asociación que reúne al 40% de la población mundial asistirán a la cumbre abiertos a valorar propuestas sobre una moneda común que les permita afrontar una geopolítica en transición compleja. De hecho, es más probable que otras iniciativas vayan tomando forma a medida que vaya reduciéndose el protagonismo del dólar en el orden económico actual. 

Ilustración. Un billete chino de 100 yuanes, sobre un billete de 1 dólar estadounidense y uno de 50 euros.(Fernando Gutiérrez-Juarez/dpa/Getty Images)

Las reservas en yuanes crecerán más rápido de lo esperado

Mientras el auge del uso del yuan en las relaciones transfronterizas comienza a expandirse por varios países, a nivel interno el gobierno chino sigue manteniendo un importante control sobre la cuenta de capitales, sin que existan indicios aparentes de permitir que el yuan fluctúe libremente. Un paso imprescindible para que el renminbi alcance el estatus de moneda de reserva indiscutible que sí dispone el dólar, representando el 58% de las reservas mundiales, mientras el yuan apenas alcanza el 2,7%, según el Fondo Monetario Internacional.

No obstante, el dólar ha ido perdiendo peso como divisa de reserva mundial en los últimos años, un movimiento que ha generado que el renminbi haya superado al dólar australiano y al dólar canadiense en su paulatina escalada, convirtiéndose en la cuarta moneda de reserva mundial por detrás del dólar, el euro, el yen japonés y la libra esterlina. La escalada de tipos de interés ha restado atractivo al dólar en los mercados financieros internacionales durante el año pasado, situación que se mantendrá todavía durante un tiempo prolongado mientras no se termine de doblegar la inflación. No obstante, es la necesidad de mitigar futuras repercusiones geopolíticas lo que está motivando un mayor incremento del renminbi como divisa de reserva.

En el caso de Rusia, las sanciones internacionales han impulsado la rápida transición del dólar al yuan. Pero el creciente número de países del Sur Global que están adoptando pagos transfronterizos en yuanes, como Arabia Saudí, Brasil, y cuya esfera geopolítica está más cercana a la diplomacia de China que de Estados Unidos, estaría generando una nueva dimensión de la influencia china. De esta forma, los acuerdos comerciales estarían promoviendo, asimismo, que los países que transaccionan en yuanes también aumenten sus reservas en esta divisa para asegurar futuros pagos. 

Este mayor protagonismo en los pagos transfronterizos podría impulsar el nivel de reservas en yuanes hasta representar entre el 10% y el 15% de las reservas mundiales en los próximos diez años, según Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates, el fondo de cobertura más grande del mundo. Un movimiento que, de producirse, supondría que el yuan superaría a la libra británica y al yen japonés, pasando a ocupar el tercer puesto entre las divisas de reservas mundiales. 

Yuan como elemento clave para desplegar influencia

La lista de países que mantienen surplus comercial con China no es muy extensa. Sin embargo, ante una geopolítica en transición acelerada, muchas de estas economías ya han avanzado en reforzar las relaciones bilaterales con el gigante asiático formalizando sus pagos transfronterizos en yuanes. Es el caso de Brasil, Rusia y Arabia Saudí, que figuran en la lista de economías con balanza comercial positiva con China en tercera, cuarta y octava posición, respectivamente, según la Administración General de Aduanas. Otros países como Australia, Corea del Sur y Japón, que también figuran en esta lista, tienen, sin embargo, un alineamiento geopolítico diferente que les aleja de la órbita de influencia del yuan. 

No obstante, este nuevo escenario de adopción del yuan por parte de Arabia Saudí, Brasil y Rusia puede tener un efecto transformador en el Sur Global, atrayendo a más países hacia la creación de un bloque comercial de pagos en yuanes que les permita reducir su vulnerabilidad ante repercusiones geopolíticas. De hecho, la posible acumulación de yuanes de este bloque en su comercio con China podría impulsarles a adoptar parte de sus pagos transfronterizos bilaterales también en yuanes. Evitarían así el paso a una moneda intermedia, normalmente el dólar, en un esquema similar al de las compras de gas ruso en yuanes que realiza Pakistán, tradicional aliado de Washington. 

Y es que, transformar la acumulación de yuanes en reservas es otra forma de desplegar influencia. De hecho, el Banco Popular de China anunciaba hace un año la creación de un mecanismo financiero, en colaboración con el Banco de Pagos Internacionales, al que se sumarán Chile, Hong Kong, Indonesia, Malasia y Singapur, aportando cada uno 15.000 millones de yuanes, unos 2.088 millones de euros. Se trata de desarrollar una reserva de yuanes, denominada Acuerdo de Liquidez Renminbi, con el que los países pueden acceder a liquidez adicional, retirar sus propios fondos almacenados en el Banco de Pagos Internacionales, o bien acceder a una nueva ventana de liquidez garantizada. Un proyecto financiero impulsado por China en yuanes, pero que podría servir de referencia para la creación de la moneda común que buscan desarrollar los BRICS.

De esta forma, no sólo en el ámbito comercial, sino también en el financiero, China comienza a replicar la influencia política desplegada por Estados Unidos con el dólar, consiguiendo además acercar hacia su esfera de influencia a dos de los principales proveedores de materias primas críticas en la transición energética. Chile es el segundo productor de litio del mundo, mientras Indonesia es el mayor proveedor global de níquel. Además, con este último país China renovaba el año pasado el acuerdo de intercambio de divisas que mantenían para efectuar pagos en sus monedas locales, impulsado principalmente por los proyectos de infraestructuras bajo el esquema de la nueva Ruta de la Seda y con los que el 10% del comercio entre ambos países ya se realiza en yuanes.

Una vía de alta velocidad empleada para elevar mercancías en un patio de contenedores en Qingdao, Zona Piloto de Libre Comercio de Shandong. (CFOTO/Future Publishing/Getty Images)

Qué hace atractivo al yuan

Las diez subidas consecutivas de los tipos de interés en Estados Unidos para hacer frente a la inflación, y la reciente crisis de deuda que ha tenido dividido a Washington, se suman a una coyuntura internacional en la que las sanciones internacionales a Rusia han hecho crecer la sensibilidad entre varios países del Sur Global del efecto que supone una elevada dependencia del dólar ante determinadas situaciones geopolíticas.

Por su parte, Pekín seguirá potenciando el uso del yuan en sus acuerdos bilaterales, al ser el socio comercial de más de 120 países, incrementando así la internacionalización del renminbi y aprovechando además que dispone de un sistema de pagos transfronterizos propio denominado CIPS (Cross-Border Interbank Payment System), en donde hasta el 20% de los pagos no utilizan la plataforma de mensajes SWIFT, según los analistas del banco australiano ANZ, lo que supone menor dependencia del sistema estadounidense.

El Sureste Asiático es, además, una de las regiones donde más ha crecido la influencia de China a expensas del protagonismo que ha ido perdiendo Estados Unidos en la región. Con la vista puesta en los últimos cinco años, el panel que compara diferentes indicadores en cuatro categorías, relaciones económicas, redes de defensa, influencia diplomática e influencia cultural, y que elabora el think tank Lowy Institute, refleja el ascenso de la influencia de China en el Sureste Asiático. Principalmente impulsado por los ejes de relaciones económicas y relaciones diplomáticas, China ha aumentado en dos puntos su influencia en la región hasta los 54 puntos durante el último lustro, en un análisis de base 100, mientras Estados Unidos cae hasta los 46 puntos.

Y es que, en lo que a relaciones comerciales se refiere, la economía digital desplegada por las empresas chinas en su expansión de la Ruta de la Seda Digital por Asia ha promovido la amplia utilización del yuan entre los miembros de la Asociación Económica Integral Regional, conocida en inglés como RCEP, el mayor acuerdo de libre comercio del mundo al que pertenecen los diez países ASEAN junto a Australia, China, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda. Las plataformas de pago Alipay y WeChat Pay son, asimismo, una modalidad extendida en la región para los pagos digitales, que potencia la economía digital de China, además de fomentar el uso del yuan en la región. 

Internacionalización del renminbi, pero con cautela

El protagonismo del renminbi en los mercados financieros internacionales no está alineado con la dimensión del gigante asiático como segunda economía mundial. La dualidad de objetivos de China en el sistema financiero mundial propicia que Pekín siga manteniendo la centralidad con el dólar, posee el mayor número de reservas mundiales, más de 3,2 billones de dólares a finales de abril de 2023, mientras impulsa a la vez la internacionalización del renminbi, pero con cautela.

El yuan está sujeto a un tipo de cambio que limita que la moneda fluctúe libremente, reduciendo las posibilidades de que sea una moneda de reserva fuerte y que se acelere la desdolarización, lo que, por el contrario, genera una mayor seguridad financiera para Pekín. Y es que, los mercados de capitales no están muy desarrollados en China, y evitar la alta propensión de fuga de capitales ha sido la gran preocupación para mantener el control interno del yuan. 

Sin embargo, a medida que nuevos países acuerdan comerciar en yuanes, y crece la internacionalización del renminbi, China podría ir incorporando mecanismos para modificar el control del capital, aunque no pasaría a competir con Estados Unidos en ser la moneda de reserva preeminente por la vulnerabilidad que supone ante cambios en los flujos mundiales de capitales. 

Incorporar el yuan en el juego de poder de la geopolítica global le permite a Pekín tener un nuevo elemento para seguir ampliando la esfera de influencia, y ya no sólo en Asia, sino en todo el Sur Global, debilitando el dominio del dólar a nivel mundial. La conformación de bloques comerciales que adopten el yuan como moneda de pagos intrabloque, y el incremento de reservas en yuanes, podrían marcar importantes avances en la adopción del renminbi a nivel global. Cambios que generarán nuevos movimientos en el tablero geopolítico por la influencia que supone que China domine a través del renminbi bloques comerciales y medios alternativos de financiación a los que proporciona el FMI y el Banco Mundial.